La final de este Supervivientes se juega, como las elecciones en algunas democracias, a doble vuelta. Será esta noche cuando sepamos el nombre del ganador, pero ya sabemos por adelantado que será un buen superviviente. Digo más, será un superviviente, no como en otras ocasiones en que se valoró más la fama y relumbrón. Ahora el programa vuelve por sus fueros, tras el triunfo de un guion más o menos bien interpretado con el cual se convirtió este programa en algo distinto a lo que ha de ser.
Rafa o Abraham son los finalistas que se disputan el premio final. No voy a repetir los méritos de cada uno, pero ambos me han parecido grandes supervivientes, con lo cual el premio será merecido pase lo que pase. Que Abraham llegase hasta el enfrentamiento final no planteaba duda alguna, no así que el otro candidato fuera a ser Rafa. Sin embargo, anoche este concursante se perfiló como un durísimo competidor.
Rafa Lomana acabó primero con las aspiraciones de Nacho Montes, dejándole en un deshonroso cuarto puesto al ganar el duelo del televoto al que les enfrentaron. Una decepción que Nacho no se tirase al suelo como Sonia (de los Monroy de toda la vida). Si no se respetan las tradiciones estamos perdidos. La tesis de Nacho sobre la inutilidad de esa inmunidad que proporciona ser líder se iba así a tomar viento. “He estado seis veces nominado”, decía presuntuoso, y repetía “seis”, mostrando extendidos todos los dedos de una mano y uno de la otra. De ser once no le hubiera quedado otra opción que usar un dedo prestado. Pues bien, la séptima le dejó a las puertas de la final.
Sin embargo, Abraham ahí estaba, finalista sin haberse medido con sus compañeros nunca ante audiencia votante. Su primera ocasión será la votación que se resolverá esta noche, es decir, la última y definitiva. Si bien es cierto que le faltan pistas para saber lo que pasará, su buen papel en las pruebas le ha proporcionado un pase directo a la final, contradiciendo lo que planteaba Nacho sobre lo importante de ser salvado por la audiencia frente al poder del líder que le nominó una y otra vez.
De poco vale salvarse una vez tras otra si se termina sufriendo el castigo de no poder disfrutar de la gloria de una gran final. Abraham desconoce el apoyo que puede tener entre la audiencia, pero Nacho puede ahora dudar de si fue superando nominaciones porque la audiencia le quiso mantener como animador isleño, con el fin de mantener el espectáculo. La idea de haber sido salvado por la audiencia puede ahora tomar otro sentido. En realidad se trata de una idea ya de por sí errónea porque el voto es siempre en negativo, salvo el que esta noche decidirá un ganador.
Rafa no solo terminó con las aspiraciones de Nacho, sino que un rato más tarde ganaba a Yong Li en la segunda votación de la noche. Hubiera asegurado que Yong era el más fuerte de los tres finalistas que quedaron anoche tras la expulsión de Nacho. Los datos de porcentajes de expulsión que conocimos anoche venían a confirmar mis sospechas, porque Rafa salió de Cayo Paloma hacia el palafito por un 54,3 % de los votos, frente al 43,9 % de Katia y al 1,8 % del chino. Pero anoche Rafa logró imponerse a Yong, como lo había hecho antes a Nacho.
Yong es un tío con suerte. Fue el que peor quedó entre los tres en la primera prueba de la noche, una especie de pista aceitosa en la que tuvieron que deslizarse para agarrar un coco y encestarlo. En la próxima edición deberían elegir a algún jugador de baloncesto que aprovechase esta constante del enceste en tantas pruebas. Pues bien, encestar dos cocos frente a los cinco de Abraham y los tres de Rafa le sirvió al chino para librarse de las siguientes dos pruebas, que solo realizaron Rafa y Abraham.
Parece que debería haber sido al revés, y el mejor posicionado fuera quien evitaba seguir haciendo pruebas. Menos suerte tuvo Yong con el regalo de su madre, un oso rosita con lentejuelas que debió comprar en un chino, como corresponde. El regalo ideal para una versión choni de Paris Hilton, vamos.
La segunda prueba fue ganada también por Abraham, que ya la conocía. Esa especie de ruleta en la pared de la que van teniendo que hacer desaparecer apoyos y terminan quedando colgados. Rafa lo tenía más complicado no solamente porque no tenía experiencia en la prueba sino porque estirado tocaba el suelo y no le permitían sujetarse con los pies en la pared.
La tercera prueba también era inédita para Rafa, mientras que Abraham ha demostrado en ella su gran dominio por encima del resto de concursantes. Se trata de la apnea, una vez más ganada por el siete veces líder, que contaba con la ventaja de diez segundos otorgada por haber vencido en la prueba anterior. Esto libraba a Abraham de enfrentarse al televoto que dejó a Yong fuera de la lucha por el premio final.
La noche había empezado con tres concursantes y un gogó medio desnudo en el exterior de los estudios, donde aterrizó el helicóptero que trajo a los concursantes y les tuvo dando vueltas por la zona durante casi una hora. No sé si es que habían pagado una hora de helicóptero y había que aprovecharlo o es el tiempo máximo que aguanta su depósito de queroseno.
Abraham, con su modelo preferido de bañador-braga y a pecho descubierto, intentó llorar sin éxito en el helicóptero. Luego, en tierra firme, debió pensar que no se trataba de una buena idea lo de ir enseñando tanta cacha. Lo digo teniendo en cuenta los 15º centígrados que marcaba el termómetro anoche en Madrid. Al final los medio despelotaron a todos para las pruebas, por lo que debieron pasar un frío importante.
Raquel Sánchez Silva no se libró del frío. Sin temor ninguno, eligió para dentro del plató un vestido que la cubría hasta los pies y uno de esos modelitos tipo palapa para el exterior. Hizo bien Jorge Javier Vázquez en no salir del plató en ningún momento, no se le fueran a congelar las canillas.
Y mientras tres concursantes se lo jugaban todo en los exteriores del plató, dentro se vivía bastante ajeno a ello, entre las disputas de Carolina (and sister) con Oriana, los flecos del conflicto conyugal de Chiqui o los supuestos enganches sexuales de Vivi o Aran. Sí, Aran resucitó anoche por una supuesta felación a Tejado, que al final negaron ambos.
No me quedó claro si Tejado la metió en su habitación, se la metió en la habitación o qué pasó exactamente, pero confieso que no me importa lo más mínimo. Se me vislumbra que se trataba de una lucha entre Supervivientes y el polígrafo de Conchita (la que no tiene barba y bigote), que acabó ganando esta última por cero a dos. Cuando Tejado aparentaba ponerse serio ante las increíbles acusaciones de Aran, esta añadía “que me hagan un polígrafo”. Blanco y en botella.
Chiqui no lo dijo, pero sospecho que también pasó el polígrafo por su cabeza, o al menos alguna que otra entrevista de viernes noche. Por eso debió afirmar que aún debía ver muchas cosas y tener una conversación con Borja antes de decidir el destino de la relación entre ambos. El siguiente capítulo, un viernes próximo. Antes de eso habían aparecido en plató sus padres.
El padre de Chiqui estaba muy enfadado con el mundo en general y los reporteros televisivos en particular. De forma tosca acusó a Diego de cobarde por medir dos metros y meterse con una muchacha de cincuenta centímetros. ¡Que le den una cinta métrica! Se ha dejado sin medir unos ochenta centímetros de hija. Mientras tanto, Diego, Katia y Suhalia (a la que reiteramos desde aquí el pésame por la muerte de su padre) se reían del pobre señor.
Menos mal que no le dieron a la pequeña Chiqui el disgusto de tener que ver la traición de Vivi, quien la metió de por medio en sus fabulaciones. Primero dijo que Amador la acosaba y Chiqui fue poco menos que instigadora e ideóloga de un montaje entre el de Chipiona y la paraguaya. Luego retiró ambas cosas y el montaje pasaba a ser cosa de Amador y ella, que se había reconocido dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de ser famosa. Da miedo la gente así, capaz de llevarse a los demás por delante con tal de alcanzar sus objetivos. No me creo nada de lo que dice Vivi. Ni aunque lo jurase por la coleta de Pablo Iglesias.
Como contrapunto a todo esto, la aparición en plató de Carolina Sobe trajo espectáculo y risas sin igual. Con su vestido de sirena, peluca de negra albina y labios pintados de azul, empezó riéndose de sí misma para poder reírse después de los demás. Sobre todo de Oriana y sus cosas. Todavía no sé cómo se atrevió la chica del gloss a enfrentarse a la hermana de Carolina. Confieso que yo lo habría evitado. Por otra parte, la larga entrevista a Amador Mohedano le dio otro tono a la gala, más de tipo confesionario. Me urge una imitación de Amador por Joaquín Reyes en plan testimonios chanantes.
En el exterior seguía Raquel con Rafa y Abraham, a punto de marcharse en un coche para mantener el aislamiento hasta la resolución final de esta noche. Antes de eso, la mujer de Rafa había conseguido salir del plató y encontrar a su marido fuera. Rafa había sido el único de los tres finalistas sin visita sorpresa. La madre de Abraham y la novia de Yong pudieron abrazarles durante la gala final de anoche. Un poco antes, Yong no había podido contener la risa mientras Rafa decía “Mi alma es de dios y mi corazón es vuestro“ y se abrazaba a Abraham. Ya se sabía que el premio sería para uno de los dos.
Esta noche conoceremos el nombre del concursante que se lleva los 200.000 euros, pero a esta hora ya sabemos una cosa (aparte de que Montoro tendrá su parte), y es que será un buen superviviente.