En los pasillos de Telecinco no suelo expresar admiración por nadie, nunca saludo efusivamente o muestro especial admiración por ningún presentador@ o colaborador@, a veces peco de "seca" pero me da muchísima vergüenza si alguien se está maquillando, peinando o en alguna sala hablando con los compañeros acercarme y resultar una "petarda"... he pasado por 3 reallities y sé de lo que hablo, desde compañeros que piden fotos, dar abrazos innecesarios, hasta quitarle la pegatina del zapato a una presentadora! He visto ya de todo y sinceramente prefiero pasar desapercibida...
Siempre he admirado a Bibiana Fernández, su manera de expresarse, cómo le saca la gracia a todo lo que cuenta, lo "bonito" que habla el andaluz, altísima, siempre con taconazo, por muy sencillo que sea el vestido que lleve resulta espectacular, no sé si la palabra es "glamour", yo lo llamaría "ángel". Independientemente de lo que lleve puesto está en sus gestos, en el caminar, está en la mirada, en cómo cruza las piernas al sentarse, con ello se nace.
Así que la semana pasada fuí al teatro a verla en "La Gran Depresión", una obra en la que actúa con Loles León y de la que podremos disfrutar en principio hasta septiembre.
Evidentemente no os voy a destripar el argumento pero a grandes rasgos trata de 2 mujeres, una guapa y estilosa a la que un tal Víctor acaba de dejar, sumida en una profunda depresión llama a una amiga que hace años que no ve para que la consuele, una amiga que no es tan exquisita ni exuberante como ella pero que parece tener una vida plena, un trabajo, un marido...
Esta comedia nos hace recapacitar sobre la hipocresía de la sociedad, todos nos esforzamos en demostrar lo bien que nos va todo, los que no pueden aparentar con su físico alardean de la plenitud de su felicidad.
Viajamos para encontrar la felicidad alejándonos de la rutina pero cuando volvemos al día a día volvemos a entristecer, somos infieles a nuestras parejas esperando ese bienestar que da el saltarse las normas apartándonos de la monotonía del matrimonio, compramos prendas caras para sentirnos en una posición social que nos satisfaga, nos sometemos a liposucciones, liftings, aumentos de pecho... pero frente al espejo, a solas sabemos la edad que tenemos, la talla con la que hemos nacido, que los llantos y las risas nos van curtiendo no sólo de experiencias sino también de líneas de expresión, canas, kilos...
En las redes sociales los titulares siempre son "estoy feliz", "me voy de fiesta", "de tapas",etc... ¿qué pasa nadie tiene nunca un mal día? ¿nunca habéis pasado una tarde "viendo la televisión y pensando en las musarañas"? ¿acaso la felicidad comienza alardeando de ella? ¿estamos tan preocupados en demostrar lo afortunados que somos que nos incapacita llegar a ella?.
Espero que mi humilde reflexión os haya gustado aun viniendo de una "imperfecta casi feliz".
Gracias por el millón de comentarios y por mucho más. Besos!