Salvo algunos afortunados que han dejado sus vacaciones para septiembre y todavía no las han disfrutado, la mayoría estamos de vuelta a la rutina. Este es el mes de la puesta a punto después de las vacaciones, y lo primero que debemos observar, sobre todo si las hemos pasado en la playa, es nuestra piel, ya que es muy probable que se haya visto afectada por una elevada exposición al sol y hayan aparecido manchas en ella. Por eso, para poder daros una información útil acerca de este tema, he hablado con el doctor Gabriel Serrano, experto en dermatología con 37 años de experiencia.
En primer lugar es necesario diferenciar entre las diferentes manchas que podemos tener. Cuando las manchas son rojas se llaman melasma o cloasma, y suelen estar ligadas a un desajuste hormonal. Es cierto que pueden incrementarse por el sol y que hay que protegerlas bien para que acaben desapareciendo, pero las que realmente están producidas por la exposición a la luz solar son las manchas marrones y las blancas y, entre ellas, hay diferencias importantes tanto en su prevención como en el tratamiento de las mismas.
Las marrones, que son muy comunes, se pueden dar tanto por el sol como por la edad. Aparecen en aquellas áreas expuestas a la luz solar de forma continua, como la cara, las manos, el cuello y el escote. Realmente la mejor manera de luchar contra ellas es prevenirlas con una fotoprotección adecuada pero, si ya las tenemos, hay otras opciones que pueden ayudar, como las cremas de efecto blanqueante, que las aclaran, y otros tratamientos médicos como el láser o el nitrógeno líquido.
Por su parte, las marcas blancas en la piel aparecen porque la zona se ha deshidratado debido a la exposición al sol y al calor, y suelen darse sobre todo en brazos y piernas. Son muy comunes después del verano, y normalmente solemos confundirlas con hongos, pero realmente son eso, un síntoma de deshidratación de la piel. Lo mejor en este caso también es prevenirlas dando a nuestra piel un extra de hidratación durante el verano. Podemos hacerlo de manera externa, con el uso de cremas hidratantes ricas en ácido hialurónico y colágeno, así como de manera interna tomando suplementos de ácido hialurónico.
Para tratar las manchas, sobre todo las blancas, las cremas y mascarillas con una concentración de ácido glicólico de aproximadamente de entre el 10 y el 20% tienen un gran poder hidratante. Eso sí, es un producto con el que hay que tener cuidado en pieles sensibles, así que es mejor probarlo siempre antes en una zona pequeña de la piel.
Por otro lado, en el caso de las manchas por pigmentación y marcas hormonales, como las producidas durante los embarazos o menopausia, os aconsejo también cremas ricas en Retinol, que además de actuar contra la hiperpigmentación favorece la síntesis de colágeno de nuestra piel, por lo que ayudará a mantener la hidratación y, con ello la tersura de la misma.