El Periódico de Barcelona colocó en primera página un escándalo sonrojante que pone en cuestión el verdadero papel de la Comunidad internacional: cuarenta y tres millones de refugiados en el mundo, el equivalente a la población española que huye del hambre, las guerras, la violencia…desorientados, sin derechos, víctimas inocentes de situaciones seguramente evitables si no fuera por gobiernos corruptos y enfrentamientos de los que nunca sacan réditos los más desfavorecidos.
El titular aparecía el día en que España decidía seguir con la misión en Libia que, según los informes que se expusieron en el Congreso, estaban salvando vidas. Faltan elementos comparativos, pero horas antes se hablaba de los “errores·” amigos que habían vuelto a costar vidas. Tampoco tenemos respuesta a las preguntas sobre los distintos raseros empleados, con lo que pasa en Siria ,por ejemplo, parte de cuya población ha pasado a engrosar la terrible cifra con miles de personas en la frontera de Turquía.
Es verdad que focalizamos la información sobre el conflicto y que en el mundo hay zonas templadas, pero cuando los dictadores son los mercados, cuando la política es zarandeada por ellos como si sólo hubiera un camino a seguir, cuando ves tanto inocente desconcertado por los horrores que tan injustamente les ha tocado sufrir, entra el desasosiego de pensar si no estaremos poniendo el acento y la atención en los puntos adecuados.