Puede que Rosa Benito se abrace a una palmera de cartón piedra, vacía por su reverso y grabada por un redactor del programa horas antes de su llegada. No me extrañaría, porque sobre su paso por este programa se han proyectado sombras de duda en muchas ocasiones, aunque tampoco puede decirse que haya sido todo mentira. A ver, su caída de ayer es cierta. Una verdad, al fin. ¡Albricias!
Debo decir que es una verdad triste, porque la pobre se ‘esmorró’ contra el suelo y anda con el labio partido, como si fuera un boxeador. Además, un boxeador malo, porque al que fuera marido de su cuñada Rocío nunca le partieron el labio. También tiene un incisivo central desplazado. Lo primero que dijo Rosa, todavía en el suelo, fue: “Me he roto un diente”. Pero no, por suerte el diente sigue más o menos en su sitio y más o menos intacto. Para completar el recuento de daños, rodillas y codos heridos. Un cuadro, vamos.
Rosa llegó a Cayos Cochinos con demasiados humos, algo poco propio de una exconcursante que no destacó por sus dotes para la supervivencia. “Les voy a poner las pilas y decirles dónde tienen que ir a coger caracolas”, decía. Pues bien, el balance ya lo he hecho, al que se debe sumar que al poner la sartén sobre el tronco que usan para ello se le cayó todo al suelo. Ir a dar lecciones y salir trasquilado. Eso le ha pasado. El accidente lo tuvo junto a Rafa y Carolina, a quienes puso en riesgo al llevarles por un camino resbaladizo e inseguro. Eso sí, una vez estaban atrapados en medio del peligro, le decía a Rafa que aquello era peligroso, como si tuviera él la culpa.
No sé lo que les contarían a los habitantes de Cayo Paloma para justificar que Rosa les abandonase para ir un rato con los del palafito, y mucho menos lo que les dijeron cuando volvió magullada y con el labio partido tras haber sido evacuada y visitar la enfermería. Lo tuvieron que flipar. En ese caso, las mentiras son piadosas, o más bien imprescindibles. Otra cosa es lo que algunos siempre sospechamos y anoche destapó Tatiana Delgado en el debate. Estalló una pequeña bomba, cuya potencia quedó minimizada por el hecho de que quien fuera compañera de Rosa en su edición haya guardado la información durante tanto tiempo y esperase hasta anoche para soltarla.
Pongamos en antecedentes y refresquemos la memoria, sobre todo de los más desmemoriados. Tatiana fue uno de los grandes apoyos de Rosa Benito en Supervivientes 2011. Su confidente y amiga, aquella con la que se iba siempre a coger caracolas, con mayor suerte y acierto de la tenida ayer por nuestra protagonista. Quiero decir que no estamos hablando de una enemiga acérrima y demostrada sino de alguien que vivió aquella experiencia de forma muy cercana a Rosa. Pues bien, anoche destapó el tarro de las esencias para contarnos que el paso de la exmujer de Amador por el programa se caracterizó por la mentira.
Según Tatiana, a Rosa le motivó en todo momento hacer televisión, sin importarle nada la verdad. Cuando veía acercarse una cámara le decía a su amiga: “¿Quieren que hagamos televisión y demos audiencia? Pues voy a hacer televisión”. Entonces cogía una camiseta de Montalvo y la olía, o le miraba con cara de enamorada, y cosas así. Aquella historia de la mujer decidida a cambiar de vida, frustrada por no haber salido a cenar o al cine con amistades, respondía a un cuidado guion, una útil patraña urdida por Rosa Benito. Digo útil porque es indudable que eso le sirvió para convertirse en ganadora, lo cual quiere decir que muy mal no lo haría. Si acaso dejó algún fleco peligroso sin rematar, como que Tatiana fuera testigo de todo aquello.
En el fondo, Tatiana no nos ha contado nada nuevo. Algunos tuvimos siempre esa sospecha, cuando no convicción, y así lo dijimos, aunque mantuviéramos ciertas reservas necesarias. Insisto en que el valor de lo dicho anoche por la colaboradora del debate es que nadie lo puede saber mejor que ella. Bueno, menos la propia Rosa, que escuchó parte de lo contado por Tatiana y respondió torpemente, acusándola de querer hacer televisión. Como decía en Twitter, un poco más tarde, Joana Morillas, eran palabras precisamente de Rosa, "una yonqui de la pantalla".
Anoche volvía a mostrar su facilidad para enmascarar la realidad cuando Álvaro de la Lama, que estuvo inmenso en el Última Hora y en el Debate (lo cual es de celebrar y me alegra mucho que haya sido así, tras unos primeros programas no tan alentadores) le recordaba palabras suyas pronunciadas ayer mismo y que la audiencia acababa de escuchar. Negó haber dicho a Chiqui, relativo a Amador, “ahora que se joda”, hasta saber que lo acabábamos de ver. Y no quiso contar la conversación que tuvo con Amador desde la tienda de campaña, en la que este le hablaba de devolverse ambos ciertos recuerdos y terminó con Rosa diciendo “vete a tomar por el culo”. “Puede que no te acuerdes por el golpe”, le respondió con sorna Álvaro.
Amador, por su parte, sigue intentando superar el golpe que le ha propinado Rosa en su viaje a Cayo Paloma. Tras marchar Rosa dijo encontrarse “desolado”, lo cual es entendible. Preguntado por Álvaro si tiene la sensación de que no va a volver a verla en mucho tiempo respondió: “Sí… es la vida”, y sus ojos se inundaron de lágrimas. Un nudo en la garganta le impedía seguir hablando, pero aún pudo prometer que seguiría luchando hasta el final, tal y como les había aconsejado Rosa minutos antes.
Otro de los argumentos del Última Hora de ayer fue el juego de recompensa, en este caso una prueba de inteligencia. Formaron dos equipos y el que respondía bien la pregunta hecho por Raquel Sánchez Silva comía uno de los pequeños bocados preparados para ellos, mientras quien no respondía bien le cedía el suyo a uno de los miembros del otro equipo. Rosa (que cedió a sus compañeros los bocados que le correspondieron a ella), Yong y Nacho en un equipo. Abraham, Amador y Chiqui en el otro.
Soy consciente de que no está bien reírse de la ignorancia ajena, pero es tan inevitable como cuando uno ve tropezar y caer a alguien por la calle. Primero reímos y luego tenemos el natural impulso de ir a ayudar. En este caso, ese impulso no lo es tanto, mucho menos con Nacho Montes, quien ha estado estos dos meses presumiendo de tener tres carreras, llamando ignorante a Yong o burlándose de Aran por intentar hacer fuego con un preservativo. Pues bien, anoche Yong respondía correctamente que la estrella situada en el norte es la polar, mientras Nacho ponía que el “lucero del alba”.
Aunque eso de la estrella fue lo más leve. Preguntado el señor de las tres carreras por cuantos años son un lustro, en lugar de 5 escribió en su tablilla 100. Cien suspensos merece por ignorar de esa forma una pregunta de la que Raquel comentaba antes de leerla en alto: “¡Qué fácil es esta!”. Luego vino lo de la capital de Estados Unidos, a lo que Yong y Abraham, los dos más jóvenes, respondían que Nueva York y Chiqui sorprendía poniendo Inglaterra. Los otros tres respondían Washington, pero escrito de forma muy sui géneris. Para Rosa era “Whasinto”, “Wachinton” para Amador y Nacho escribía ufano “Washintong”. Lo de Chiqui es una barbaridad, pero sorprende menos al tratarse de alguien con un bajo nivel de estudios. Sin embargo, Nacho le puso en bandeja el comentario malicioso a Álvaro de la Lama, que puso en duda si escribe los libros él o se lo hace alguien.
Rafa lleva semanas viviendo en el palafito, lo cual le hace acreedor del título de superviviente con mayúsculas. Si alguien debe llegar a la final este es él, puesto que sus condiciones de vida han sido notablemente más duras y ha llegado hasta hoy con un buen humor inmejorable, nada que ver con el temperamento más bien huraño mostrado las primeras semanas. En el palafito ha convivido primero con Leo, que le cuestionaba todo y con quien había tenido más de una tensión, por así decirlo. Luego vino Viviana, concursante koala que se subía a su espalda para cruzar el mar, lo cual es una carga excesiva para alguien escaso de fuerzas y casi sin alimentos. Finalmente, Carolina parece haberle mejorado el ánimo, y ha formado con ella un dúo cómico que no tiene precio.
Carolina prometió que si se quedaban Rafa y ella esta semana juntos en el palafito se bañarían desnudos. Aunque le habían metido en una promesa ajena, Rafa lo cumplió tímidamente, quitándose el bañador, pero permaneciendo bajo el agua. Ella, sin embargo, no tuvo reparo en despojarse de toda la ropa y salir del agua como una diosa de ébano, en plan chica Bond, o algo así. Nadie ha pasado por esas islas con tanto sentido del espectáculo como Carolina Sobe, amigos. Para hacer televisión no hace falta inventarse carpetas imposibles.
Preguntas desde el palafito
El culebrón de Tony y Oriana ha migrado a Mujeres y hombres y viceversa, pero mantiene sus ramificaciones en Supervivientes. Por eso anoche estaba en el debate Nagore Robles, que afirmó lo siguiente: “Abandoné el plató como una hidra”. ¿Qué quiso decir exactamente? ¿Se refiere a la culebra venenosa? ¿O acaso al pólipo cilíndrico de apenas dos centímetros de largo? Si es así, debería saber que, según la wikipedia: “La hidra no tiene un cerebro reconocible”. Conste que yo no he sido.
¿Es cierto que en la López Ibor han confirmado tener una cama reservada para Rafa Lomana? Creo que es solo por si hiciera falta, y nunca para antes de la final. La de Nacho Montes no estará preparada hasta dentro de un lustro. O sea, cien años, como en la novela de García Márquez.
¿Qué hago yo escribiendo un día de San Isidro, patrón de Madrid? Ha sido un placer, pero si me disculpan, ahora voy a ir otras cosillas.