Decíamos ayer que se avecinaba una tormenta, sin poder adivinar hasta que punto era cierto. La de ayer fue una noche de tormenta eléctrica en Madrid, con el cielo iluminado por un carrusel de relámpagos que parecían celebrar la noche de San Juan un día después. Mientras tanto, en el caribe nicaragüense la tormenta se llevaba de un plumazo a un buen concursante, íntegro y leal con sus compañeros, arriesgado en las pruebas y poco respetuoso con el cumplimiento de las reglas, pero muy buen superviviente. El cielo de la capital parecía quejarse por la mala fortuna de este concursante.
Decía el poeta Khalil Gibran: "Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes". De esto saben mucho nuestros supervivientes, porque tormentas hay casi cada día. Pero ninguna como la que les esperaba durante la gala de anoche. Una gala intensa en la que se anunció un juego de recompensa que nunca hicieron, donde les comunicaron la baja de Román obligada por el equipo médico, supieron que esta baja será suplida por la permanencia en el concurso de las dos invitadas que entraron hace siete días, les informaron de la sanción por los repetidos incumplimientos de las normas y Deborah fue líder de forma inesperada cometiendo la torpeza de tirar su nominación a la basura al decidir nominar por sexta vez consecutiva a Trapote.
Dicho así puede parecer poca cosa pero fue una intensa noche en la que la señal de mi aparato de televisión amenazó en varias ocasiones con perderse, sufriendo un sobresalto tras otro ante la feria de rayos más que centellas emulando una mascletà extrañamente insonora. No comparto las susceptibilidades sobre las razones que han hecho a unos profesionales de la medicina que trabajan hace años en este programa recomendar la salida obligada de Román. El propio concursante, contrariado y en estado de shock cuando le comunican la decisión médica, pasó de insistir en quedarse a reconocer la oportunidad de su salida.
El cuadro médico de Román era preocupante, y basta con observar las fotos al pie de esta anotación para poder comprobar que su deterioro iba incrementándose cada día. No es que estuviera ahora peor que hace un par de semanas, es que se le ve más demacrado mientras le es comunicada su baja (imagen de la derecha) que cuando cogía una embarcación y se ponía en camino al necesario chequeo (imagen izquierda). En tan solo un día su físico hablaba por sí mismo, denotando un preocupante estado.
Pero no es tanto una cuestión de un físico particular, dado que Román es delgado de natural, a pesar de su necesario buen nivel físico, exigido por su profesión de bombero. Hay en el informe médico señales preocupantes que hacen la decisión médica más que justificada. Lo decía él mismo anoche: "hay cosas que no he contado para no preocupar e indican que no estoy bien". Extremidades que se duermen y otros síntomas similares hacen que se ponga por encima del concurso la salud. No deseo hacer comentario sobre nada relacionado con Román externo al programa, porque creo que algunos indicios me recomiendan no hacerlo. No comentaré, por tanto, la postura de su representación en el plató salvo para decir que me alegro de que le convencieran las explicaciones del propio Román.
Pensar que una estrategia del programa recomendase la baja de un buen concursante como Román es una ofensa innecesaria e imagino que dolorosa para un equipo que se deja las pestañas, especialmente a unos profesionales de la medicina cuya deontología profesional impediría respaldar una decisión injusta y no ajustada a criterios exclusivamente profesionales. He criticado muchas veces a la organización de este programa, pero nunca se me ocurriría dudar hasta este punto de la integridad de las ciento cincuenta personas que hacen Supervivientes. Al programa no le beneficia en nada que quienes han votado la encuesta de esta web para decidir si se quedaban Sonia o Malena puedan tener hoy la sensación de que han votado para nada. Tampoco tener que prescindir de un buen concursante. No hay nada que recomendase una salida como esta.
Román protagonizó anoche la despedida más emotiva que se ha vivido en la historia de este programa. Todos sus compañeros, sin excepción, le mostraron su cariño. Parri y María José lloraron desconsolados al saber que no se volverán a reencontrar con él en la isla. Los demás también vivieron el momento de la despedida emocionados. Desde Corn Island el concursante tuvo ocasión de recibir el cariño de todos, también del público en el plató. Jesús Vázquez le transmitió el pesar de todos ante su obligada marcha y entonces el rostro de Román pasó de su habitual inexpresividad a un gesto emocionado y agradecido. También en ese momento vi esfumarse la preocupación de Román por su estado de salud, confiado en que los cuidados de su familia serán más que suficientes para su total y pronta recuperación.
Me ha dado mucha pena esta baja. He tildado a Román de tramposo en el juego de las pruebas y no me arrepiento de ello porque contaba lo que veía, como siempre hago. Pero ya ayer, sin poder prever este lamentable desenlace, escribí que me parecía un buen compañero. Hoy puedo añadir que me ha parecido un concursante generoso y leal con sus compañeros, al que su desobediencia le ha costado caro. Si hubiera dosificado esfuerzos cuando debió haberlo hecho es muy posible que hoy siguiera en el concurso con muchas posibilidades de llegar hasta la última semana. Su temperamento reservado y algo callado no le granjeó ni un solo enemigo, salvándose cada semana de la nominación. Él y Parri (aparte de Miguel, el 'chico canario' que abandonó la quinta semana) son los únicos que nunca fueron nominados.
Acudir a la comparación con Santi Abad era inevitable. Lo supe cuando el año pasado hicieron la excepción de permitir su reincorporación al concurso tras pasar un par de días en Madrid sometido a un tratamiento y las pruebas necesarias para concluir que su estado de salud no le impedía continuar en el concurso. Estaba claro que algún día llegaría en momento en que alguien pusiera como ejemplo esa circunstancia. Ahora bien, no son casos comparables.
Santi respondió con celeridad al tratamiento, tras un atasco intestinal de proporciones inimaginables. Román precisa de descanso y una lenta recuperación. Además, los dieciséis kilos perdidos por Román en comparación a los dieciocho de Santi pueden ser como el doble o más, teniendo en cuenta que este mide más de dos metros y llegó con un evidente sobrepeso. Tenía, por tanto, mucho margen para perder peso, lo cual no sucedía con el bombero flaco.
En todo caso, no es el primer abandono por recomendación médica. El año pasado hubo de dejar el juego Escassi tras torcerse un tobillo; en Honduras 2008 abandonó Estela Giménez la primera semana por problemas de ansiedad; y un año antes (Honduras 2007) se debió ir (igualmente en la primera semana) la miss destitulada por ser madre, Ángela Bustillo, tras romperse un brazo.
Todavía no recuperados del impacto de la noticia debieron hacer la prueba de liderazgo, reservada también esta vez para la noche de gala. Fue de esas pruebas que suelen ganar quienes de otro modo nunca hubieran sido líderes. Deborah fue la Karmele Marchante de esta temporada, al ganar por calcular lo que debía comer. Aunque más bien diría que ganó por no comer.
Esta concursante es casi vegetariana y ya afirmó en una ocasión anterior que no come nunca carne ni embutidos. Anoche les pusieron en el plato una hamburguesa con patatas que pesaba unos 500 gramos, debiendo comer solamente 100. Quien más se aproximase a ese peso ganaría la inmunidad y tendría el privilegio de elegir el tercero de los nominados.
María José, Sonia y Malena se aproximaron bastante al peso exigido, pero fue Debi la que casi lo clavó. Consistía en casi no comer nada, como digo, lo cual hizo a la perfección esta concursante, dejando la carne intacta y dando cuenta solamente del tomate, la lechuga o alguna que otra patata. Hubo dos concursantes que renunciaron a ser líderes para comerse casi hasta el plato. Como se puede ver en las imágenes, estos fueron Parri y Perdi.
En las nominaciones hubo quien se decantó por nominar a quienes sobreviven del 'pacto de los barbudos', otros prefirieron a las dos nuevas incorporaciones, y también hubo quien nominó a uno de cada. Este último caso fue el de Parri, que nos dejó a todos sorprendidos nominando a Malena aparte de su voto a Guillermo. De forma que todo eran imaginaciones calenturientas nuestras. Menuda decepción. No hay nada que hacer entre estos dos, por lo visto. Fue bonito mientras duró.
María José, Sonia y Malena votaron igualmente al tándem Guillermo y Perdiguero. Estas tres han hecho asociación durante toda la semana, convirtiéndose la bilbaína en maestra protectora de las dos rubias oxigenadas. Por su parte, Trapote hizo en esta ocasión asociación con Perdi y Guillermo a la hora de nominar. También en este caso tres concursantes coincidiendo a la hora de nominar a Sonia y Malena. Está claro que la semana pasada por Trapote y Guillermo solos junto a Rafa y los animalitos (bien podría haber dicho junto a los animales y punto) ha sido un factor de unión suficiente para evitar la nominación mutua de estos dos.
La otra sorpresa, además de la nominación de Parri a Malena, la dio la líder Deborah. Se lo pensó una y otra vez, parecía dubitativa después de haber hecho la previsión de que estarían nominados por el grupo Guillermo y Perdi. No era así, puesto que habían quedado en esa situación Guille y Malena, cuando Debi decide acudir al recurso fácil de nominar a Trapote una vez más, dando esa respuesta absurda hasta decir basta, aún más en estos momentos.
Pero vamos a ver, queridísimos concursantes (me he parecido a Carmen Sevilla), Trapote no se quiere ir. A ver, repetid conmigo: Tra-po-te-no-se-quie-re-ir. Ahora todo junto: I-dos-a-la-mier-da. Qué cansinos resultan con esa cantinela, ¡por lo más sagrado! ¿Pero no se han dado cuenta que eso no es cierto? ¿Por qué no son más honestos y dicen que la nominan porque ella no se enfada nunca y saben que es una nominación arrojada a la basura porque no se irá? ¿Con quién piensan que debe enfrentarse para que la audiencia votante decida su expulsión? Cuántas preguntas retóricas, madre mía.
Es como eso repetido por Rafa tras su anunciada y prevista expulsión de anoche, sobre que el público castiga a Trapote dejándola en la isla. Claro, por eso te han votado a ti un 87 por ciento de los votantes, ¿no? guapito de cara. Otro hipócrita que intenta así atenuar el efecto de una noticia que siempre cae como una losa sobre un concursante cuando la cifra está por encima de un razonable 60 por ciento. Cualquier cosa mayor se tiende a considerar un castigo.
Ciertamente, la audiencia ha castigado a Rafa por su actitud parecida en muchas cosas a la de 'la legionaria', particularmente en lo insoportable y la difícil convivencia que ambos plantean en un concurso como este. Rafa Mora ha sido un buen concursante en el sentido más televisivo y 'realitero' de los posibles. Es decir, ha proporcionado espectáculo y muy buenas dosis de entretenimiento. Eso no se lo podemos negar, y si lo hiciera estaría siendo muy mezquino. Ahora bien, a muchos nos urgía descansar ya de Rafa y sus 'yoismos' permanentes.
De acuerdo que no ha sido un concursante más, como él mismo se encarga de repetir una y otra vez. De hecho, ha sido un concursante que figurará en los anales de Supervivientes dentro de la lista de los expulsados con mayor porcentaje de votos. Sólo le superan Elizabeth Thompson (2006) con un destacadísimo 91%, Aída Yéspica (2005) con un 89,8%, y Verónica Hidalgo (también en 2005) con el 88%. Ahí es nada.
Termino con lo de la sanción anunciada y, además, un particular servicio de traducción ofrecido por este palafitero. Les quitarán la mitad de los cincuenta gramos de arroz diarios por persona, con lo cual igual dentro de un par de semanas cae enfermo por desnutrición otro concursante. No digo más. Y lo que escribiera en la tablilla de las nominaciones Trapote, ese extraño mensaje que más bien parecía un acrónimo pero ella aclaró que se trataba de una palabra en húngaro dedicada a su novio, el torero y ganador de este concurso en su edición del 2005 (en otro canal cuyo nombre no recuerdo ahora mismo) Víctor Janeiro. Para quien aún se lo esté preguntando, y dado que hablo el húngaro en la intimidad, aclararé que SZERETLEK significa: Te quiero. ¡Qué bonito!
Y cierran estas líneas las dos imágenes de las que hablaba al principio, con un Román más melancólico que nunca, si cabe. Suerte a 'la roja' esta tarde-noche. Que Paco González os traiga tanta suerte como a nosotros no está dando diversión y buen rollo.