Estoy segura de que todos hemos oído hablar de las células madre en algún momento, sobre todo en los últimos años. Si os pasa como a mí, sabes que es algo que existe porque lo has visto en las noticias, y sabes también que ha habido cierta polémica alrededor de su uso (aunque no tengamos muy claro cómo se lleva a cabo). También es cierto que cada vez son más los padres concienciados de lo importante que podría ser el congelar el cordón de sus bebés por si desarrollan alguna enfermedad en el futuro, poder preservar las células madre que se encuentran en este y usarlas para combatir la enfermedad. Hace poco tuve la oportunidad de conocer un poco más acerca de este asunto gracias a que conocí las Clínicas Cres, en Madrid, ya que estas llevan a cabo una serie de tratamientos en los que hacen uso de este tipo de células.
Lo primero que me quedó claro fue que lo que tienen de especial las células madre es que tienen una capacidad regenerativa. Es decir, pueden reparar el tejido dañado. Juan Carlos de Gregorio, farmacéutico y CEO de las Clínicas Cres, me explicaba que las primeras células madre que se estudiaron fueron extraídas de embriones, pero que esto supuso una serie de problemas éticos que acabaron por frenar la investigación. “Después se descubrieron en el cordón umbilical y en la médula ósea, y lo último que se ha descubierto es que en la grasa que tenemos en el cuerpo también hay una gran concentración de células madre perfectamente útiles, que además cuentan con la ventaja de que su extracción no supone un problema moral ni demasiado costoso”, dice de Gregorio. “El proceso consiste en separar las células madre que se encuentran en el tejido adiposo, concretamente el que se encuentra en la zona abdominal. Son necesarios tan solo 50 ml de grasa abdominal para que, a través de un proceso llamado digestión enzimática, se generen 50 millones de células madre perfectamente útiles para ser aplicadas al paciente”, explica. Las Clínicas Cres son actualmente los únicos centros privados con autorización para llevar a cabo esta técnica en la Comunidad de Madrid.
Los beneficios, por otro lado, abren la puerta a todo un mundo de rejuvenecimiento y salud, ya que lo que permiten estas células es la regeneración de los tejidos dañados. Es decir, mantienen nuestro organismo sano, joven y funcional. Y esto, claro, disminuye el envejecimiento y permite que nuestra calidad de vida pero, especialmente, la de aquellas personas que hayan podido sufrir algún tipo de lesión como las de edad avanzada. Según explica Juan Carlos de Gregorio, “en la sangre también hay células madre pero en muchísima menos cantidad, por lo que el cuerpo tiene la capacidad natural de regenerarse pero de una manera limitada. Cuando hay un daño grave, como una artrosis, las que hay en la sangre no son suficientes para repararlo. Por eso, lo que hacemos en las Clínicas Cres con este proceso es forzar el proceso de rejuvenecimiento inyectando millones de células madre directamente sobre la zona dañada”. Un proceso que resulta especialmente útil en enfermedades degenerativas, ya que es capaz de frenarlas, pero también tiene aplicación en la piel, “tanto en casos de pacientes con quemaduras, cicatrices… porque las marcas se reducen al mínimo, e incluso combinándolo con la técnica de la mesoterapia constituye un potente antiedad porque da la posibilidad de volver a crear colágeno”, dice el CEO de las clínicas. Sin duda se trata de una técnica fascinante que permitirá abrir paso a la investigación para paliar el deterioro de nuestro organismo.