“Los militantes me quieren” afirmó Alfredo Pérez Rubalcaba defendiéndose de quienes le señalaban con el dedazo de estas peculiares primarias. Una afirmación de un populismo inquietante, impropio de alguien tan agudo e inteligente. Un recurso desesperado del que aún no tiene la legitimación de los votos, que es lo único que vale en política. Bien está que note el calor de los suyos, pero no que lo utilice como argumento político.
Estamos acostumbrados a sus ironías , a sus eficaces puestas en escena con la prensa, a una cierta capacidad de seducción, pero ahora como candidato tendrá que demostrar cintura con el adversario . Descalificar inútilmente no da réditos a nadie, porque la situación aconseja ir al grano y el personal ya no aguanta juegos florales. Preguntado por Carles Francino en la SER le por alguna virtud de Mariano Rajoy él respondió que su memoria para el deporte… Evidentemente es algo irónico pero no es necesario descalificar al contrario. Zapatero, con todos los defectos que ahora se le suman como a todo perdedor, el PP le reconoce educación y Rajoy admite en privado un “feeling” que ha sido muy útil para algunos temas delicados que no han trascendido. Al PSOE se le han complicado extraordinariamente las cosas y, por los gestos, sabremos cómo de firme es el camino emprendido.