Siento acudir al diccionario, recurso un tanto mediocre, para hacer mi primera reflexión de la temporada. Pero es que mirando el plantel de famosos que nos van a alegrar los próximos tres meses desde playas tan lejanas como conocidas, uno observa que algunos de los famosos con los que vamos a vivir la aventura de Supervivientes responden a la primera acepción del DRAE a la palabra famoso, otros a la segunda y alguno que otro a la tercera. Es decir, los hay que tienen renombre (primera acepción), otros son insignes o excelentes en su especie (segunda), y alguno que otro hay singular y hasta extravagante (tercera). Lo que no se puede decir es que no sean interesantes. El casting de famosos me parece un auténtico bombazo, una garantía de que lo vamos a pasar inmejorablemente bien.
El palafito vuelve a levantar su débil estructura, claveteada con mimo pero sin mucho brío. Las prisas es lo que tienen, no dejan hacer las cosas en condiciones. Para bien o para mal aquí estaremos (si todo va bien) durante los próximos tres meses, comentando la vida y devenir de esos náufragos cuyas identidades conocemos solo a medias. Entre nosotros, los habitantes de este palafito haremos una vez más lo único que sabemos, comentar con mayor o menor acierto aquello que vemos. La diferencia entre vosotros, amigos míos, y un servidor es que yo me llevaré los palos de un lado y otro.
Se dice el pecado pero no el pecador, por lo cual no revelaré quien fue el concursante de una edición pasada (da igual la que fuera) cuya familia estaba empeñada en denunciar a esta casa porque hice un comentario digamos que impertinente sobre el mismo. Menos mal que no tuvo nunca un blog en esta misma web porque de ser así hubiera descargado ahí mismo toda su ira contra mí. ¿Sabes cómo te digo? Algunos no aguantan ni una broma, ¡por el amor de Dios!
Aunque he de reconocer que no se viven desde este confortable palafito riesgos equiparables a los de otros, como Paul, más conocido como el Superviviente 19. Desde aquí asistiré una vez más al sádico espectáculo de conocer por su blog que existen insectos del tamaño de una zapatilla. Además, esta edición tendrá el aliciente de poder seguir al amigo Paul (@_PaulPen) o a Raquel Sánchez Silva (@raqsanchezsilva) a través de Twitter. Os aseguro que puede ser muy interesante.
Más interesante será lo que nos ofrezcan estos famosos y los anónimos que aún no conocemos. Estoy especialmente convencido de ello desde que he sabido de varios miembros del equipo del programa que se preparan sorpresas. ¡Válgame el cielo! A los directivos de televisión solamente hay una palabra que les provoque mayor excitación que sorpresa y no es otra que novedad. Si juntamos en una misma promesa ambos conceptos puedo imaginar auténticas hemorragias de satisfacción cuando un representante de Magnolia (en adelante "la productora") le contaba a los 'barandas' de esta casa los planes para la presente temporada, entre los que bien pudieron incluir una sorprendente novedad. ¡Toma ya!
El ejercicio habitual que lleva a cabo cada año este morador del palafito es visionar algunos vídeos de las galas de 'L'Isola dei Famosi', versión italiana de este programa realizada por la misma productora en esos mismos Cayos Cochinos (los imagino más cochinos cada día) e idénticos medios técnicos. El programa que emite en Italia el canal Rai Due tiene lugar en los meses precedentes, habiendo finalizado el pasado 26 de abril. Esto es una suerte porque en las primeras galas he llegado a ver al presentador en la isla con manga larga y más de una prenda encima, al igual que algunos de los concursantes. O sea, nuestros pobres náufragos pillan la peor época de calor por las mañanas y lluvias torrenciales por la tarde, típico clima tropical en estos meses del año.
Los italianos hacen un triple casting formado por famosos, familiares de famosos y anónimos. Los dos primeros grupos están formados por ocho concursantes (cuatro chicos y cuatro chicas) que comienzan la aventura juntos el primer día y compitiendo unos contra otros, mientras que los seis anónimos llegan más tarde después de un proceso de selección de seis meses que incluye un programa televisivo donde paradójicamente dejan de ser anónimos. O sea, son anónimos ma non troppo, que dirían ellos. La gran diferencia con nuestro casting es eso de los familiares de famosos, entre los que se incluyen hijos, hermanos, primos y hasta una madre (de la bella Valeria Marini). Esa es otra de las diferencias sustanciales, las concursantes son casi todas bellezas de quitar el hipo.
De la forma que tienen para que uno de los nominados se salve y pueda designar en su lugar a uno de sus compañeros de grupo (famoso o familiar de famoso) mejor no hablo no vaya a ser que decidan hacer lo mismo en nuestro Supervivientes y fastidio la sorpresa. En todo caso, yo estaría atento a la tele la noche del jueves. Mucho mejor verlo que te lo cuente el blog del palafito. ¡Dónde va a parar! Nosotros tendremos famosos, anónimos y todo lo contrario.
En nuestro caso se podría haber abierto categoría de familiares de famosos, aunque en puridad aquellos que lo son han alcanzado una fama por merecimiento propio. Es el caso de Rosa Benito y Kiko Rivera, los cuales acarrean la ventaja y el inconveniente de ser famosos fetén, sobradamente conocidos por todos. Su gran popularidad les hace estar entre los más defendidos, al tiempo que les pone en el disparadero para convertirse en los más detestados en cualquier momento. No sería justo que hablásemos de Kiko como un hijo de, de hecho algún día no muy lejano habrá quien se refiera a la Pantoja como la madre de Kiko. Al tiempo.
No tan populares son Jacobo Ostos o Jessica Bueno, aunque pronto nos parecerá como si les conociéramos de toda la vida. Luego están Juan Manuel Montalvo y Tatiana Delgado, que causaron una buena impresión general tras su paso por 'Sálvame' en fechas pasadas. De Reyes Estévez alguno pensaría que se trata de una chica, pero es un importantísimo atleta español con la vitrina repleta de medallas. En mi caso he cometido el error de escribir su nombre mal dos veces (con b y sin tilde), por lo cual pido disculpas adelantadas en caso de que incurra alguna vez en tamaño error. De haber competido en los tiempos gloriosos de Antón y Cacho le hubiera conocido bien, pero desde la retirada de tan ilustres representantes del atletismo de fondo español me desenganche y solamente mantengo la tradición de ver los 1500 en las Olimpiadas, para mí la gran prueba reina de ese noble deporte.
En un terreno intermedio están los demás. Quiero decir que los conocemos mucho aunque no tengan de partida las mismas simpatías de la mayoría que Kiko o Rosa. En esa tierra media están Aída Nízar (no la estoy llamando elfo), Sonia Monroy y Tony Genil. Mi perspectiva sobre Sonia cambió el día que le escuché decir que ensaya monólogos delante de la webcam de su PC, y todavía no he salido de mi pasmo desde que vi una prueba de ello. Por su lado, mi principal recuerdo de Tony, aparte de sus divertidas andanzas con Leonardo Dantés, Arlequín y compañía, son unas fotos de su domicilio publicadas por una revista del corazón, cuya visión dejó en mi rostro la misma cara de pánico que saliendo de ver Scream 4.
Confieso, no obstante, que estoy deseando verles (a todos) en la isla. A unos les descubriré, mientras de otros habré de cambiar mi opinión. En el fondo, lo de menos es si les conocemos más o menos, porque al final terminaremos atrapados por la tremenda fuerza de este programa, los famosos y los anónimos se mostrarán pronto tal como son en realidad, y dejarán ver personas viviendo una aventura apasionante. Y, además, en unos días repararé mi ignorancia y ya comenzaré a conocer bien a nuestros valientes famosos perdidos en Honduras. Por hoy es suficiente. Solamente quiero agradecer a los responsables de esta casa que hayan vuelto a confiar en mí y a mis compañeros de la redacción por soportar estoicamente que les vuelva a dar la lata a diario. El jueves volvemos a abrir el palafito, para no cerrarlo ya hasta dentro de tres meses. Otra cosa igual no, pero seguro que lo vamos a pasar bien.