Aprovechando que hoy 26 de febrero el pistacho celebra su propio día mundial, quiero compartir con vosotros el abanico de frutos secos que nos ofrece la naturaleza y que son una gran fuente de proteína vegetal.
Los frutos secos están cargados de proteínas, grasas y nutrientes y nos ayudan a llevar una dieta equilibrada y saludable. Durante mucho tiempo hemos pensado en su poder calórico y no los teníamos a penas en cuenta en nuestra dieta, pero hoy en día, si llevamos una dieta equilibrada y una vida saludable, esas grasas a las que siempre le hemos tenido pánico, pueden ser beneficiosas en gran medida, al igual que las calorías y las proteínas vegetales que nos aportan.
Los frutos secos aportan proteínas vegetales muy beneficiosas para nuestra salud, recargándonos de energía y completando nuestra dieta, ya que gracias a estos podemos crear con imaginación, comidas muy ingeniosas con sabores explosivos, evitando de este modo caer en la rutina.
Una de las recomendaciones es introducirlos en las comidas diarias, como por ejemplo en las ensaladas, dándole un toque crujiente, mezclados con trozos de fruta o como aliños o salsas para los platos, no necesariamente se deben consumir solos. En el caso de consumirlos para nutrirnos de las proteínas vegetales y sus beneficios, estos debemos tomarlos de forma natural o como mucho tostados al horno, si por el contrario, los consumimos fritos o recubiertos de miel, dejan de ser saludables.
Los deportistas siempre suelen tenerlos a mano para los momentos en los que van a realizar un sobreesfuerzo, por la gran cantidad de nutrientes que contienen y por el aporte de energía que les da.
Los frutos secos debemos consumirlos siempre en pequeñas cantidades, ya que si abusamos de ellos pueden ser perjudiciales, creando el efecto contrario al esperado para nuestra salud. Son como pequeñas bombas nutritivas, que en pequeñas porciones concentran grandes cantidades de nutrientes esenciales.
Ya que hoy celebra su día mundial voy a comenzar hablando del pistacho, considerado como “superalimento” gracias a su alto nivel nutricional y su carga de antioxidantes.
Los orígenes de este fruto seco se remontan a Oriente Medio donde comenzó a cultivarse y, a partir del siglo I, empezó a extenderse su uso en el mediterráneo. Una popularidad que ganó gracias a sus propiedades saludables y a su sabor.
Granada es, a día de hoy, la principal provincia española destinada al cultivo de este superalimento con más de 839 hectáreas de cultivo.
Es de los frutos secos con mayor contenido en proteínas vegetales (junto a la almendra y los cacahuetes) con un 20%. Destaca su nivel de aminoácidos, por ello es un complemento ideal para incorporarlo en nuestra dieta, ayudándonos a reducir el colesterol malo y aumentando nuestras defensas.
Como snack para reponer energías entre horas, después de un entrenamiento o para calmar la ansiedad, los pistachos con cáscara no tienen rival. Y son menos calóricos.
No sabía que el cacahuete es realmente una legumbre pero está considerado un fruto seco por los nutrientes y los beneficios que aporta a nuestro organismo. Debemos consumirlos sin sal y sin sabores añadidos, para que no pierdan sus nutrientes.
Nos ayudan a cargarnos de energía bajando nuestra presión arterial mejorando así, nuestro flujo sanguíneo.
Ligeramente tostados o al natural son uno de los frutos secos más versátiles a la hora de enriquecer platos salados de todo tipo, por su sabor más neutro y menos dulzón que otras variedades. Es un ingrediente habitual de la cocina asiática, delicioso en ensaladas, salteados, sopas y guisos, como aderezo más crujiente que combina muy bien con verduras, frutas, legumbres, tofu o cereales.
Las almendras también son consideradas uno de los frutos secos con mayor valor de proteínas vegetales. Son muy adecuadas para prescindir de las proteínas animales, por ello podemos incluirlas en las dietas vegetarianas para complementar con proteínas totalmente vegetales. Debemos consumirlas con precaución porque pueden ser indigestas (se digieren con más facilidad si las consumimos sin piel). Tienen una larga tradición en nuestro país y están muy asociadas a la repostería tradicional, pero también al picoteo.
Me encantan también los anacardos, una gran fuente de vitamina K, magnesio y selenio. La peculiaridad del anacardo está en su capacidad de sustituir a lácteos y otras grasas cuando se hidrata, pues al triturarlo, solo o con alguna bebida vegetal, se convierte en una crema muy espesa perfecta como alternativa a natas o mantequillas. Es un ingrediente muy común de las dietas veganas y muy cómodo de comer al natural.
Las nueces son otra maravilla de frutos secos y además una gran fuente de ácidos grasos poliinsaturados omega 6, grandes aliadas contra las enfermedades cardiovasculares y con efectos protectores del cerebro y de las funciones neurológicas.
Las avellanas comparten muchos usos con las almendras en cuanto a su utilización en postres y dulces. Combinan de maravilla con el chocolate, así que son ideales para la repostería.
Son ricas en ácido oleico y ácido linoleico, o lo que es lo mismo un buen aporte de grasas poliinsaturadas. También tienen una buena cantidad de vitamina E, antioxidantes, y minerales, tales como el calcio, fósforo y magnesio. Protegen nuestro corazón, ayudan a bajar el colesterol malo y aumentar el bueno, y regulan el intestino.
Y para terminar, otro fruto seco que valoro mucho y me encanta, los piñones. Por su contenido en vitamina E y en zinc (antioxidantes naturales), los piñones también protegen nuestra salud cardiovascular. Los piñones son ricos en vitaminas y minerales que mejoran el funcionamiento del sistema inmunológico y de las defensas como la vitamina E, el potasio, el magnesio, el zinc y el hierro.
Los frutos secos han entrado fuerte a formar parte de nuestra dieta mediterránea y hay que conocer cada una de sus propiedades y beneficios para sacarles todo el partido y mejorar nuestra salud y alimentación gracias a las proteínas vegetales.