La isla se ha partido en dos. María José y Parri se aíslan del resto del grupo, pasando horas apartados, durmiendo al borde la orilla del mar, e incluso comiendo ellos dos solos, a bastantes metros del fuego y la cabaña. Sin embargo, y aunque parezca increíble, luego protestan porque no les esperan para comer. Con esto se resume lo que pasa estos días en la isla. Dos concursantes se apartan y marginan para poder quejarse después de una situación creada por ellos mismos.
No me lo podían haber puesto más fácil. Poco más hace falta decir, por lo cual bien podría dar un descanso hoy a mis apreciados lectores y poner el punto final aquí. Con lo dicho es suficiente, aunque el análisis más pormenorizado ayude a mostrar que no estoy dando en esta ocasión una visión personal de los hechos sino la mera traslación de una realidad asombrosa. Son dos concursantes tramposos y contradictorios, temerosos de resultar expulsados este jueves y empeñados en quedar como víctimas. Aunque, si acaso, pueden ser víctimas de sí mismos y no de otros.
Los demás asisten pasmados al cambio de actitud de estos dos, llegando a tener la delicadeza de visitarles en su exilio a unos metros más allá, avisándoles cuando preparan el café para que vayan a por su parte y sin censurar en exceso su sorpresivo separatismo. ¿Cuál es la razón de tan radical cambio? Parece evidente que haber resultado nominados, como si hubieran de tener una patente de corso que les evitase pasar por tal trago. Luego, ante la cámara, dice Parri lo contrario: que se alegra de estar nominado para comprobar la opinión de la audiencia. ¿A qué viene entonces esa pose de prima donna ofendida?
Las nominaciones del pasado jueves han trastornado a esta pareja de dos, lo cual se empeñan en demostrar con diálogos imposibles entre ambos. Roza el absurdo que Mariajo afirme lo siguiente: "Yo no he ido de estratega. Si lo fuese, hubiera nominado a las niñas (Sonia y Malena) y he nominado a Trapote. Cuando yo prefiero que sea finalista Trapote". ¿Cómo? Me lo repite, por favor. O mejor, es igual, ya me hago cargo de que a estos dos se les ha metido el sol en la cabeza y no levantan ídem. O eso o bien tienen un miedo insondable a ser expulsados después de haber llegado tan lejos.
El miedo paraliza y anula la razón, algo que les puede estar pasando a María José y Parri. Este no se queda atrás en el absurdo y contradictorio análisis de las últimas nominaciones. Me siento incómodo reproduciendo argumentos tan insólitos, que no tienen ni pies ni cabeza, pero es necesario hacerlo. Según este concursante no es justo que lleguen Sonia y Malena a la final de este programa. Imagino que se refiere a su incorporación posterior a la del resto, lo cual hemos comentado sobradamente aquí. Pero claro, no se compadece lo dicho con su última nominación. ¿Si pensaba eso por qué nominó a Perdi y Trapote?
Si coinciden varios concursantes en nominarle a él y a su particular mamá en el concurso eso se ha de llamar complot. Algo distinto si cambias los protagonistas y quienes coinciden son otros, entre los que se encuentra él mismo. Son minoría pero también nominaron lo mismo ellos dos este jueves. No es la primera vez que se produce coincidencia de nominaciones sin que nadie haya osado nunca hablar de conjuras ni conspiraciones.
Igualmente, por tanto, deberíamos considerar una confabulación contra Nerea que todos menos Deborah nominasen a esa concursante la segunda semana. ¿O acaso eso no era un complot? ¿Entonces valía y ahora no? ¿Y lo de la tercera semana? Todos los anónimos, sin excepción (aún no se había producido la unificación y nominaban separadamente), nominaron a Bea (de intercambio con ellos esa semana). Todos a una, como en Fuenteovejuna. Pero eso no es complot, claro.
No quiero hacer un repaso exhaustivo de las nominaciones, pero acabo con la octava semana y la coincidencia entre María José y las dos nuevas concursantes (llevaban tan solo una semana en la isla) al nominar las tres a Guillermo y Perdi.
Es un curioso caso de 'ojoviguismo' el que Parri hable ahora de complot, ¿no creen? De igual forma que parecen extraños sus reparos al deseo de ganar expresado por Trapote. ¿O es que acaso él no quiere ganar? Dice que le gustaba más cuando era humilde y decía que se quería marchar, en lugar de ahora que dice querer ganar. Esto ya es lo más. De forma que para este individuo tener ambiciones (sí, lo sé, es un término tramposamente adecuado aplicado a la novia del torero) significa que se carece de humildad. Pues que le vaya a hablar a su amiga María José de humildad cuando ella lleva diciendo a las claras que quiere ganar desde hace semanas. ¿O es que es más lógico concursar para perder? Eso se llama tongo, según mi diccionario.
Por fortuna, aquí nadie va a dejarse ganar, salvo aquellos que en algún momento quisieron marcharse y maniobraron para ser nominados, entre quienes se encontró durante las primeras semanas Beatriz Trapote. Contrasta el análisis que ahora hace Parri con las razones dadas el pasado jueves para nominarla. "Porque se quiere ir", dijo el estudiante de matemáticas. ¿Pero no dice que quiere ganar? ¿En qué quedamos? Por lo más sagrado, a ver si se aclara un poco y nos quita de encima esta congoja. Esto sería si dependiéramos de él para saber si Trapote quiere irse (versión del jueves) o ganar (versión dada uno o dos días después).
Parece como si fuera un pecado querer ganar, lo cual es tan inexplicable como que María José y Parri acusen a otros de no ser claros y directos, haciendo comentarios sobre ellos a sus espaldas que no se atreven a repetir a la cara. Quizá están obviando que eso exactamente ocurre con ellos. Sin ir más lejos, en la gala del pasado jueves.
María José había censurado de forma repetida a Perdi por aportar poco trabajo al grupo. Parri, por su parte, no dejó de estar escandalizado por el bajo ritmo en la construcción de la cabaña, llegando a ridiculizar a sus compañeros repetidamente por ello. Ya de vuelta a ese lado del manglar, participó con María José de las críticas a Perdi por trabajar poco, llegando a llamarle vago directamente.
No se trata de analizar si tenían razón o no en el fondo de la cuestión, sino que me interesa poner el acento en la falta de respuesta cuando durante la gala dice Perdi aquello de: "Si alguien aquí cree que no he trabajado lo suficiente, o piensa que otro ha trabajado más, que lo diga". ¿Hablaron María José o Parri? La respuesta es no.
Luego llora María José porque Sonia y Malena la llamaron egoísta en la gala y no se habían atrevido a comentarlo con ella directamente. Los demás no dicen las cosas a la cara y eso está muy feo. Ahora bien, cuando son ella y su inseparable Parri quienes evitan decir las cosas por delante y prefieren dejarlo en cuchicheos en petí comité entonces todo va bien. Diferentes varas de medir según se analice el comportamiento propio o de los demás.
Ni siquiera le ha valido a Mariajo la perfecta lección que le dio Trapote sobre el funcionamiento de un reality en lo referente a las nominaciones. Parece innecesario explicarlo a estas alturas, pero ella hace el intento para conseguir que su compañera deje de estar afectada por una simple nominación. Ni se trata de una traición ni hay necesidad de quebrar la unidad del grupo o establecer odios africanos (si acaso centroamericanos) porque nadie nomine a nadie. En esto Perdi ha estado ejemplar, aceptando la nominación de la líder Deborah sin poner una sola mala cara y manteniendo después una relación cordial con ella. Lo normal, vamos.
María José no tiene una actitud normal, y parece incapaz de entender que en ese juego hay que procurar ganar nominando a quien pueda favorecer la propia permanencia en el concurso. Se lo dice bien claro cuando le intenta hacer ver que igual en algún momento le puede convenir nominarla a ella misma en lugar de a Sonia o Malena porque piense que estas dos son menos peligro ante el triunfo final. Con las mismas, Trapote le hace ver que en una próxima nominación igual la debe nominar a ella.
Aunque tal vez la incapacidad para entender los argumentos de Trapote es tan solo una apariencia. En definitiva, María José tampoco optó esta semana por nominar a Sonia o Malena sino que prefirió decantarse por Trapote y Perdi. ¿Acaso les ve más peligrosos con la vista puesta en la final? Muy probablemente, aunque afirme que ella no es estratega. Como si serlo fuera un pecado, por otra parte.
Luego está su afirmación sobre la 'pochocha', nuevo episodio dentro de la tendencia última a hablar de 'potorros' y similares. Según María José, a partir de ahora no va a trabajar porque una vez comprobado que no ganan los que más trabajan lo mejor es tocarse todo el día la mencionada 'pochocha'. Bien entendido que se trata de una expresión tan solo, evito hacer broma sobre la inconveniencia de tan procaz actitud, no solamente pensando en su propia integridad como en la parte que tendría de espectáculo televisivo tan inenarrable como, incluso, inemitible.
No tiene nada de extraño, por otro lado, que Trapote le saque esta información a la llorosa María José mientras masajea amablemente sus piernas. Como si todos debieran ser tan mezquinos como estos dos anónimos y hubieran de retirarles la palabra o cambiar su actitud con ellos ahora. Si siempre le ha dado friegas en las piernas, ¿por qué debía dejar de hacerlo ahora? Además, no hubiéramos tenido esa declaración de no ser porque la periodista le tiró un poco de la lengua. Deformación profesional, supongo.
De este nuevo escenario procurado por los dos anónimos nominados esta semana, lo que más me llama la atención es el papel desempañado por Deborah. Denominar "familia" a un sub colectivo dentro de otro colectivo mayor comporta varios riesgos. El primero es dar cierta imagen mafiosa, dado que muchas mafias del mundo usan el término para referirse a su organización. La típica 'famiglia' calabresa llegó a extender sus tentáculos por todo el mundo, y aún seguía considerando los lazos que les unían tan fuertes como los estrictamente familiares. El segundo riesgo suele ser doloroso y es el de que un miembro abandone el colectivo.
Uno no puede dejar de pertenecer a su familia de sangre, pero si a estas otras 'famiglias' de las que hablo. Como en la película 'Uno de los nuestros, del genial Scorsese, Parri y María José deben pensar que Deborah ya no es de los suyos, y no creo que le den opción de volver como el hijo pródigo a refugiarse de nuevo bajo las alas de mamá. Debi pone los ojos en blanco y gesticula su desagrado por las palabras de la bilbaína a un metro escaso de ella. La 'famiglia' se ha roto, ahora solo queda ver como se nominan entre ellos. El espectáculo continua.