Hacia una final desactivada
Ya tenemos finalistas. La penúltima gala de Supervivientes nos puso camino de una final desactivada por la forma en que nos comunicaron el último expulsado. El público votante no ha querido que Yolanda llegue a la final, por lo cual la elección habrá de hacerse entre Maite, Matías e Ivonne. El problema es que, intencionadamente o no, nos dieron las pistas suficientes para suponer que el favorito es el único chico que se sentará junto a Christian Gálvez el próximo jueves.
Digo lo anterior porque a la hora de comunicar la decisión de la audiencia primero nos hicieron saber que Matías no era el expulsado, dejando a las dos chicas con la duda durante unos cuantos minutos y los compromisos publicitarios de rigor. Compromisos que, dicho sea de paso, obligaron al presentador a vender melones, lo cual es toda una novedad televisiva. Mano a mano entre Maite y Yolanda, esta última conoció que su aventura terminaba unos días antes del final definitivo, lo cual le produjo una mezcla de rabia y desconcierto.
Desconcierto porque a su espalda estaban amarrados un cayuco y la lancha motora que les ha estado desplazando de un lado a otro, cuyos patrones han hecho una buena temporada si cobraban por viaje porque no han parado en estos tres meses. Aunque no cabía duda, la bailarina se subió al cayuco en lugar de a la motora. Yo la habría dejado intentar llegar a Madrid de ese modo. Bueno, al menos a las costas del atlántico español. Y es que el desconcierto es más excusable que la rabia demostrada cuando se refirió repetidamente a Maite con el suficiente desprecio al decir que no merece haber llegado a la final.
Dice Yolanda que su oponente es un "pan sin sal', que "ni chicha ni limoná". Según ella no ha trabajado lo suficiente ni ha destacado por nada. No sé como puede decir eso, precisamente una concursante como esta que se ha pasado a la sombra de otros todo el tiempo. La gran seta de esta edición dice que Maite ha sido sosa, ¿pero cómo se atreve? Como bien dijo Santi, ni Yolanda ni Ivonne hicieron nada durante el primer mes de concurso, por lo menos. Ellas, junto a Begoña y Wilma, se limitaron a tomar el sol, poniendo cara de asco ante todo y ante todos.
Lo peor es que Yolanda apenas asentía cuando eran sus compañeras quienes tomaban cualquier iniciativa, fuera esta más o menos acertada. Lo mismo podría decirse de Ivonne. ¿Qué dijo Yolanda cuando Begoña opinaba de Escassi que era un vago solo preocupado por hacer ejercicio y reservarse para las pruebas de líder? ¿Dijo algo sobre su opinión cuando se desató la lucha de sexos por las primeras misiones en cayuco? ¿Qué aportó al grupo y en qué contribuyó durante toda la primera mitad del concurso? Las preguntas son pura retórica porque me sé la respuesta: nada. O más contundente aún: absolutamente nada.
Yolanda ha sido una buena superviviente porque ha llegado a las puertas de la final. Lo ha hecho, además, en un buen estado de forma, demostrando una fortaleza física notable. Su papel en las pruebas ha sido discreto pero aceptable, y su aportación al grupo más humilde todavía. Pero, por encima de todo, ha ido al rebufo de otros siempre, desempeñando el papel del tapado que suele haber en todo reality. Fue pasando el tiempo y ella seguía allí, sin destacar nunca, entre otras cosas porque muchos otros pidieron irse. No sé de donde sale su orgullo, ese con el que quiere repartir visas y certificados de validez (o de invalidez, más bien) a los otros.
El esfuerzo físico de Yolanda se puso de manifiesto en la pesada oficial (y en prime-time) a la que pudimos asistir ayer. Como si fueran ganado (o campeones de fórmula 1, todo hay que decirlo) fueron pasando uno a uno por la báscula. Esta concursante pasó de los 67 kilos iniciales a los 58 de ahora, por tanto se ha dejado 9 kilos en los cayos. Maite pasó de 65 a 55, otros 10 kilos menos. El récord absoluto se lo apunta Matías, al pasar de 86 a 70, ¡nada menos que 16 kilos! A Ivonne la dejaron para el final con toda intención, dado que apenas ha bajado los tres o cuatro kilos que van de 58 o 59 al principio a los 55 marcados por la báscula que fue controlando Mario Picazo.
Es envidiable la capacidad que tiene esta 'chamaquita' para mantener el peso. No sé si alimenta tanto la "caca de los cangrejos", que dijo haber comido. Pero está claro que ella tiene un metabolismo especial. O eso o lo que tantos están pensando, y algo de ello habrá también. De hecho, en el juego de la verdad propuesto por el programa para los cuatro últimos concursantes, la puertorriqueña dijo que no solamente ha robado sino que ha enseñado a los demás cómo hacerlo. Me gustaría que de una vez por todas explicaran ese tema con detalle, porque de no hacerlo considero que están estafando a la audiencia.
En el juego de la verdad que menciono creo que todos fueron bastante sinceros, teniendo en cuenta lo subjetivo e interpretable de algunas preguntas. Cuando hablan de robo de comida, ¿se refieren a los cocos o a algo más? ¿o quizá unos estén pensando en eso y otros no? Especialmente graciosa estuvo Ivonne cuando reía al responder algunas preguntas, casi siempre las referidas a la comida.
También sirvió esta prueba para hacernos una idea de hasta donde ha estado apartada Maite del grueso de concursantes, ya que fue la única de los cuatro que puso cara de sorpresa preguntada por el primer fuego, respondiendo que no fue conseguido de forma fraudulenta. Se da el caso de que los otros tres, con pausa valorativa más o menos larga, lo reconocieron. Dado que, como digo, todos me parecieron igualmente sinceros, solamente puedo pensar que la ex atleta nunca se llegó a enterar de ese detalle. O sea, ni siquiera se lo han contado después de tanto tiempo.
Tras las preguntas en las cuales esperaban se sincerasen, todos menos Ivonne debieron hacer una prueba física que les divirtió bastante, según pudimos ver. Saltaron de nuevo del helicóptero, como el primer día, y tras pasar por agua y tierra terminaron utilizando el fuego de una antorcha para encender un pebetero en la playa. Tenían cinco minutos para completar ese circuito y los tres lo lograron con éxito. El momento más extraño fue cuando bucearon para abrir un baúl del que salía escopetada una especie de zanahoria con una llave. Prometo que me pareció una zanahoria.
Como decía al principio, lástima que nos medio desvelaran que Matías ha tenido menos votos que Maite para la última expulsión. Si tenemos en cuenta que Ivonne puede ser quien menos apoyo tenga, está claro que hoy por hoy el argentino parte con ventaja. Aunque evidentemente esto puede cambiar en los próximos siete días. Cuando se habla de quien merece o no ser finalista creo que se cae en un error. Los tres finalistas lo merecen porque han llegado hasta aquí. Todos ellos han logrado superar todos los obstáculos y ahora su destino está en manos de la audiencia.
No se olvide que esto es un reality. Los tres finalistas han demostrado ser capaces de sobrevivir, y ahora lo que toca es votar a quien preferimos ver ganador. Y esto es algo que hacemos siempre mezclando nuestros valores con nuestros caprichos y las simpatías por unos u otros. No se trata, creo yo, de valorar quien pescó más o superó más pruebas. Si por eso fuera le darían el premio automáticamente a uno de ellos. Se trata de votar por quien nos plazca.