El otro día topé con un aparato de ejercicios para brazos, luego os lo enseño, que me llamó mucho la atención. Por eso he estado reflexionando sobre el poco tiempo que las mujeres dedicamos a nuestros brazos. Es muy normal ver en el los gimnasios a los hombres trabajando sobre todo el tren superior y a las mujeres dedicadas a trabajar piernas y glúteos.
Para cuidar nuestros brazos, además de ejercicio, tenemos que llevar una buena alimentación para evitar en la medida de lo posible flacidez en la piel, que es lo que hace que su aspecto sea el no deseado.
Influyen muchos factores en la apariencia de los brazos, los dos que hemos visto anteriormente, que serían la falta de ejercicio y una mala alimentación y además: los cambios bruscos de peso, cambios hormonales,…
Como es mejor prevenir que curar, cabe mencionar que es a partir de los 30 años cuando empiezan a aparecer los primeros síntomas de falta de tonicidad. Con el paso de los años, nuestras fibras de colágeno y la elastina se van degradando, pero podemos ralentizar ese proceso siguiendo unos tips que os cuento a continuación.
Hay que protegerse del sol diariamente por lo que usar protector solar es un imprescindible. Y mantener la piel hidratada, bebiendo agua por supuesto y aplicando crema de después del sol (Aftersun). Las cremas con retinol ayudan a reparar los daños causados por el sol, por lo que incluir este producto en nuestra rutina no está de más.
Los alimentos ricos en prolina y lisina, están directamente relacionados con la producción de colágeno. Ambos son aminoácidos, el primero puede ser fabricado por nuestro cuerpo pero el segundo no. La prolina la podemos encontrar, entre otros alimentos, en carne, pescado, huevo, frijoles, frutos secos. Y la lisina en pescados, legumbres y lácteos. Y para que estos elementos se transformen en los aminoácidos necesarios para reconstruir el colágeno, hay que tomar alimentos ricos en vitamina C.
Dentro de este punto, añado también el consumo de omega 3. Lo podemos encontrar en los pescados, y por decir alguno, en el salmón, es un aliado excelente para mantener una piel cuidada desde el interior.
Importante no olvidarse del consumo de proteínas. En mujeres la cantidad recomendada es de 46 gramos de proteína al día o más y en hombres de más de 56 gramos diarios.
Y ahora lo que da más pereza: el ejercicio. Siempre pasa que decimos “a partir de hoy me pongo en serio”, “voy a ir tantos días al gimnasio”, etc. pero luego la respuesta a nosotros mismo es “bueno, hoy no porque estoy cansad@ (aquí podrían ir también cosas como: hace frio, hace calor y millones de excusas más)”.
Aquí es donde entra en juego el aparato que he encontrado. El nombre es Neat and Portable Arms Workout Machine. El nombre se las trae, lo vi un día y volverlo a encontrar no ha sido tarea fácil. Se supone que es cómo trabajar con tus propios brazos, presionándolos entre sí.
Consta de una estructura en forma de X y tres bandas elásticas, cada cual con una resistencia diferente para que cueste más o menos realizar el ejercicio. Así de simple. Está dirigido a trabajar bíceps, tríceps y hombros e incluso el pecho.
Creo que es una opción guay para esa gente que le cuesta salir para hacer ejercicio y que tampoco quiere muchos cacharros diferentes en casa. En la web donde lo he visto dice que es fácil de guardar y transportar. Además, muestran fotografías de cómo utilizarlo y las partes que vas trabajando cuando lo utilizas de una manera u otra. Y menos mal, porque yo creo que si me lo dieran y no me dijesen qué es, no sabría qué hacer con él.
Al tenerlo en casa, nos tenemos que dejar de excusas. Podemos usarlo mientras vemos la televisión o antes de meternos en la ducha. No hace falta dedicarle muchísimo tiempo. Lo importante es ser constantes. Ya no hablo de este aparato en particular sino de cualquier forma de hacer ejercicio que elijáis. Que os proponéis 10 minutillos al día, pues bienvenidos sean. Pero hay que ser constantes.
No podemos olvidar los estiramientos. Hablando ya del cuerpo en general, antes de ponernos a hacer nada, un pequeño calentamiento es lo ideal para evitar lesiones. Movilizar la zona que vayamos a trabajar con ejercicios suaves y cortos para despertar el cuerpo. Y, por supuesto, estirar después de cualquier entrenamiento es fundamental.
Y el gustito que da estirarnos ¿qué? ¡Es maravilloso! Es más, estirando el cuerpo ya le estamos haciendo un favor enorme. Solo hay que ver a los gatos, que se pasan el día estirándose. Después de que hayamos estado sentados mucho tiempo, tumbados o recién levantados, estirar es una maravilla.
Así que para lo más perezosos… ¡a estirar!