Como ya hemos hablado en otras ocasiones, el verano es posiblemente la época del año en la que nuestro pelo sufre más daños. Por eso, hoy quiero explicaros qué es lo que hago yo para mantener el pelo sano hasta septiembre y no tener que pasar por un corte radical después.
Lo ideal antes de irnos de vacaciones o empezar a ir a la playa o la piscina es cortarnos las puntas. De esta manera, si ya las tenemos un poco abiertas evitaremos que el daño vaya a más. De la misma manera, si tenéis el pelo teñido lo mejor es daros el último tinte, hidratar bien el cabello y dejar que pasen un par de días antes de la exposición al sol y al agua, ya que el tinte “abre” la fibra capilar, y si no está bien sellada después los daños pueden ser mucho peores y la coloración durar mucho menos.
Hay que tener claro que la sal, el sol, los químicos de las piscinas… son agentes externos que dañan nuestro pelo y lo debilitan, sobre todo porque lo van deshidratando poco a poco. Por eso, la máxima que debemos tener es la de mantenerlo protegido e hidratado. Hay que tener en cuenta que hay muchas opciones a la hora de proteger nuestro pelo, tanto naturales y caseros como productos que podemos comprar. Por ejemplo, hay muchos productos con factor de protección solar para el pelo, para aplicarlos antes de la exposición. A mí me gusta el aceite Happy Monoï de Tahití de la marca Hei Poa sirve tanto para la piel como para el cabello, y conforma una barrera protectora que además es muy nutritiva porque tiene aceite de coco y tiaré.
Otra buena idea es llevar a la playa o la piscina el pelo con una mascarilla. En mi caso, me gusta hacerlas caseras porque son muy nutritivas y nos aseguramos de que no tengan parabenos ni siliconas que puedan dañar más aún el pelo. Las mascarillas protegen creando una película en la cutícula y además son muy hidratantes. Yo la suelo hacer con aceite de oliva y huevo, batiendo ambos ingredientes y dejándolo actuar en el pelo. De la misma manera, las mascarillas son la opción ideal después del sol, ya que van a nutrir y reparar los daños que se hayan podido causar. Otra que suelo hacer mucho es también con aceite de oliva, plátano y aguacate, ya que está llena de antioxidantes y proteínas perfectas para sellar la fibra capilar y que se reconstruya.
Por otra parte, con los aceites hay que tener cuidado y asegurarnos de que son específicos para antes de la exposición al sol, ya que si no van a actuar de la misma manera que actúan sobre la piel, aumentando el daño. Sin embargo, aceites y sérums pueden ser una opción ideal para después del sol, ya que además de aumentar el brillo facilitan que el pelo se desenrede, por lo que hay menos riesgo de rotura. Una mezcla de aceite de coco o aceite de almendras y aceite de oliva puede ser perfecta si lo que queréis es hacerlo de manera natural. Yo suelo dejarlo actuar unos 30 minutos para después aclararlo, repitiendo esto una vez a la semana. El aceite de coco puede solidificarse, por lo que si te lo quieres dar puro en el pelo lo mejor es que te mojes las manos con agua caliente y lo vayas extendiendo poco a poco como una crema, para después dejarlo actuar. Si puedes envolverlo con una toalla húmeda caliente, actuará mucho mejor. Después puedes aclararlo con normalidad. Otro buen aliado y que se aplica de la misma manera es la manteca de karité. Eso si, hay que asegurarse de que sea pura.
Por último, para días en los que se tiene un poco más de prisa o para aquellos días que no hacemos el tratamiento con mascarillas, podemos optar por el aceite de almendras o el aceite de argán. En mi caso, utilizo el de la marca LILU, que es aceite de argán marroquí, de primera prensa, muy denso y nutritivo que además suelo aplicar en la piel, en zonas que se resecan especialmente en esta época, como las manos o los talones.