Anoche Carlos y Marta perdían su opción a ganar el maletín abandonando la casa como los finalistas con menos apoyo del público. Una pareja totalmente desproporcionada que dejaba un sabor agridulce con toques de injusticia.
Injusto porque me resulta totalmente incomprensible que ambos concursantes hayan acumulado un tanto por ciento de votos similar. Dulce porque por fin nos hemos quitado de encima al mueble de Carlos que sólo salía de su letargo para abrir la boca, soltar la primera tontería que se le pasase por la cabeza y producir un profundo rechazo contra el que tenía que luchar para no desconectarme del 24 horas. Y amargo porque, sin duda alguna, anoche salió de la casa una de las mejores concursantes que han pasado por esta edición.
Y es que, caiga mejor o peor, Marta ha generado broncas y videos divertidos a tutiplén. Ha creado fuertes amistades y enemistades. Ha reído y llorado sin ningún pudor y se ha entregado al reality con total entusiasmo. Por su parte, Carlos es Carlos. Sobran las palabras al igual que sobraba él en esa casa desde hacía muchísimo tiempo.
Mientras la entrevista de Carlos se reducía a unos cuantos minutos en los que no conseguía dar pie con bola demostrando que su perro Ito posee mayor dominio de la palabra que él, Marta se convertía en la protagonista indiscutible del plató, sabiendo torear con destreza y chulería a los reventados que esperaban su llegada para conseguir el minuto de protagonismo que tanto ansían.
Y es que, Raquel parece haber perdido fuelle tras su ruptura con Suso, pero Amanda cada día parece ir a peor. No hay gala en la que Mercedes Milá no tenga que llamarle la atención. Y ahora, de repente y sin ton ni son, echa por tierra a cualquiera de sus compañeros con tal de vender a Aritz como el perfecto ganador. Curioso cambio de opinión que habrá dejado a Han descolocado por completo.
Esta chica tuvo que creerse la peor pesadilla de Ylenia y que a su salida del concurso como flamante ganadora todos los adolescente de nuestros país y de parte del extranjero repetirían sin cesar y sin lógica ninguna las palabras risa y ansiedad. Y nada más lejos de la realidad.
Así, a tan sólo dos semanas de la final de la edición, Sofía, Han, Aritz y Niedziela son los únicos habitantes que permanecen en la casa aunque, en los próximos días recibirán la visita de alguno de sus ex compañeros con los que tienen asuntos pendientes. Sólo queda saber si esto se producirá al estilo Gran Hermano 14 con aquellas conversaciones uno a uno como la de Sonia Walls con Igor o si, en cambio, se llevará a cabo un juicio similar como el de Belén Estaban en Gran Hermano VIP.
Sofía tendría varios candidatos tales como Suso, Raquel o Ricky. Aritz podría reencontrarse con Ricky y Han con Amanda o Quique.
Pero, al imaginarme cualquiera de esos escenarios, sólo uno de los finalistas no consigue encajar. Y esa es Niedziela.
¿Qué tipo de enfrentamiento puede llegar a tener con alguno de sus ex compañeros si en tres meses de convivencia no ha conseguido meterse en el barro?
No dudo ni por un momento que Niedziela sea una buena chica pero, ¿buena concursante? ¿Cómo se sostendría un Gran Hermano con 16 concursantes como ella?
En mi opinión, en lo único que ha destacado sobre el resto ha sido por su excesiva confianza en sí misma tras romper varios tímpanos con sus penosas interpretaciones. Da igual lo que cante, la melodía parece ser siempre la misma, o quizá sea el efecto que produce tener la asombrosa capacidad de soltar 20 gallos por segundo.
Pero, a excepción de su error al encasillarse a sí misma de manera errónea entre las opciones `Tamara la buena o Tamara la mala´ Niedziela no ha sido más que la amiga de Marta o la chica por la que Vera bebía los vientos. Por lo que, lo tengo claro, la artista de circo me resulta totalmente prescindible en esta final, mientras que Marta nos habría garantizado grandes momentos hasta el último minuto.
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