Una de las zonas del cuerpo que más trabajo cuesta mantener a raya es el abdomen. Y no hace falta tener un exceso de peso para tener barriguita, también podemos tenerla estando delgados.
Esto se debe a que la zona abdominal es propensa a acumular el exceso de grasa que tenemos (aunque sea poco) y además, la piel de esta zona es fina y flexible con lo que puede sufrir mucho con subidas y bajadas bruscas de peso y, por supuesto, también con los embarazos.
Si queremos mantener el vientre plano, no tenemos más remedio que seguir una serie de medidas para lograrlo.
Hay que prestarle atención a los menús, a la forma de cocinar y hasta el orden en el que comemos los alimentos. Todo esto influye en las digestiones, lo que se traduce en un vientre ligero y plano o uno lleno de gases, con ardores y una mala metabolización de las grasas.
Hay que comer sano, ¡pero no dejar de comer! Ya sabéis, la mejor forma de guardar la línea es hacer cinco pequeñas comidas repartidas a lo largo del día y seguir estas pautas de alimentación:
El pescado es una gran fuente de proteínas, además de contener muchas vitaminas y minerales. Se aconseja tomar al menos dos raciones a la semana, incluyendo mínimo una ración de pescado azul.
El pescado azul es rico en omega 3, ayuda a bajar el colesterol y prevenir enfermedades del corazón. Puedes tomar pescado fresco, en conserva o congelado, pero ten en cuenta que las conservas suelen contener mayor cantidad de sal.
El pescado azul más recomendado: Caballa, atún fresco, sardinas, salmón…
Es necesario reducir ambas cosas, no sólo en las dietas sino en la alimentación diaria.
Es cierto que necesitamos un poco de grasa, pero hay que elegir siempre la mejor. Debes tener en cuenta la cantidad y el tipo de grasa que comes.
Elige lácteos desnatados, carnes sin grasa visible y pollo sin piel.
Evita pasteles, fiambres, embutidos, mantequilla, queso duro… son grasas saturadas que pueden elevar los niveles de colesterol en sangre.
El azúcar blanco es el peor enemigo de tu tripa. Sus calorías vacías se instalan inmediatamente en ella en forma de michelines. El problema es que muchas veces tomamos azúcares químicos sin saberlo: en platos precocinados, panes, enlatados, embutidos, refrescos, cereales, lácteos. Abusar del azúcar blanco estimula en exceso el sistema nervioso y altera el metabolismo. Intenta prescindir de la bollería industrial, los alimentos y bebidas azucaradas, también las alcohólicas, tienen muchas calorías y hacen que aumente el peso. Además pueden provocar caries.
Basta con los azúcares que tomamos en frutas y leche.
Si quieres endulzar sustituye el azúcar blanco por:
- Sirope de arce: mineraliza el organismo. Diluido en agua y zumo de limón es un gran depurativo.
- Melaza de arroz o cebada: ideal para tomar como mermelada o hacer postres.
- Miel de caña: rica en minerales, sobre todo en hierro.
- Miel de abejas: el endulzante más sano y natural.
- Azúcar moreno: aporta más minerales.
Esto siempre lo había oído en deportistas de élite antes de competir.
No echar sal en las comidas no significa que no la tomemos en exceso. El 75% de la sal que debemos consumir diariamente la encontramos en los alimentos que compramos.
Tomar demasiada sal eleva la presión arterial, lo que ocasiona más riesgo de enfermedades del corazón o accidentes cerebrovasculares.
Si aun así sigues sintiendo la tripa hinchada y tienes las digestiones pesadas prueba a desintoxicarte con fruta durante un par de días. Las fresas son ideales para eliminar toxinas y deshinchar tu vientre. Sus pepitas también te producirán un ligero efecto laxante, te aportarán calcio y fósforo. Puedes hacer esto mismo con otras frutas, como uvas, manzanas o cerezas.
Si sigues estos consejos con constancia seguro que en poco tiempo notarás la mejoría. ¡Ánimo y a lucir cuerpo!