Ayer por la noche viví un momento muy emotivo cuando rebuscando entre mis libros más queridos (cosa que hago bastante a menudo) me reencontré con mi colección de Los Cinco, la de verdad, la original.
¡Cuántos recuerdos de mi infancia viviendo sus aventuras!
Daba igual que fuera Los Cinco y el Tesoro de la Isla, Un fin de semana de los Cinco o Los Cinco se ven en apuros… la gran Enid Blyton nos hacía soñar con montañas de emparedados y botellas frías de cerveza de jengibre en cada aventura que emprendía esta pandilla.
Esa cerveza apta para todos los públicos que refrescaba a mis ídolos de la infancia y que a mí me maravillaba por eso de llamarse cerveza y porque tenía un toque exótico y misterioso. Cuando se la pedía a mis padres ellos siempre me engañaban con un poquito de Shell (que se llamaba entonces y que es el sifón o soda de toda la vida) y me decían que era la cerveza de jengibre.
¿Sabéis qué es realmente la cerveza de jengibre? Es una bebida carbonatada con sabor a jengibre y limón, básicamente. Está sorprendentemente buena cuando la pruebas más de una vez, y es muy refrescante, aunque depende de si sois amantes del jengibre. Y para conseguir el efecto burbujeante añadimos un chorro generoso de sifón o soda.
En fin, que con todo este momento sentimental me apetecía hablaros hoy del jengibre y de sus propiedades y beneficios.
El jengibre es una raíz de planta con múltiples beneficios para el cuerpo y para la salud en general. Durante siglos se usó en la dieta típica de distintas culturas gracias sus propiedades naturales y de carácter nutritivo. Aumentar la temperatura del cuerpo en la gente friolera, acelerar el metabolismo, aumentar la libido o contribuir a evitar náuseas y mareos durante el embarazo son algunos de los beneficios de este alimento.
Para los fans de las infusiones, la infusión caliente de raíz de jengibre potencia la transpiración, es antitérmica, alivia los resfriados y actúa como expectorante sobre los pulmones ayudando a expulsar las flemas.
¡Apuntaos este dato porque se acerca temporada de gripes y catarros!
Si os sentís cansados y con falta de vitalidad, el jengibre tiene un efecto estimulante sobre el corazón y la circulación sanguínea que hace que nos vengamos arriba.
Ahora que se acercan todas las fiestas navideñas, con comidas de empresa y con excesos en la alimentación, el jengibre nos viene fenomenal para favorecer las digestiones. Confiere vigor al estómago e intestinos, estimula el apetito y facilita la digestión al activar la secreción de enzimas. Sus efectos analgésicos y relajantes sobre el intestino calman los cólicos, dolores abdominales e indigestiones.
Y la raíz de jengibre está considerada como un buen afrodisíaco, capaz de estimular el deseo sexual y aumentar la libido. Si os hacéis una infusión mixta de jengibre y canela, el éxito está asegurado.
A las chicas nos viene muy bien durante los periodos de menstruación aliviando el dolor.
Y para las que somos frioleras, os recomiendo tomar muchos tés ayurvédicos y té Chaí, cuyo principal ingrediente es el jengibre.
Pero seguramente la propiedad más conocida es su fama como remedio contra las náuseas en todas sus numerosas variedades: mareo en los viajes, embarazo, postoperatorios, los producidos por tratamientos de quimioterapia, etc.
Es cierto que no a todo el mundo le gusta el jengibre ya que tiene un sabor notablemente picante, producido por el gingerol, pero esto también lo convierte en un buen condimento gastronómico.
¿Sabíais que las propiedades de los gingeroles son beneficiosas para prevenir el cáncer de colon? Sus efectos parecen inhibir el crecimiento de las células cancerígenas en esta zona.
Cocinar con jengibre se está convirtiendo en todo un descubrimiento y es que, además de presentar un aroma muy personal, cada vez son más los beneficios que se le atribuyen a este alimento.
Aunque en principio parezca complicado, pelarlo es muy fácil ya que tiene la piel muy fina y se puede retirar fácilmente. Simplemente raspando con el canto de una cuchara conseguiremos retirar la piel sin llevarnos demasiada carne y sin riesgo de sufrir un corte.
Podemos rallarlo para acompañar pescados, ensaladas, carnes…
O podemos cortarlo en finas láminas y añadirlas a un cazo con aceite. Lo calentamos durante unas 3 horas y después lo dejamos reposar medio día en el frigo. Así conseguiremos un aceite de jengibre estupendo, sencillo y rápido para aromatizar nuestras recetas.
Sabéis lo que os digo, que me voy a preparar un cervecita de jengibre ¡Por los tiempos de la infancia!