Desde que recibimos la noticia , hace tan sólo unos minutos, no hemos podido dejar de hablar de ella. En este momento sigue siendo un misterio: la desaparición de millón y medio de euros del convento de monjas de clausura Santa Lucía en Zaragoza. Dedicadas a la restauración de viejos libros y pergaminos ,las monjitas han sabido hacer una hucha que en este caso no tenía forma de cerdito, sino de bolsas de plástico, a lo “Malaya” y en billetes de quinientos euros.
Aún no sabemos que buenas obras iban a hacer las monjitas ajenas a la crisis financiera, a los abusos de los bancos y a la crisis que enloquece a más de un veinte por ciento de la población .
Alguien sabedor de la fortuna que se ocultaba en el cenobio ha acabado con la pasta y con el secreto que tan cuidadosamente tenían guardado hasta ahora. Acabo de leer “Los crímenes del monasterio”, de Antonio Gómez Rufo, una amenísima novela que mezcla muchos géneros, el histórico, la intriga y otros, que retrata la vida de un convento del siglo XIII en el que se sucedían atrocidades que una Sherlock Holmes con hábitos acaba descubriendo. Los tiempos cambian y los intereses de las hijas de Dios también . En nuestros días todo acaba pasando por la economía, que devora nuestra vida presente y mancilla nuestra alma.
Quedamos a la espera de buenas nuevas; mientras tanto, mirando al más allá, constatamos las debilidades con clausura o sin ella, del más acá.