Yong Li responde siempre de buen grado al permanente acoso y derribo por parte del tribunal de Cayos Cochinos. Para eso es muy chino: tiene paciencia de chino y sonríe ante la adversidad como un chino. Ante el embate de Bibiana y el resto del grupo, prácticamente sin excepción, por su negociación con Chiqui llegó incluso a pedir perdón. Eso sí, luego de disculparse se descojonaba, lo cual debe ser difícil de entender para algunos.
Minusvaloran la capacidad del chino para negociar y le machacan públicamente sin saber apreciar el valor de una gafas de buceo, que los ‘bonitos’ les entregaron con tubo, afortunadamente. Pero es que también le insultan, en su cara o a sus espaldas. Decía Nacho Montes, en conversación nocturna con Carolina Sobe: “Yo a los diecinueve años estaba acabando mi primera carrera, y no era un analfabeto y un retrasado como este (por Yong Li). Y encima es cerdo y maleducado”. ¡Madre del amor hermoso!
No haré comentario sobre lo precoz que pueda haber sido Montes en los estudios, porque su expediente académico tiene menos interés que las preferentes de Bankia. Ahora bien, resulta un sarcasmo escuchar a un señor hablando de lo maleducado que es otro mientras le llama cerdo, retrasado y analfabeto. Propongo que una próxima prueba de líder la gane quien menos maleducado parezca. Seguro que esa tampoco se la apunta Montes.
No niego que tengan razón al acusar a Yong de poco aseado, pero también me parece razonable el comentario de este sobre lo equivocados que parecen quienes han decidido participar en esta aventura con la mentalidad de quien va a un spa o un resort todo incluido. Hacer ascos a que alguien del grupo meta las manos en la olla es de ser un mal superviviente. En todas las ediciones de este programa les hemos visto comer con las manos y prescindir de principios básicos de higiene que jamás abandonarían en otras circunstancias.
Eso sí, esa camiseta y bañador en negro y naranja los lleva Yong invariablemente desde el primer día. Además, no parece que le haya pasado mucho la pastilla de jabón que tienen para ello, lujo impropio de supervivientes. Por tanto, no niego que algunas de las críticas a Yong estén justificadas, pero quedan diluidas dentro de un conjunto interminable de menosprecios y descalificaciones a todas luces intolerable.
Por eso me alegró enormemente la resolución de la última prueba de recompensa, en la que un nominado Yong no solamente ganó en resistencia física y mental, sino que aprovechó para mostrar su generosidad. Como decía después Rafa Lomana, el chino había logrado callar muchas bocas gracias a esa prueba. La estirpe de ganadores a la que pertenece Katia no parece tan invencible como ella cree.
La prueba consistía en aguantar una vasija sobre un tablón pisando uno de sus extremos. Concentración y equilibrio eran las claves, aunque al final se demostró que lo más importante era el aguante y la capacidad de sacrificio. Fue así porque dos concursantes, uno de cada grupo, seguían compitiendo tras una hora de reloj, por lo que el nivel de dificultad subió un peldaño, pidiéndoles que continuasen con las manos detrás de la nuca.
Yong y Vivi fueron quienes merecieron el triunfo, superando con creces a todos los demás y demostrando mayor resistencia, concentración y equilibrio. Diría que fue Vivi quien mejor supo jugar, aunque al final ganase Yong. La concursante del grupo que ahora habita Cayo Paloma arriesgó al inclinar más que los demás el tablón, lo que le proporcionaba una postura mucho más cómoda para su pierna. Así permaneció todo el rato, mirando casi siempre al suelo para no perder la concentración, y aguantando bajo el sol mientras la mayoría permanecían en sombra.
Por su parte, Yong se desconcentró en más de una ocasión, llegando a bromear con Abraham y sin borrar la sonrisa de su cara la mayor parte del tiempo. La posición de su pierna era mucho más cansada, siempre en vilo, incluso llegó a desequilibrarse un poco en algún momento y estuvo a punto de abandonar al sentir una hormiga recorriendo su pantorrilla.
A pesar de todo, el chino fue ganador de la prueba, primera bofetada para algunos de sus compañeros, particularmente esa Katia que pateaba la banqueta donde se podían sentar los concursantes tras haber caído su vasija. Su gesto ya es imitado a lo largo y ancho del país. Tanto es así que se está empezando a preguntar por ello en el polígrafo de Sálvame Deluxe.
La segunda bofetada fue propinada por Yong a la hora de decidir los dos concursantes, de su equipo o del otro, que podrían comer los abundantes manjares que les tenían preparados: hamburguesas, sándwiches, patatas, chocolate y no sé cuantas cosas más. En un gesto sin precedentes, Yong decidía no ser uno de los tres agraciados, eligiendo a Rafa y Leo al tiempo que cedía su propio puesto a Bibiana.
El gesto de Yong es inteligente porque de alguna manera le reconcilia con su equipo al tiempo que le hace quedar bien ante la audiencia. Incluso ante esa parte de la audiencia que vota, puesto que no debemos olvidar que está nominado y hoy se la juega junto a Bibiana y Rafa. Además, él ya había comido el día anterior mientras negociaba con Chiqui. A pesar de todo, apuntaba el chino cargado de razón: “El compañerismo es un asco”. Y tanto que sí, sobre todo para el que se queda sin comer.
No sé si el grupo apreciará en lo que vale el gesto de Yong. Ya fue subestimado por un Nacho Montes que hablaba del “triunfo de nuestro equipo, a través de Yong”. ¿Perdona? Creo que no se enteró de que esta vez no se jugaba por equipos al tratarse de una prueba de recompensa completamente personal. De hecho, Yong bien podría haber elegido a Vivi para disfrutar de la comida, que lo tenía ganado sobradamente al ser la segunda campeona. Curioso que triunfasen en la prueba los dos concursantes que no están siendo muy bien tratados en sus grupos respectivos.
Aún digo más: ¿Será Katia capaz de reconocer el triunfo de alguien que no sea ella misma? Horas antes nos había sorprendido con la siguiente afirmación: “Ninguno de mis compañeros son rivales para mí. Ella tampoco (por Carolina)”. El chino menos, claro está. Pero ahí le tenemos, en ganador, por mucho que le pese a Katia. Igual me equivoco, pero en la siguiente captura de Leo hablando en confesiones a cámara me parece que estaba describiendo de alguna manera a Katia.
En Cayo Paloma, los ‘bonitos’ tienen nuevo compañero. Se trata de Tony, quien parece que ha llegado a Honduras con una estrategia peligrosa. Sus preguntas a Chiqui sobre lo que debía estar haciendo su novio en esos momentos (madrugada allí y aquí) pueden tener otra intención aparte de divertirse un rato.
Dudar de la fidelidad de la pareja de una compañera es una rara diversión, pero es que realmente pienso que la intención de Tony puede ser desestabilizar a quien se está mostrando como una buena superviviente, fuerte como pocos y peligrosa rival. No nos engañemos, de ese grupo Chiqui es la única conocida por el gran público.
¿Quién no conoce a Chiqui? Sin duda es mucho más famosa que Tony, Suhaila o Abraham. Eso la convierte en una rival peligrosa, más aún si es mayoritariamente querida, a pesar de su mal humor y la facilidad que está mostrando para unirse a la mayoría con el fin de machacar a aquellos que han caído en desgracia, como demostró con Pelopony o Vivi, a pesar de que con esta última ya han recuperado su buena relación.
Las dudas infundidas por Tony a Chiqui podrían debilitarla, si no hasta el extremo de hacerla abandonar sí al menos para quebrar un poco la fortaleza mental que está demostrando tener. Esa fortaleza, unida a su capacidad de sacrificio (mayor que la media posiblemente por no haber tenido una vida fácil) y el factor “fama” antes mencionado, la convierte en diana para un Tony cuya estrategia ha quedado al descubierto demasiado pronto.
En el resumen del viernes asistimos a un nuevo acercamiento, si le podemos llamar así, entre Leo y Rafa. Acercaron posturas puesto que Leo aceptó que Rafa puede no ser consciente de lo dijo antes de empezar el concurso sobre a quién pensaban o debían nominar. De ser así no la habría mentido, y eso era lo que más molestaba a Leo. Recuerdo lo que dije aquí el jueves, repitiendo lo dicho por Antonio Tejado: las cosas no fueron como contó Bibiana. Leo sigue pareciendo demasiado inocente, no explicándose como más de una persona le ha contado algo de forma distinta a como pasó. Lo mismo pensé cuando preguntaba tras la pasada gala: “¿Qué gana Bibiana contando esto?”. No sé si se usa en las estrategias del póker, pero los romanos lo tenían bien claro: “Divide et vinces”, o también “Divide et impera”. Traducido en el sempiterno “Divide y vencerás”.
Eso sí, cuando hablo de acercamiento entre Leo y Rafa me refiero a las diferencias habidas entre los dos. Porque en el aspecto meramente formal, su lenguaje corporal muestra que siguen manteniendo las distancias. Creo que Leo no es muy de abrazos, y tampoco pido que sellasen su tímida reconciliación de esa manera. Pero eché de menos un acercamiento mayor que chocar los puños. Algo que propuso Rafa, dicho sea de paso.
Esta noche asistiremos a la primera expulsión de relevancia entre los concursantes que ahora habitan Playa Uva. Si tenemos en cuenta que Aran sigue disfrutando de la experiencia como concursante “tapada” entre los ‘bonitos’, y que Anabel se marchó contenta sin que llegásemos a saber si había hablado finalmente con la supervisora, hoy tendremos al fin una expulsión temida. Yong debería seguir desquiciando al tribunal del palco VIP, Rafa aún tiene pendiente la reconciliación definitiva con Leo y es la tercera pata de una alianza interesante, que se me antoja necesaria. Por su parte, Bibi les canta copla hasta cuando la mitad andan ya dormidos. No hace falta decir quién sobra ahí.
Preguntas desde el palafito
¿Quedará Katia finalista una vez más en la prueba de líder? ¿Se disputará de nuevo con una prueba de apnea? Y lo que me inquieta aún más: Si algún día no gana Katia, ¿será capaz de aguantar la respiración hasta recuperar al collar de líder?
¿Para Katia será de campeones perder una prueba e intentar hacerse con las sobras de comida caídas al suelo?
¿Se puede considerar insinuación que Leo le proponga a Yong contarle las picaduras? En circunstancias normales la cosa podría haber acabado de otra forma.