En pocos días comienza el otoño, un otoño atípico, extraño, y no puedo evitar tener la sensación de que voy a iniciar esta bella estación casi sin haber vivido la primavera y el verano. Por ello, el día 22, cuando el Sol ingrese en el seductor signo de Libra y dé comienzo el otoño, voy a llenarme de expectativas, de ilusiones, de esperanzas, repitiéndome a mí misma cada día que el otoño es un momento de cambio, de renacer, de equilibrio… Y veré las hojas secas que caen de los árboles como una invitación de la naturaleza a desprendernos de lo caduco y a prepararnos para las nuevas oportunidades.
Este otoño, como decía, es extraño, igual de extraños que vienen siendo los días desde que la noticia del virus estalló y condicionó toda nuestra existencia… Y el miedo flota en el ambiente. El miedo de los padres a llevar a sus hijos al colegio, el miedo a perder nuestro trabajo o a no encontrarlo si lo buscamos, el miedo al sufrimiento y a la pérdida de nuestros mayores, por los que yo siento un cariño especial por toda esa sabiduría y ternura que encierran, y a los que tan injustamente está tratando la vida en esta recta final de su camino, solos y temerosos…
El miedo pesa, pesa mucho. De niña pude comprobarlo y aquella fue una experiencia que siempre evoco cuando me atenaza el temor... Mi padre me compró un flotador de corcho y mi madre, que tenía mucho miedo a que me pasara algo, nunca me dejaba bañarme sin él. Pero el día que fui por primera vez al mar, aferrada a la mano de una amiga, me metí en el agua sin flotador, temblando de miedo, eso sí, pero resuelta a vencer mis temores… Pronto el “milagro” ocurrió y me vi flotando, libre del temor a hundirme, con una sensación maravillosa. Entonces no fui consciente de la gran lección que me estaba dando la vida, fue años después cuando supe entender que el miedo pesa, que no te deja flotar, que te aprisiona entre sus garras y que hay que plantarle cara para zafarse de él… Con los años, he aprendido a hacerme amiga del miedo y, aunque lo experimento en muchas ocasiones y me asusta, sigo caminando, sin permitir que me paralice. Siempre me digo a mí misma: “recuerda que tú eres más fuerte que tus miedos”.
Veamos cómo les va a ir a cada uno de los signos del zodiaco en este comienzo del otoño:
ARIES. Comienzas el otoño con Marte retrógrado en tu signo, y tu vitalidad puede estar mermada, pero sabrás enfrentarte a la vida con esperanza y muchas ilusiones por cumplir.
TAURO. Con los buenos aspectos de Júpiter, este otoño tiene un matiz afortunado. No te dejes intimidar por lo nuevo y sal de tu zona de confort.
GÉMINIS. Tu mente, ya de por sí brillante, está muy potenciada y vas a afrontar los retos que surjan con decisiones certeras y mucha inteligencia.
CÁNCER. Aunque algún desencuentro o discusión puede agitar tu vida, sabrás mantener la calma para que tus ilusiones no se desvanezcan. Disfruta de las pequeñas cosas.
LEO. Con el planeta Venus transitando por tu signo, el amor está muy favorecido y tú disfrutarás de un magnetismo especial que te hará muy atractivo.
VIRGO. La energía del Sol en tu signo hasta el día 22 de septiembre te ayuda a centrarte y a evitar las situaciones ambiguas que tanto te desconciertan.
LIBRA. Felicidades. El día 22 el Sol ingresa en tu signo y tiene lugar el equinoccio de otoño. Te sentirás optimista y es el momento de dejar atrás esos temores que no te dejan avanzar.
ESCORPIO. La vida sentimental puede discurrir por senderos algo tormentosos, pero tan pasionales e intensos como tú necesitas…
SAGITARIO. Aunque pueden surgir inconvenientes para realizar tus planes, tu optimismo te mantendrá a flote y sabrás qué hacer para sortear los obstáculos.
CAPRICORNIO. Saturno sigue en tu signo y su energía va a ser una valiosa ayuda para que transformes algo doloroso en una experiencia positiva.
ACUARIO. Vas a vivir momentos muy especiales y positivos con la llegada del otoño. Permanece muy atento a las oportunidades y aprovéchalas todas.
PISCIS. Con el inicio del otoño, tendrás una energía interior inmensa que te va a ayudar a superar los sinsabores y decepciones que has podido sufrir.
¡Feliz semana!