Hay bolsas con las que muchas y muchos van cargando a partir de cierta edad. No es mi caso porque, afortunadamente, ese “peso” a mí no me ha tocado. Ya me han tocado otros…
Las bolsas que tanto “dolor” nos causan no son precisamente las de la compra. Son las que tenemos debajo de los ojos. Y cuando te han tocado, te han tocado. Porque la bolsa del ojo no se elige. Si un día ves que se te empieza a inflamar esa zona, es que eres propenso a ello.
Hace un tiempo, cuando no conocíamos la fosfatidilcolina, no había marcha atrás. Las bolsas eran imposibles de vaciar a menos que recurrieras a la cirugía. La blefaroplastia era el arma que teníamos en la mano para intentar acabar con ellas. Y digo intentar, porque no siempre una blefaroplastia las hace desparecer. Conozco a gente que no ha tenido esa suerte. A veces, por una operación no hecha con demasiada precisión; otras, porque la zona, al vaciarse, se ha hundido demasiado y lo que antes eran bolsas se acabó convirtiendo después en ojeras.
La fosfatidilcolina ha aparecido hace relativamente poco tiempo para solucionar este problemón a quienes habían perdido la esperanza en volver a tener la parte de abajo del párpado inferior tersa, suave y sin ningún tipo de montículo inoportuno.
Sin embargo, antes de seguir con las ventajas de este principio activo y con su efecto real, quiero contaros cuáles son las diferencias entre una bolsa y una ojera. Ambas no tienen nada que ver, y muchas veces tendemos a confundirlas. Y confundirlas implica usar productos equivocados para combatirlas. La ojera es un exceso de pigmentación bajo el párpado inferior debido a la edad, al cansancio y a la “mala vida”. Esa zona se sombrea y a veces está ligeramente hundida.
Las bolsas se forman por el exceso de grasa o líquidos en la misma zona. Ese área está llena de pequeños conductos de líquidos que son extremadamente frágiles, de tal manera que se rompen con facilidad, dando lugar a las bolsas. Una forma de contribuir a que no se rompan es frotar esa zona lo menos posible, pero también hay otras causas que tienen que ver con la genética, la retención de líquidos, la circulación sanguínea o los desajustes hormonales.
Hay muchas cosas que está en tu mano hacer para mitigarlas y que no cuestan nada. Yo las hago, y no sé si será por eso que no tengo demasiadas. Así que te voy a poner una serie de deberes para que saques buena nota primero:
-duerme un mínimo de ocho horas al día para descongestionar la zona
-duerme con la cabeza ligeramente elevada con respecto al resto del cuerpo
-evita los alimentos con mucha sal a la hora de la cena
-lávate la cara con agua fría por la mañana
Hay otro consejo que siempre le doy a mis amigas también: ni se os ocurra haceros fotos cuando una luz cenital (la que viene desde arriba) os ilumine la cara, sencillamente porque la bolsa parecerá el doble de grande por el efecto de la sombra. No cometas el error de mirarte en esos espejos de ascensor que tanto daño nos hacen siempre, especialmente a quien tiene bolsas: la luz blanca es espantosa, la oscuridad del habitáculo nos acentúa lo que no queremos acentuar y el plafón que viene del techo no puede hacer más daño que una amiga mala.
Dicho todo esto, os hablaré de un producto estupendo cuyo ingrediente básico es la fosfatidilcolina. ¿Qué no sabes qué es? Pues un fosfolípido que disuelve la grasa cuando entra en contacto con ella. Así de simple. Adiós a la grasa y a los líquidos.
El producto en cuestión se llama No Bags Periorbital Cream (Sublime Repair Forte) y, personalmente, no conozco otro que funcione de manera tan eficaz sobre las bolsas. De hecho, creo que no existe. El producto está arrasando, y cuando algo arrasa ya sabes que es porque funciona. Reduce las bolsas hasta en un 75%.
En poco tiempo comienzas a ver los resultados. A las dos semanas de aplicación ya notas como la bolsa ha ido disminuyendo su tamaño.
Menos mal que por fin hay productos como este en el mercado para quienes no quieran recurrir a la cirugía o para quienes las bolsas sean aún un problema que están a tiempo de atajar. ¿Eres tú de esos? Si es así, no lo dudes. Es una suerte que tengamos en el mercado cremas tan especiales y tan revolucionarias como esta. Empieza a notar cómo el aspecto de tu rostro de verdad puede cambiar. ¡Y hazle frente por fin a la luz cenital!
¡Hasta el próximo post!