Hay veces que miro atrás y echo de menos China, su cultura, su gente y muchas de las tradiciones asiáticas que tantos beneficios tienen para la salud y que aquí en Occidente apenas conocemos.
Y eso que la Kombucha llegó a Europa a principios del siglo XX y fue objeto de numerosas investigaciones que determinaron que es una colonia simbiótica de hongos gelatinosos y bacterias que actúan coordinadamente y es conocida como “zooglea”.
Y aquí es donde empezaréis a pensar que me estoy volviendo un poquito loca hablándoos de hongos y bacterias y de lo que las echo de menos. Pero ¡no!, lo que realmente echo de menos es la bebida a base de té azucarado que surge de la fermentación de esta “zooglea”.
En función del tipo de té que se fermente, de las condiciones de temperatura, cantidad de azúcar, etc., las poblaciones de los microorganismos integrantes de la zooglea pueden variar. Durante la fermentación de la kombucha se produce alcohol etílico y ácido acético además de otros subproductos. El etanol procede de la fermentación de azúcares por parte de los hongos; el acetato de la acción fermentativa bacteriana.
A medida que aumenta la acidez y el grado alcóholico, que puede llegar a alcanzar un 7%, las bacterias desaparecen de la kombucha y los hongos van ralentizando su actividad hasta llegar al momento en que la bebida se puede consumir de manera óptima.
Y así se consigue este "brebaje" (me encanta esta palabra que suena a mágico) con sabor ácido y dulce a la vez con propiedades excitantes, debido a la teína que contiene, y al que se le atribuyen no pocas propiedades medicinales y con una variada gama de vitaminas, enzimas, minerales y ácidos orgánicos esenciales.
¡A qué ya me vais entendiendo!
Os diré que en China era conocida antiguamente como el hongo de la inmortalidad (ya que tiene una alta capacidad de regenerarse y seguir activa si se la alimenta adecuadamente con té y azúcar, no porque nos confiera inmortalidad a nosotros). Y en Japón y Rusia como el hongo del té. En la región de Manchuria, en el extremo oriental de China, de donde se cree que procede, es una bebida tradicional y ritual para algunas etnias de la zona. Ya veis que es una bebida milenaria, saludable y rica. Y aquí está adquiriendo tintes de bebida milagrosa.
En los últimos años, se ha hecho muy popular en América y en los países del centro y norte de Europa. También en España cuenta con una gran cantidad de adeptos. Es una alternativa muy sana a los refrescos tradicionales.
Cuenta la leyenda que "en el año 414 A.C. un monje tibetano amante de la naturaleza llamado 'Kombu' fue a la casa real del emperador Inkyo y le regaló el hongo de la Kombucha. El emperador probó la bebida según las indicaciones y disfrutó tanto que quedó prendado de inmediato. A partir de ese momento se convirtió en un gran “Kombuchista”. Recomendó la fabricación en todo su imperio. El éxito se extendió rápidamente y así esta legendaria bebida obtuvo su nombre: 'Kombucha' que traducido significa 'té de Kombu' ".
Estas son algunas de las propiedades que se atribuyen a la Kombucha:
El té negro con azúcar blanco son los ingredientes más utilizados para hacer kombucha, pero también se pueden utilizar otras hierbas e ingredientes adicionales como té verde, flor de Jamaica, té de hierba mate, jugo de frutas y jengibre, para que tenga un sabor más agradable al paladar.
¡A mí me recuerda un poco al sabor de la sidra!
Dicen que los beneficios de la Kombucha son mayores que tomar el té negro o verde en su forma tradicional.
Aunque creo que los españoles seguimos siendo un poco reacios a probar sabores nuevos, cada vez son más los sitios que ofrecen la Kombucha lista para ser consumida como las tiendas de productos naturales y nutrición. Y ya se puede encontrar con su sabor tradicional o con sabores variados y diferentes condimentos.
Algunos estudios científicos han encontrado relación entre el consumo del té Kambucha y la reducción del riesgo de cáncer. Esto se debería a que los polifenoles derivados del té tienen la capacidad de inhibir mutaciones genéticas, evitar la proliferación de células cancerosas, provocar apoptosis celular (muerte celular) y frenar la metástasis.
También es rico en antioxidantes y un alimento probiótico.
¿Os apetece un té kombucha?