Cada día que pasa parece que tenemos más horas de luz y, no sé si a vosotros también os pasa, pero según vamos dejando atrás los meses de frío me voy sintiendo con más energía e, incluso, un poco más alegre. De pronto la gente vuelve a hacer vida en la calle, y todo vuelve a ser un estallido de colores, que es algo que a me encanta. Y, por eso, llegadas estas fechas en las que ya tocamos la primavera con los dedos quiero hablaros de las tendencias de maquillaje de este año para la temporada primavera-verano.
Como os digo, el primer concepto es el color. Pero de una manera muy interesante, ya que la tendencia es utilizar colores primarios muy potentes en una zona concreta del rostro, ya sea en los párpados o en los labios. En cuanto a los ojos, parece que hay dos vertientes muy diferenciadas: o el mate o el glossy. Esta última, que consiste en sombras que aportan un efecto gloss (si, como el de los labios), es la que menos me gusta porque me da la sensación de que si nos equivocamos con la cantidad de sombra o con el color podemos conseguir el efecto contrario del que se pretende, y en lugar de iluminar la mirada podemos darle un efecto un poco “sucio”.
Una tendencia que ya vimos hace algunas temporadas y que me encantaba era la de cambiar el tradicional eyeliner negro por un sinfín de colores ya que, si sabemos elegirlo bien, puede ser el toque definitivo para un look perfecto. Eso sí, yo me imagino arriesgando con esta tendencia de noche, en alguna fiesta para salir a cenar, no para el día a día. La regla que siempre tengo en la cabeza a la hora de maquillarme los ojos es la de oponer el tono del iris al del color que vaya a elegir. Es decir, si tenéis los ojos claros, intentad elegir tonos cálidos, y si tenéis los ojos más oscuros, generalmente os sentarán mejor los tonos fríos. Claro que esto también tiene que ver mucho con el tono de piel que, por cierto, si vais a maquillaros así, lo mejor es que utilicéis una base lo más natural posible y no le deis protagonismo a los labios porque si no quedará muy recargado.
En cuanto a los labios, me confieso una completa enamorada de los tonos mate, sobre todo de los más naturales, pero lo cierto es que este año tenemos una gran gama de tonos a nuestro alcance. La tendencia del pasado invierno de llevar los labios a los años 90 con mates en tonos granate muy oscuro o incluso negros se ha reinventado para dar paso a colores muy interesantes. No me va a convencer nadie de pintarme los labios de verde o azul, pero hay unos rojos y unos naranjas que me vuelven verdaderamente loca.
Pero, si sois un poco más clásicas y no os termináis de atrever con tanto color en el rostro, mi consejo es que despleguéis toda vuestra creatividad con las uñas. Es prácticamente el único lugar donde van a estar permitidos y recomendados los tonos metálicos, desde rosas hasta plateados… incluso con efecto espejo. Por otra parte, mi debilidad en las uñas es el rojo, todo un clásico que sabe renovarse para permanecer con nosotras cada temporada. Esta vez, toda una gama de rojos alegres, con base naranja, que dejan atrás los colores borgoña tan típicos del otoño-invierno.
Como consejo final, sabéis que lo interesante de las tendencias es reinterpretarlas para ser nosotras mismas con ellas, así que creo que mi opción más recurrente esta temporada va a ser también muy clásica. Me gusta el maquillaje natural, así que con la piel lo más hidratada posible, un toque de polvos Terracotta y un poco de corrector si hay ojeras. Tal vez me atreva alguna vez con el toque glossy, pero solo en la zona del lacrimal y como mucho un par de tonos más claros que mi piel, para dar un toque de luz a esa zona. Por lo demás mucha máscara de pestañas y en los labios un tono rojo o naranja mate que resalte el tono de la piel ahora que por fin nos va dando un poco el sol.