Muchas veces nos ponemos excusas para no hacer algo que no nos apetece o para adquirir un nuevo hábito. “Empiezo el lunes” son, posiblemente, las tres palabras que más nos repetimos a nosotros mismos. Sin embargo hay cosas que, aunque al principio parece que nos van a costar muchísimo, al final terminan encantándonos. Eso es lo que me ha pasado a mí. A veces por falta de tiempo o, simplemente, porque después de estar todo el día de un lado para otro, no te apetece meterte en un gimnasio. Pero hacer ejercicio es fundamental para nuestra salud y bienestar, así que no es para nada conveniente que tomemos el sedentarismo como un hábito.
Por eso mi consejo es que os pongáis un zapato cómodo y os echéis a caminar. Y cuando digo zapato cómodo me refiero a que esté pensado específicamente para este ejercicio. No vale salir a la calle en sandalias ni en botines ahora que llega el invierno. Hay zapatillas diseñadas específicamente para este ejercicio y, en mi opinión, las mejores son las que tienen la suela muy ligera, ya que si pesa al final nos va a costar más andar y nos cansaremos antes.
Lo ideal es caminar una hora diaria. Claro está que, si no tenemos el fondo físico necesario, tal vez dar un paseo de una hora nos cueste bastante. Tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de unos cuatro kilómetros aproximadamente, dependiendo de la velocidad a la que vayamos. Por eso, tal vez lo mejor sea empezar con 20 minutos los primeros días, para después subir a 30, 45 y, finalmente, una hora. Es a partir de los 30 minutos cuando empezamos a quemar grasa acumulada, ya que antes lo que eliminamos es el exceso de glucosa.
Aquí os describo algunos de los beneficios que caminar proporciona a nuestro organismo:
-Adelgaza. Está demostrado que tener la rutina de caminar todos los días al menos una hora da mejores resultados en la pérdida de peso que realizar ejercicios de alto impacto de forma más esporádica. Esa hora diaria no nos cuesta nada, podemos hacerla al volver a casa, yendo o viniendo de casa al trabajo cada día o, como más me gusta a mí, cenando pronto para poder ir después a dar un paseo. Puedes cambiar los circuitos para no aburrirte y, además, hacer ejercicio antes de dormir nos ayuda a descansar mucho mejor porque habremos ayudado a nuestro organismo a digerir la cena.
-Fortalece la musculatura. El sedentarismo es uno de nuestros mayores enemigos, y una de sus consecuencias es la pérdida de masa muscular. Caminando todos los días ayudamos a que los músculos de nuestras piernas ganen tonicidad y fuerza, además de que cuanta más masa muscular tengamos en el cuerpo, más calorías necesita este, así que las quemaremos mucho más fácilmente.
-Evita lesiones. En comparación con otros ejercicios, caminar no solo fortalece articulaciones y musculatura, sino que además no tiene ese pequeño factor de riesgo que sí tienen otros ejercicios, como el running. Éste provoca impactos constantes en caderas y rodillas que, dependiendo de nuestro peso y forma física, pueden ser más un perjuicio que una ayuda.
-Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Caminar es un ejercicio de tono moderado, así que las personas que padecen del corazón pueden realizarlo de manera controlada sin sufrir riesgos. Está demostrado que andar disminuye la presión arterial, por lo que es perfecto para controlar la hipertensión, así como controla los niveles de LDL (colesterol malo). Además, regula el nivel de glucosa en sangre ya que es lo primero que se quema al hacer ejercicio. Por otro lado, está comprobado que caminar facilita que se abran nuevos capilares, por lo que favorece una mejor circulación sanguínea.
Por último, es necesario admitir que, en este terreno, la tecnología nos está ayudando mucho. Tanto, que el móvil se ha convertido en la mejor herramienta para ponernos en forma. Nos podemos descargar aplicaciones que miden los pasos que damos y el progreso que vamos haciendo, que miden las pulsaciones, nos marcan objetivos y nos dan consejos de cómo conseguir nuestro objetivo de estar cada día más sanos y felices.