Hoy quiero hablaros de un problema que tienen muchas personas y que, por falta de conocimiento o de un diagnóstico temprano, puede llegar a complicarse tanto que necesite cirugía para solucionarse. Me refiero a los problemas derivados del suelo pélvico y sus consecuencias. Para ello, he hablado con Montesclaros Allende, fisioterapeuta especializada en uroginecología y obstetricia que ofrece asistencia a domicilio a través de su empresa MC Fisiowellness. “La sociedad le da poca importancia a esta zona porque no estamos del todo familiarizados con que sea tan importante tratarla”, explica. De hecho, los músculos del suelo pélvico se empiezan a trabajar sobre todo en mujeres, “pero también es necesario hacerlo en hombres y niños”.
Según explica Montesclaros, la fisionomía de la mujer es más compleja ya que en esta zona hallamos el sistema reproductivo junto a una uretra más corta, y son estructuras que están suspendidas, por lo que la gravedad produce sobre ellas su efecto en lo que se conoce como hiperpresión abdominal, que puede tener como consecuencia el descolgamiento de estos aparatos”. Por eso, la predisposición genética juega un papel importante, pero también se pueden encontrar casos en los que los músculos están debilitados por los partos que haya podido tener la mujer como por la práctica de algunos deportes, que facilita este efecto que produce la gravedad.
Si bien la mujer tiene una predisposición ligeramente mayor por la posibilidad de embarazo, tanto hombres como niños no quedan exentos del debilitamiento de esta zona. “En niños es importante trabajarlo cuando hay micciones nocturnas o cuando no se consiguen controlar las ganas de ir al baño, mientras que en hombres adultos se necesita cuando se ha practicado algún deporte que haya podido dañar la zona, se ha sufrido algún tipo de traumatismo o se ha pasado un cáncer de próstata”, dice la experta.
Por otro lado, los ejercicios necesarios para combatir estas patologías no se deben limitar a la cura sino también a la prevención, como es el caso de la preparación al parto, en la que se prepara la zona para que llegado el momento sufra lo menos posible; o en el caso de fortalecer los músculos para evitar futuras pérdidas de orina, por ejemplo. Por eso, según explica, lo más importante en un primero es que se valore el estado de los músculos por un profesional que sepa indicar correctamente el grado de daños y que pueda recomendar la terapia más adecuada, como el bio fit back, la radiofrecuencia o los hipopresivos.
Con los ejercicios de Kegel, por ejemplo, se trabaja el parto y el preparto, así como los casos de pérdidas de orina tanto por esfuerzo como por urgencia. Es decir, cuando se producen pequeñas pérdidas por estornudar, por ejemplo o, en el otro caso, porque no se pueden aguantar las ganas de ir al baño. “También es importante saber si debemos trabajar ejercicios de fuerza, con contracciones cortas y fuertes; o de resistencia, con contracciones de fuerza media y más largas”, explica Montesclaros. En el caso de los hipopresivos, lo que se trata es de reducir los efectos de esa hiperpresión abdominal. Según indica la experta, “se trabaja para fortalecer el trasverso del abdomen, ligado al diafragma y al suelo pélvico, y para conseguirlo los ejercicios se hacen en apnea respiratoria”.
“Está demostrado que si se coge a tiempo no es necesario dejar que el problema sea tan grave como para tener que recurrir a la cirugía”, explica Montesclaros. De lo que se trata es, en definitiva, de hacer todo lo que podamos para prevenir los problemas que con los años surgen en nuestro cuerpo de la manera más natural posible.