Si no fuera porque hay cosas que me llaman más la atención estaría comentando la torpeza de Anabel Pantoja contando en la isla (o sea, en público) lo de su “monte gurugú”, jibarizado gracias a los adelantos milagrosos de la cirugía estética. Su defensor en plató lo terminó de arreglar cuando explicó que antes su amiga parecía tener paquete. Ni pongo ni quito nada, fue esa su afirmación. Ahora Anabel confiesa no poder quitarle ojo al paquete de Rafa Lomana, que ha estrenado bañador tipo meyba, tan escueto como antiguo, y tentador para la sobrinísima.
Lo cierto es que me llama mucho más la atención ver al jurado de Cayo Paloma observando el bañador de Lomana con atención para poco después dictar su sentencia. Katia, Anabel, Bibiana y Montes forman un tribunal que raramente hace otra cosa aparte de criticar a los demás. El riesgo de equivocarse es patrimonio de los que hacen cosas, lo cual adquiere mayor gravedad cuando hay ocho ojos permanentemente alerta por si pueden criticar algo.
Insisto en la escena porque es claro reflejo de lo que está pasando en esa isla. Lomana estrena bañador y hay cuatro personas sentadas como si fueran el jurado de una competición olímpica (o de un concurso televisivo de talentos) haciendo gestos y aguardando que el sujeto de sus críticas se haya ido a hacer algo por el grupo para poder dictar sentencia. ¿Trabajar? ¿Para qué? Es mucho más cómodo censurar lo que hacen los demás.
Katia Aveiro se está revelando como una pequeña dictadora que actúa de forma caprichosa e infantil, sin importarle ofender a algunos de sus compañeros. Lo más importante es que, a menudo, ofende al sentido común. La última prueba de recompensa fue ganada por los concursantes de Isla Paloma, y eso que Chiqui no pudo casi hacer nada al hacer mucha menos fuerza que Yong, con quien le tocó tener su lucha particular. Entre los ‘palomos’ había un handicap llamado Nacho Montes, que apenas puso interés en la prueba, y así es difícil ganar.
En el barco camino de la prueba Katia afirmó que no se sentía bien y estaba pensando no hacerla. Montes estaba a su lado e hizo bien en dejar claro a su compañera que si ella no hacía la prueba estaría perjudicando a todo el grupo, un detalle importante que no pareció importunarle demasiado. La pequeña dictadora puede decidir si hacer las pruebas o no, claro está. “No estoy obligada”, dijo. Y punto final.
El problema de Katia es que había tomado mucho el sol y no se encontraba en plenitud de facultades para darlo todo en la prueba. Por eso prefería ni siquiera intentarlo. Lo gracioso es que llegados a la prueba les comunica Raquel Sánchez Silva que uno de los ‘palomos’ no hará la prueba por superioridad numérica con respecto a los ‘bonitos’. ¡Qué mejor ocasión para Katia! Eso era justo lo que ella necesitaba, poder evitar hacer la prueba. El destino parecía haberse puesto de su lado. ¿O no? No vayamos tan rápido, porque parece que no.
Teniendo el grupo que decidir quién de ellos no hará la prueba, Leo Margets le pregunta a Katia si quiere ser ella, dado lo que había estado diciendo durante el trayecto. Entonces Katia no solamente se hace la ofendida sino que espeta con desprecio a Leo: “La que menos manda es la que habla”. Por sorprendente que parezca, Katia hizo la prueba, dejando el grupo fuera a Anabel.
No es tanto que Katia cambiara de opinión, algo que le puede pasar a cualquiera, sino su actitud agresiva y escasamente comprensiva con quien una Leo que solo parecía querer agradarla, considerando su intención de no hacer la prueba aunque perjudicase al grupo. Dado lo dicho por Katia, cuando se enteran de que uno de ellos no hará la prueba es normal que todos pensasen en ella.
La actitud infantil de Katia es rematada en el trayecto de vuelta, cuando Leo le intenta aclarar su buena intención a la hora de preguntarle si quería ser ella quien no hiciera la prueba de recompensa. Katia responde airada, una vez más. “No voy a hablar de eso”, dijo, a lo que añadió: “Olvido las cosas que no me hacen bien y no me enseñan nada porque no quiero dar importancia a las personas que no la tienen”.
Le faltó una pizca para llamar “tonta” a Leo, como ha hecho repetidamente con Yong. De momento ya sabemos que para ella Leo no tiene importancia. La importante soy soy, debe pensar Katia. Creo que ha hubo emperadores romanos, zares rusos y dictadores bananeros más modestos y menos egocéntricos que esta concursante.
Hablaba de que unos trabajan y otros critican ese trabajo, algo que no solo pasa en Cayo Paloma. En Isla Bonita están las cosas más igualadas, porque todos ponen de su parte para ayudar al grupo. Están ganando más pruebas, lo cual les empieza a proporcionar una calidad de vida superior (ya tienen gafas de buceo, fundamental para mejorar la técnica de la pesca). Además, no tienen la lacra de cuatro concursantes en “resistencia pasiva” prácticamente todo el rato.
A pesar de lo dicho, también hemos visto a Pascual criticando el café que había preparado Chiqui y ofendido porque esta no le quiso decir la cantidad usada de café. Pascual, Diego y Abraham harían bien en ofrecerse a hacer el café la próxima vez en lugar de dejar que otro lo haga para luego comentar lo malo que está. Como ya comenté desde este palafito, el conflicto no se marchó con Pelopony.
No olvidemos que hoy es día de gala y tenemos dos nominados: Anabel y Yong. Lo lógico es que Anabel sea la expulsada, tanto como que el procedimiento seguido por el programa sea idéntico al de la pasada semana con Aran. Es decir, Anabel viajaría de incógnito a Isla Bonita, donde descubriría que vive allí una Aznar supuestamente expulsada siete días antes. Lo que suceda a partir de ahí es toda una incógnita, lo cual no deja de ser otro motivo más para esperar con atención el programa de esta noche.
La semana pasada fue expulsada una ‘bonita’ de entre las propuestas por Aran. No sé si pensar que esta vez toca la expulsión de una ‘paloma’, pero tengo claro que no sería justo hacer elegir a nadie entre Aran y Anabel. No lo sería para la audiencia después de haber pasado la semana votando por Anabel o Yong. Y tampoco parece buena solución que decidan los concursantes de Isla Paloma, conocedores de los deseos de abandonar la isla de Anabel.
Anabel merece una segunda oportunidad, como ha tenido Aran. Ya sé que ella no lo desea, pero precisamente por eso debe tenerla. Si así fuera solamente lo siento por los ‘bonitos’, que no tienen la culpa de llevarse una concursante amiga de la “resistencia pasiva”, en este caso más pasiva que resistente.
No obstante, más importante que la expulsión de esta noche parece la llegada de nuevos refuerzos a Cayos Cochinos. Si es cierto que llegan dos concursantes nuevos estarán cubriendo las plazas de Oriana (abandono voluntario) y Tejado (abandono por prescripción facultativa). O sea, aún queda por cubrir una tercera plaza, la de Santana (también abandonó por razones médicas). Bien podría Pelopony ocuparla. Por decirlo que no quede.
De las dos incógnitas de hoy una lo es menos. Lleva tupé, con eso lo digo todo. Tony Spina es el legado que nos deja Oriana. “O me voy de aquí o me tiro al mar y me ahogo”, amenazó la chica del rouge en la mano, y no sé por qué razón terminó prefiriendo la primera opción. No contenta con ello, será su novio el que la sustituya, y mucho me temo que la seguiremos viendo el el debate de los miércoles. ¿Qué habremos hecho para merecer esto?
Despejada la incógnita de la izquierda nos queda la otra. Puedo confirmar que es una chica. ¿Otra pista? Es sobradamente conocida por los seguidores de realities. Y no sabría decir si planchar le gusta mucho o poco, pero sea como sea anuncia su intención de hacerlo con frecuencia. Y ahí lo dejo.
Me puedo equivocar, pero se me vislumbra que esta nueva incorporación puede unirse al tribunal de Cayo Paloma, que hoy igual pierde a la magistrada Pantoja. Que tiemble Katia, porque si no me equivoco con la identidad real oculta tras la incógnita de la derecha, puede estar a punto de encontrarse con alguien que la ponga firme. Buena falta hace.