Ámsterdam
La ciudad es muy pequeñita, pasear por la calle es incómodo porque hace mucho frío y cuando llueve las gotitas te salpican la cara por el viento, así que no puedes usar paraguas porque acaba siendo una lucha con él en plan a ver quien puede más.
Todos los edificios tienen grandes ventanales, parece que todos son importantes, de éstos bien conservados que transmiten antigüedad, lo que probablemente suponga una gran historia impregnando sus paredes.
Te vas encontrando canales a cada instante que le dan un aire romántico a la ciudad, me monté con mis amigas en un barquito que recorre el canal principal e iban explicando la historia de los edificios más emblemáticos, aunque bastante por encimilla...si digo la verdad era mucho más interesante la conversación con mis amigas, así que escuchábamos la frasecita en español y mirábamos para el lado que señalaba el guía sin darle gran importancia al resto.
Las reinas del asfalto son las bicicletas, bueno del asfalto, de los carriles-bici, de las aceras y de todo! siempre nos colocábamos donde no debíamos y sonaba el ring-ring que en mi tierra sería un "quítate de en mediooo!", vamos que me sentía tan cateta como al principio en Madrid cuando me ponía en las escaleras mecánicas donde me parecía, ya he aprendido que es a la derecha...o...no?!
Me impresionaba ver a los señores de cincuenta y tantos años con sus trajes de chaqueta, maletines y abrigos largos color gris yendo al trabajo en bicicleta como lo hacen aquí los chiquillos de 10 años, ya que practicarlo en la ciudad es prácticamente un suicidio y con esa edad y ese atuendo lo normal sería desplazarse en BMW!
No concibo la vida sin luz, sin sol, así que era muy triste que sobre las 5 de la tarde ya fuese noche cerrada, pero de todas formas aprovechábamos el día hasta la una de la madrugada o así, eso allí es un desfase teniendo en cuenta que las discotecas como muchísimo cierran a las 4.
Los chicos eran altos y rubios, pero nada, demasiado...perfectos para mi gusto, aunque he de reconocer que la gente tiene mucha clase y saber estar , llama la atención lo correctos que son y lo limpias que están las calles , lo que se traduce en personas educadas.
El Barrio Rojo no nos impresionó tanto porque ya lo habíamos visto por televisión, las prostitutas están en los escaparates como si fuesen gogós, en ropa interior, y cuando entra un cliente en la "tienda" cierran una cortina roja mientras los amigos del susodicho esperan en la puerta entre risas, con esto tendría para otro post pero mis rayadas de moralidad me las dejo para otro día.
Siento que mi post sea tan...sobrio, pero por problemas de salud de una de mis amigas el último día, el viaje no me ha dejado el buen sabor que me hubiese gustado.
Un besito muy fuerte a mis compis de viaje y por supuesto para todo mi blog!!