En honor a la verdad
No seré yo quien haga de magistrado en el juicio final de Supervivientes. No es que no me paguen lo suficiente, sino que mi labor es más bien otra. Sucede que llevo días, semanas, hasta meses, escuchando algunas cosas incorrectas, por no decir falsas. Yo mismo he contribuido en ocasiones a amplificarlas, lo cual no me hace tener mala conciencia porque siempre he mantenido el mismo objetivo de contar lo que veía. Y a veces hemos visto todos espejismos, o la imagen deformada en los desaparecidos espejos del callejón del Gato, los mismos en los que Valle-Inclán vio la tragedia de España a través de los ojos esperpénticos del ciego Max Estrella.
Un poco esperpento ha sido que llevemos tanto tiempo hablando de Ivonne Orsini y si no ha perdido peso, o incluso ha podido llegar a ganarlo. La imagen que acompaña este texto de hoy revela hasta que punto esas conjeturas no se compadecen con la realidad. No me quedaré tranquilo hasta que convengamos esto. O sea, no me voy a quedar tranquilo. En próximos días voy a proponer este mismo ejercicio con los otros tres concursantes aún en juego, de los que saldrán los tres finalistas. Iremos viendo, por tanto, la imagen de los rostros en aquellos primeros días de hace casi tres meses y la actual. La comparación de ambas imágenes en en todos los casos reveladora, ya sea en el caso menos evidente en principio (este que hoy me ocupa) como en los demás.
Ivonne ha sido una concursante aburrida y poco interesante. Me apetecía mucho más ver a Maite o Matías asegurándose el pase directo a la final, porque ambos me han motivado mucho más que la miss puertorriqueña. La he reconocido, eso sí, su resistencia a prueba de bombas. Y en la última prueba de líder fue superior sin ningún lugar a dudas. Si bien el hurto de comida, algo fuera de las normas del concurso, puedo considerarlo como una debilidad entendible, nunca llegué a entender el misterio con el que rodearon ese incidente, y aún lo siguen haciendo. No solo eso, sino que en el caso de Álvaro Escassi se chotea de todos cada vez que acude a un programa, sugiriendo que hubo más robos. Siempre con medias sonrisas, siempre con medias verdades, o quizá mentiras integrales. En mi opinión, eso es lo que debería impedir a Ivonne ganar este programa. Superviviente sí, como el que más, pero de sinceridad y compañerismo poco, más bien poco.
Todo lo anterior no quita para que yo mire las imágenes y vea a una Ivonne más delgada que hace setenta y tantos días, con la cara mucho más fina y menos mofletes (que ya le venía bien). No niego la información que nos han dado sobre la semana en que todos habían perdido peso y ella, por el contrario, subió. Siendo aquello verdad, lo cierto es que hoy en día a esta concursante se le nota el paso de los días casi igual que a los demás. La constitución de su cuerpo así como la formación y preparación física con la que ella contaba puede que sean claves para haber visto menos costillas clavadas en su costado. También influirán las prótesis que impiden disminuya su volumen torácico. Anoche escuchaba a Yolanda decir que se había quedado sin nada de pecho, parecido a lo que le dijo Matías a Zúñiga hace unas semanas y no parece que vaya a atreverse a repetir con la bailarina. Pues bien, evidentemente, a Ivonne nunca la pasará algo así.
No interprete el amable lector que pretendo beneficiar a Ivonne con este escrito. No persigo eso, ni tampoco la justicia universal, como ya apuntaba al principio del mismo. Si acaso me interesa defender la verdad según yo la veo. Todos han adelgazado dramáticamente, y por muchas bolsas de pan de molde que se hubiera tomado no habría podido evitar esta radical consecuencia de las condiciones de vida a la que están expuestos nuestros supervivientes. Por eso no dejará de extrañarme seguir escuchando cosas como que Ivonne está cada día más rolliza. Pues no, no es eso.
La señalada es una de esas cosas no correctas contra las que no puedo evitar rebelarme. Otras son menos evidentes, como algo sobre lo que tuvimos noticia en el debate de anoche. Dado que en su momento señalé el detalle mostrado en un resumen sobre el cual tuvimos más información ayer, creo igualmente adecuado plasmar aquí dicha revelación. Se trata de la semana en que Escassi permaneció solo en la selva, precisamente aquella en la cual tuvo el traspiés que le sacó del concurso. En un resumen pudimos ver a este concursante tumbado en una sucesión de planos, a los que les acompañaba un rótulo indicando las horas que llevaba en tal postura. Si no recuerdo mal se pararon en el "5 horas más tarde".
Pues bien, anoche Álvaro Muñoz Escassi aclaró este punto. Según contó, la misión propuesta no podía ser comenzada hasta el lunes, por lo cual debía pasar sábado y domingo sin nada que hacer durante las veinticuatro horas del día. Si no podía hacer nada se explica mucho más su largo periodo de descanso, por más que siga extrañando su capacidad de aguante y resistencia, en este caso a permanecer tumbado durante tiempo tan prolongado. El montaje de imágenes pecó, por tanto, de falta de información o de mala intención. Quiero pensar que fue lo primero, y aún así me parece igualmente criticable. Quienes clamaban por el supuesto trato desfavorable que el programa podía estar dedicando a este concursante tienen aquí una muestra de que algo de razón tenían.
Como no me duele en prendas reconocerlo, y creo que es un detalle de interés, lo recojo aquí. Además, no parece haber muchas dudas sobre la veracidad de la versión dada ayer por Escassi porque la propia Daniela Blume la corroboró, dándole toda la razón en lo relativo a este asunto. No creo que esto fuera la tónica general, pero en este caso sí es cierto que le trataron de forma injusta.
Y termino hoy con una noticia triste. Moncho Vodnicharov, de 52 años y concursante del Supervivientes belga, falleció camino del hospital tras sufrir un ataque cardíaco durante el desarrollo de una prueba. Esa edición del formato Survival se desarrollaba en la playa de Gotta, en Filipinas. Es la segunda vez que se produce un hecho luctuoso de este tipo, tras la muerte del concursante Anthony Ogadje, de sólo 25 años, en la edición nigeriana del año 2007. Quiera el destino que nunca pase algo así entre nosotros.