Redescubriendo al diseñador Ulises Mérida
La semana pasada, aprovechando este buen tiempo que hace y lo bonito que se pone Madrid en esta época, estuve dando una vuelta por el Barrio de las Letras. Lo cierto es que parece que cada vez que salgo descubro un Madrid nuevo. Es como si la ciudad no dejase de respirar y crecer, de llenarse, cada vez, de lugares más interesantes. Y eso fue lo que me ocurrió, precisamente, el otro día, ya que me topé con una de esas tiendas que solo el escaparate ya hace que te de un vuelco el corazón y no puedes evitar entrar.
Desde el diseño de la tienda hasta los modelos que había parecía pertenecer todo a una misma mente, latir todo a un mismo compás. Resulta que era la primera (y única) tienda que tiene el diseñador Ulises Mérida, cuyos diseños ya conocía, sobre todo, de la Madrid Fashion Week, en la que lleva participando desde 2013, tan solo un año después de haber creado su propia marca. La tienda, abierta a finales de 2016, y su atelier, son prácticamente una galería de arte en la que exponen las verdaderas obras: sus diseños. Un estilo único, que ha ido dibujando y asentando a través de una trayectoria larga y exitosa, durante la cual ha sido diseñador de colección para Jesús del Pozo, director de diseño para Ágatha Ruiz de la Prada y modelista para Roberto Torretta.
No me canso de decir que en España tenemos mucho más talento del que creemos, y trabajos como los de Ulises Mérida son la prueba de ello. Por la calidad de sus diseños y, sobre todo, por su manera de entender la moda, de una manera personal e individual. No se trata de que algo “se lleve” o “esté pasado de moda”. No hay que centrarse en eso. Las tendencias, en definitiva, están para jugar con ellas, para que creemos a partir de ellas y las adaptemos a quienes somos. Y, efectivamente, este es el hilo conductor del trabajo de este diseñador: el estilo personal, la elegancia, a través de unas prendas únicas que son prácticamente esculturas.
Luz. Así se llama su colección para esta temporada primavera-verano. Y con ella demuestra, nuevamente, ese sentido de “antimoda”. De quien antepone su personalidad a tendencias impuestas. De libertad y creatividad. Es una colección inspirada en la ciudad de Venecia. Una ciudad de luces, pero también de sombras. Una luz empolvada, cegadora, viva. Que une unas prendas que se superponen unas a otras pero que forman parte de un todo perfecto, con líneas fluidas que se adaptan al cuerpo a través de unos complementos maravillosos, como sus cinturones plateados anchos preciosos junto con unos zapatos tipo Oxford pero muy suavizados, planos. Los colores hacen el resto. Neutros, para que la luz se refleje en ellos y les de ese carisma que hace de estas prendas algo tan único. Parte de blancos, puros y rotos, hasta llegar a colores arena, tostados, grises medios y azulados, metalizados y azules profundos. Por otro lado, los materiales que utiliza juegan no solo con la ligereza que necesita esta estación, sino también con el movimiento. Van desde la gasa hasta el mikado de seda, pasando por el voile de algodón y los linos hasta la rígida rafia de algodón.
Todo esto se extiende también a su colección nupcial, en la que este estilo (solo en apariencia) sobrio y elegante se transforma en unos preciosos y originalísimos vestidos de novia. Ulises Mérida hace que la estética de sus colecciones en su conjunto me recuerde a Dianne Keaton en Annie Hall. Un poco tomb boy pero elegante y refinado. Una Annie del siglo XXI.
*Autor fotografías desfile: Ugo Camera.