Espejito, espejito... aprende a mirarte en él

telecinco.es 19/12/2013 12:58

¿Qué ves en el espejo cuando te miras? ¿Ves algo que te gusta o algo que te desagrada? O debería preguntarte: ¿te miras al espejo con frecuencia?

El espejo nos dice miles de cosas de nosotros mismos, por eso es un objeto al que hay que escuchar mucho más de lo que hacemos a diario. He oído miles de veces a mis amigas decir eso de que no quieren ni mirarse al espejo porque no tienen buena cara o porque se ven demasiado gordas. Ahí radica el problema: si no te atreves a mirarte, no podrás solucionar los problemas que realmente tienes.

Como el espejo nos lo dice todo, es mejor aprender a escuchar. Y para aprender a escuchar hay que saber cuándo nos dice la verdad y cuándo no. Todos sabemos que muchos de los espejos de las tiendas de ropa y los gimnasios nos engañan. Nos muestran una imagen de nosotros mismos mucho más esbelta de lo que la tenemos en realidad con fines estrictamente comerciales, es decir, para que compremos la ropa que nos estamos probando o para que nos creamos que la tabla de gimnasia que hacemos nos está dando unos resultados que no son los reales.

Por eso, no te fíes de esos espejos. Sin embargo, rodéate de ellos, ten unos siempre a mano y, sobre todo, mírate constantemente en ellos para tener siempre presente tus virtudes y tus defectos y poder corregirlos. Pero que sean espejos de fiar…

En Feng shui, por ejemplo, da mucha importancia a la colocación de los espejos en el hogar: junto a una ventana canaliza la energía positiva. No recomienda dormir frente a una pared donde hay un espejo y tampoco colocarlo al final de un pasillo, si no en las paredes laterales.

Para la belleza y el cuidado personal no tengo que explicarte su importancia. Un espejo de aumento es absolutamente imprescindible en nuestro baño. No hay mejor manera de atar corto a nuestras imperfecciones que un espejo de siete aumentos (como mínimo). Con ese objeto no se te va a pasar nada por alto, empezando unas cejas mal depiladas¡, el estado de los poros de la cara, los pelitos que crecen en lugares espantosos y que no somos capaces de ver a simple vista, los granitos, un maquillaje mal aplicado, una sombra de ojos que no está bien dibujada…

Por supuesto, tan importante como el espejo es la luz que lo ilumina y también la que te ilumina a ti. Las luces cenitales, es decir, las que vienen de arriba, son absolutamente terribles para el rostro, por eso siempre recomiendo las laterales si no queremos caer en depresión. Haz la prueba y mírate la cara en el espejo de un ascensor: verás cómo te ves con un rostro mortecino, con el doble de bolsas en los ojos y con las arrugas marcadas hasta lo más profundo.

Y, hablando de espejos, no olvides que la cara es el espejo del alma, y la piel, el espejo del cuerpo. Esos sí que son dos espejos infalibles que van a decirlo todo de ti. A ellos sí que es imposible engañarlos y ellos tampoco te engañarán a ti.

Y, ya sabes, lo importante es que cuando te mires al espejo y le preguntes eso de “espejito, espejito, ¿quién es la más guapa del reino?” la respuesta sea siempre la misma: tú.

¡Nos vemos en el próximo post!