¿Cómo estáis viviendo este invierno? Yo bastante despistada, la verdad. Unos días frío, otros días calor. Pero aunque no lo creáis, los efectos del frío ya están empezando a notarse sobre nuestra piel.
Manos agrietadas, labios secos, irritaciones e incluso la aparición de molestas grietas que pueden llegar a sangrar. Sí, el frío del invierno comienza a dejar sus primeras secuelas sobre la piel. Pero para combatir estos incómodos efectos, el cuerpo cuenta con armas poderosas, que podemos potenciar con unos sencillos gestos.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el frío causa vasoconstricción en los capilares de la piel, lo que hace que no lleguen suficiente oxígeno ni nutrientes a las células de la epidermis, dejando la piel con un aspecto apagado. Además se retrasa el ciclo de la renovación celular y se acumulan las células muertas, causando una sensación de tirantez y falta de confort debido a que esta capa de células muertas impide que la secreción sebácea natural de la piel llegue a la superficie para lubricar y nutrir la epidermis, dejando la piel seca y sensible.
Los labios y las manos son las dos zonas que suelen verse altamente castigadas por las bajas temperaturas. En las manos los efectos de las agresiones externas se hacen muy visibles, por eso, la hidratación es fundamental y evita que la piel se debilite. Los labios también suelen sufrir ante las bajas temperaturas, su piel es muy propensa a la sequedad y a la aparición de grietas.
La hidratación vuelve a ser la clave para el cuidado de estas zonas tan sensibles así que vamos a empezar por tener siempre cerca y de forma constante una buena crema de manos y un protector labial adecuado durante todo el invierno.
Pero además, ¿cuál es la mejor defensa para tus labios y tus manos cuando sufren sequedad y grietas provocadas por el viento y el frío?
Este es el “Plan de acción” para pasar el invierno con buena cara:
1. Una dieta equilibrada. El envejecimiento viene de la oxidación. Para evitarlo, hay que llevar una adecuada nutrición rica en frutas y verduras, que tienen un efecto antioxidante. Un batido de fresas, kiwi o frambuesa puede ayudar a cuidar nuestra piel sin tener que renunciar al sabor. El té verde es también un aliado muy potente.
2. Evitar el sol y el tabaco. Fumar es uno de los hábitos prohibidos por los médicos. Además del daño a la salud, el tabaco acelera el envejecimiento del cutis. Aunque nos creamos que durante el invierno el sol es menos agresivo, hay que tener cuidado para no quemarse mientras se practican deportes al aire libre como el esquí, aplicando siempre protección solar. Hay que evitar la exposición directa al sol.
3. Hidratación: Una o dos veces al día hay que usar una crema hidratante. También podemos complementar con productos que estimulen la creación de colágeno, tomar antioxidantes o isoflavonas de soja.
4. Para evitar grietas en las manos: Dos consejos muy sencillos: Mucha hidratación y unos buenos guantes.
5. Para el cuidado de los labios secos: Protegerlos con un emoliente (vaselina o cacao). Hay que llevarlo siempre en el bolso o en el coche para usarlo siempre que lo necesitemos.
6. La humedad del ambiente: Para evitar la sequedad excesiva en la piel, la casa debe contar con una humedad relativa del 40 al 70% y una temperatura de 20-21ºC. Pueden utilizarse humidificadores o bien colocar recipientes con agua cerca de los radiadores.
7. Ducha tibia. El agua demasiado caliente puede debilitar la protección natural que ofrecen las capas superficiales de la piel, por lo que se aconseja que la ducha sea de agua tibia. Si se sufre deshidratación en la piel, la ducha no debe durar más de 10 minutos.
8. Jabones neutros. El jabón, sobre todo si no es suave, puede resecar la piel, por eso hay que usarlo con moderación. Así, las personas con problemas de piel en invierno deben prescindir de los jabones con perfume o más agresivos y decantarse por aquellos que son neutros.
9. Esponja suave. La esponja actúa exfoliando la piel, pero esta exfoliación puede ser demasiado agresiva en determinados momentos, como cuando la piel está descamada o deshidratada a consecuencia del invierno. En este caso, se aconseja utilizar una esponja natural aplicada de forma suave.
10. Secado delicado. Un secado con toalla demasiado enérgico puede retirar las células protectoras de la piel, por eso se recomienda que en épocas de temperaturas extremas, como el invierno, el secado de la piel sea suave y con pequeños toques.
Aunque no nos apetezca tanto como en los meses de calor, cuando lo pide el propio cuerpo, es muy importante tomar mucha agua y alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes, como las frutas y las verduras, pues una vez más insisto en que la hidratación de la piel comienza también desde dentro.
Y ojo porque ¡A más edad, más problemas! La piel madura tiene menos capacidad para retener la humedad, por lo que hay que extremar los cuidados dermatológicos en invierno a partir de los 40 años.
Hidrata, regenera, calma y protege tu piel para que el invierno no ponga freno a tu belleza.