Atrás quedaron las ediciones de Supervivientes en las que los concursantes se ganaban su liderazgo o apoyo en el concurso más duro de la televisión a base de trabajo y de capacidad de convivencia. Pero si hay algo para lo que se están esforzando los supervivientes que actualmente habitan las playas de Honduras es para que esta edición haya dado una vuelta de tuerca a todas las ideas preconcebidas que teníamos desde el minuto cero.
De Anabel Pantoja esperábamos que dejara el listón algo más alto de lo que hizo o, mejor dicho, dejó de hacer su primo Kiko Rivera en la anterior edición. Pero nada, sus esfuerzos fueron justo en sentido contrario, y si creíamos que Paquirrín había sido un flojo por abandonar la isla sin haberse valido por sí mismo, la sobrinísima se encargó de hacer “el primo”, llorando sin parar, pidiendo su expulsión y pasando los días tirada en la arena viendo pasar las horas de programa sin pena ni gloria. Una estafa en toda regla que no ha hecho más que reafirmar la opinión que tenía sobre esta chica…
Nacho Montes es otro que tal baila, sus aires de aristócrata y su físico no jugaban a su favor, pero nada hacía presagiar que el estilista decidiría pasar las horas muertas sin cambiar su posición de apoltronamiento en la playa, regalándonos únicamente algún que otro video sobre las perlas que suelta por la boca, creyéndose siempre con la verdad en su mano, demostrando que la cobardía va grabada a fuego en su piel, y criticando a sus compañeros como si estuviera en el corrillo de Mª Teresa Campos y la historia no fuera con él.
La hermana de Ronaldo se definía como una luchadora nata que daría todo en la isla, pero a excepción de las pruebas físicas de recompensa y de líder, ¿qué más ha hecho? Vagar en la playa con su grupito esperando a que los demás le trajeran algo que llevarse a la boca y recordarnos que ella pertenece a otra estirpe. La prepotencia personificada con unos tintes de maldad intrínseca que han conseguido que sus logros en las competiciones contra el resto de sus compañeros me importen bien poco, porque lo que me transmite en conjunto me dan ganas de salir corriendo en dirección contraria.
Y como reinona de esta pandilla de concursantes que creen que tienen todo ganado en su vida por sus trabajos o sus familias, tenemos a Bibiana Fernández que hace buenos méritos para creerse merecedora del título de la diva de Honduras.
No hizo la cabaña, no pesca, no busca comida, ¡no se mueve! Para lo único que sirve la colaboradora en Supervivientes es para dictar sentencia y emitir juicios de valor valiéndose de su edad como acción y reacción de sus actos y opiniones.
Hay que entender que la pobre Bibi tiene ya una edad y no posee la fortaleza física de sus otros compañeros. Pero, ¿y Rosa Benito? ¡Qué sólo se llevan un año! Y hay que recordar que mi compañera se esforzó por colaborar en la medida de sus posibilidades, dejando la imagen que está dando Bibi a la altura del betún.
Pero aun así Bibiana se cree la líder de la manada de zánganos de colmena que se arremolinan a su alrededor y nos sorprende con actuaciones como la de anoche, en la que no le temblaba el pulso al echar una bronca de impresión a Yong, al considerar que había sido demasiado generoso durante el trato que llevó a cabo con Chiqui en representación de los ahora habitantes de Cayo Paloma.
Para Bibi, cambiar unas brasas de fuego por unas gafas de buceo y tres cocos fue una estafa porque esas gafas no son de marca y para tomar el sol. ¡De traca! ¿Se puede tener menos vergüenza? Claro, como ella no tiene ni la más mínima intención de ayudar a conseguir alimentos, pues se la trae al fresco.
Pero lo que debería plantearse es que si Yong Li, Rafa Lomana y Leo dejaran de actuar como perritos falderos consiguiendo comida para aquellos que creen que las dosis de popularidad son convalidadas por galones de autoridad en la isla, ¿de qué le serviría tener fuego? ¡Para calentarse el trasero y poco más!
Así no es de extrañar que Leo haya decidido utilizar como estrategia la información que Bibiana le facilitó sobre Rafa Lomana antes de que comenzara el concurso y haya pensado que sale mucho más rentable unirse al lado oscuro que permanecer del lado de los que trabajan.
Porque Lomana me cae fatal, pero que comentara que deberían votar a la única persona que no conocían y con la que menos afinidad tenían es más viejo que el hilo negro. Si lo único que puede echar en cara Leo a Lomana durante estas semanas de convivencia es eso, y decide dar mayor valor a esa opinión preconcebida que a las pullas que Bibiana y el resto de sus súbditos le han regalado durante toda su estancia en Honduras, está claro que esta chica tiene mayor interés en permanecer en la isla como “amiga de” que por sus propios méritos.
Aunque con la reciente aparición en escena de Carolina Sobe, quizá los grupos ya formados se tambaleen de manera alarmantes. Por el momento la concursante de Gh11 permanece en tierra de nadie, criticando a unos y a otros según su conveniencia.
Apoya a los vagos en las críticas hacia Yong pero, a su vez, carga duramente contra los señorit@s de la isla por no hacer más que tomar el sol mientras que ella no para de hacer todo tipo de tareas. Una estrategia que durará poco porque es bien sabido que en los realities no hay opción, tienes que posicionarte o prepararte la maleta para volver a tu casa.
Mientras, los antiguos habitantes de Playa Bonita se adaptan a las condiciones de Cayo Cochinos, una playa en la que los VIPs no veían salida, pero que para sus nuevos residentes se ha convertido en un auténtico paraíso aprovechando al máximo las posibilidades de encontrar comida.
Abraham se recupera de su bajón tras hablar con su padre, Chiqui permanece igual de redonda para asombro de todos, Suhaila sigue con sus brotes, Diego Matamoros tan prudente como siempre, Aran Aznar continua sorprendiéndonos con su capacidad para realizar todo tipo de trabajos, y Vivi Figueredo se limita a perfilarse como una pobre víctima incomprendida por todos tras haberse destapado una de las trolas que soltó a sus compañeros, con las que intentaba dárselas de mujer fatal y tachar a Pascual como uno más de los hombres que van cayendo a su paso.
Pascual, por su parte, tras abandonar el concurso consiguió por fin lo que tanto deseaba, retomando el contacto perdido con su familia y asegurando que no se arrepentía de la decisión tomada en ningún momento.
Y, como relevo a una de las tantísimas bajas que se han producido hasta ahora, Tony, novio de Oriana finalmente ayer realizaba su salto desde el helicóptero para entrar de lleno en el juego. Esperemos que el chico dé para algo más que para admirarse a sí mismo, porque con su video de presentación dieron ganas de expulsarle sin ni siquiera haber pisado Supervivientes…
En resumen, una edición en la que nada está resultando ser lo que parecía en un principio.
Para cualquier información de interés sobre los temas que tratamos, podéis dirigiros al siguiente correo: info@kikohernandez.es o visitar mi página web www.kikohernandez.es