Llevo muchos días sin escribir… Suceden tantas cosas a mi alrededor, estoy inmersa en un clima de incertidumbre y preocupación por los acontecimientos que están ocurriendo en nuestro país, y no puedo evitar tener la sensación de asistir a una batalla de egos, cada vez más poderosos, que me temo no nos llevará a ninguna parte…
Pero lo que me ha destrozado el alma ha sido lo ocurrido en Galicia y Asturias. El fuego ha devorado todo a su paso: casas, recuerdos de toda una vida, árboles, animales… Y lo más doloroso y lamentable, las vidas humanas que se ha llevado consigo, dejando dolor y rabia en nuestros corazones. Aún hoy, cuando escribo estas líneas, siento un desgarro en el alma y las lágrimas anegan mis ojos… Son lágrimas abrasadoras, como el fuego que ha devorado esas tierras, lágrimas de esas que solo afloran cuando el dolor es intenso, profundo, desolador, lágrimas como las que derramé cuando perdí a mi madre…
Y hoy me he decidido a escribir porque se celebra en India la fiesta de la luz, Diwali, una de las fiestas más ansiadas, que conmemora la victoria simbólica del bien sobre el mal y que marca el inicio del calendario hindú. La gente estrena ropa, decoran sus casas, los fuegos artificiales se adueñan del cielo, las luces brillantes inundan las ciudades por la noche… Y yo me he querido sumar a esta fiesta encendiendo unas velas con la intención de aportar algo de luz a este caos, a este mundo de tinieblas que nos está tocando vivir.
El día 22, el Sol ingresa en el signo de Escorpio, iniciándose un tiempo fantástico para los cambios y la renovación. Ahora es el momento de dejar atrás todo aquello que no nos satisface, todo aquello que frena nuestro avance y no nos permite seguir la dirección que nos hemos marcado. Muchas felicidades a todos los Escorpio. Disfrutad de vuestro periodo mágico.
Y no quiero finalizar estas líneas sin adelantaros el mágico acontecimiento que tendrá lugar en pocos días: la noche de Halloween, una noche misteriosa en la que se dice que el espíritu de los muertos visita a los vivos, una noche en la que se mueven unas energías potentes y dominantes que debemos aprovechar para hacer algún ritual. Las castañas, que cobran un especial simbolismo en esta noche de Halloween, nos protegen de la negatividad y nos aportan vigor y fuerza durante todo el año. Esa noche debemos colocar en un plato castañas, una por cada miembro de la familia, y dibujar en cada una de ellas (con un rotulador o pintura blanca) la inicial de la persona a la que le vamos a regalar la castaña. Las dejamos durante toda la noche cubiertas con hojas de laurel y unas vainas de canela, y se convertirán en potentes amuletos que nos protegerán y nos darán suerte durante todo el año.
Aprovechemos esta mágica noche para disfrazarnos, llenarnos de buenas energía y divertirnos…
¡Feliz semana!