A nuestros queridos náufragos, los que ya conocemos y esos seis que aún habremos de esperar para conocerles, les digo que se apresuren a decir adiós a la comida. La situación debe ser, poco más o menos, como la de ese condenado a la pena capital ante su último almuerzo. En este caso, por fortuna, no será lo último que coman en condiciones, sentados a una mesa y con el palillo mondadientes a mano. Pero para algunos no se repetirá la escena hasta dentro de tres meses, lo cual debe promover el olvido. Tras pasar tres meses comiendo pescado medio crudo, coco y alguna otra guarrería, deberían reeducarles cuando se puedan volver a sentar para disfrutar de un menú lleno de manajares. Es como cuando te rompes el fémur y luego te tienen que volver a enseñar a andar.
La experiencia es dura para todos, de eso no hay duda. Unos ven más inconveniente en dormir poco para atender el fuego, otros a la humedad o la continua exposición al sol. La mayoría echará de menos una cama en condiciones y comenzará a detestar la lluvia como nunca antes. Pero lo que les unirá a todos es el sufrimiento por la ausencia o la escasez de comida. He hablado con algún superviviente de ediciones pasadas y me ha confesado que no pasó hambre exactamente sino necesidad. Esa reafirmación necesaria de nuestra condición de omnívoros, no dejando de sentir la sensación de morder y deglutir. El estómago se podrá acostumbrar a ser poco alimentado, pero la mandíbula y el paladar son de un exquisito que ofende y siempre quieren más.
La experiencia de 'La cocina del infierno', aquel reality del que no salieron contentos ni los cocineros profesionales (Sergi Arola llegó a decir que no haría televisión nunca más), fue un fracaso. Sin embargo, 'Supervivientes' sigue triunfando año tras año, y este tengo el pálpito de que volverá a hacerlo una vez más. ¿Acaso nos gusta más ver pasar hambre que ver cocinar y comer bien? No será exactamente por eso, pero sí es cierto que los realities rodeados de opulencia y basados en la ostentación no han tenido una buena aceptación en ningún lado. Otros dirán que al espectador de Telecinco le gusta más la comida que la gastronomía, como sostiene hoy Alberto Rey en su columna de El Mundo. Pues quizá sea eso, oiga.
Yo confieso que me gustan mucho los realities y bastante poco las series. ¿Es grave? doctor. Siguiendo la moda cool de los críticos televisivos más divinos, Rey se suma al lugar común y el recurso fácil de calificar de amarillista un género televisivo tan digno como cualquier otro. Al menos no ha sacado a relucir el argumento de la basura, favorito para muchos. Lo celebro porque Rey me cae bien (además es un invitado impagable, capaz de animar cualquier velada gracias a una incontinencia verbal que ni siquiera precisa de asentimiento ninguno). Ahora bien, la frase final de su artículo me inquieta: "comida y gastronomía no son lo mismo". Pues claro.
Que se lo digan a nuestros náufragos, no te fastidia. A ver, Toni Genil, ¿tú que prefieres? Si se lo preguntamos ahora dirá comida, y dentro de tres meses quizá lo diga de forma repetida, como pedían "soma" los personajes del 'Un mundo feliz' de Huxley. En cualquier caso no deberíamos ser tan selectivos. De las dos cosas se puede disfrutar, a veces con la comida y otras con alta gastronomía. O, mejor dicho, casi siempre podemos disfrutar con la comida pero pocas veces nos permitimos el lujo de saborear las exquisiteces creadas por algún algún cocinero gurú. Y, si digo la verdad, creo que nos cansaríamos en seguida si fuera al revés.
El símil usado por el citado comentarista es fallido. ¡Meeec! No pasas a la siguiente fase. Tampoco sé si lo hace extensivo a Supervivientes (originalmente hablaba de otro reality que acaba de llegar a su fin esta misma semana), un programa en el que trabajan 150 profesionales, que usan cerca de 7.000 metros de fibra óptica, seis canales de transmisión de datos a través de microondas, 10 barcos de diferente envergadura, más de 30 cámaras (4 de ellas subacuáticas) y hasta disponen de un equipo médico especializado. Tal despliegue técnico no puede ser menospreciado.
Lo que suceda a partir de mañana, incluso esta misma noche, es un misterio. Se dice que hoy se elegirán los equipos y habrá primeras nominaciones. Apuesto a que los equipos serán mixtos, compuestos por famosos y anónimos, lo cual parece mejor opción que fomentar desde el principio la rivalidad entre ambas categorías de concursantes. También supongo que una vez formados los dos equipos de ocho integrantes cada uno, estos habrán de nominar a un compañero de su propio equipo, quedando expuestos a la decisión popular uno de cada lado. No hace falta decir que cada equipo vivirá en una isla distinta, como suelen.
Aplicando la lógica podemos adivinar alguna otra cosa, pero no demasiado. Por ejemplo, que seguramente se incorporen más concursantes en próximas semanas. Por lo menos un par. Así se llegaría a los dieciocho, nómina más cercana a la de pasadas ediciones. Veremos si son famosos (el año pasado compitieron para entrar Sonia y Malena) o anónimos. Para el caso de que entren más famosos, ya sea para completar o por sustitución de alguna baja, la red es un clamor pidiendo que vaya Víctor Sandoval. A él seguro que sí se lo come la barracuda, nuestra vieja amiga con la que nos volvemos a encontrar tras la aventura nicaragüense del año pasado.
Lo de que no conocemos a los anónimos que han de concursar a partir de esta noche es muy relativo. Aunque seguramente ya no me podrá leer, le diría a un tal José (a él le gusta ponerle muchas equis a su nombre porque es gallego de A Coruña no por imitación de los últimos concursantes de OT) que conviene ser más discreto y no ir contando a los cuatro vientos lo de tu aventura hondureña. No lo pondré para no chafar la sorpresa a nadie, pero he visto en la red galerías de fotos enteras de este abogado presumiendo de haber sido elegido como concursante, incluso alguna en la propia recepción de Telecinco. Te ha faltado un poco de discreción, ¿no crees?
Al abogado y al resto de famosos les descubriremos esta noche. Jorge Javier será maestro de ceremonias en Madrid y Raquel Sánchez Silva (infiltrada de esta web) en Cayos Cochinos. Me preguntaba algún amigo (o amiga, no recuerdo) en los comentarios si el tema de los presentadores era un tabú. No, por cierto. Personalmente creo que lo harán muy bien, y nos vamos a divertir mucho con ellos. Por otro lado, si es cierto que Boris Izaguirre estará en plató para hacer un poco de 'Pepito Grillo' (este es un rumor de hace días) mejor que mejor. Si pensará otra cosa la diría e intentaría mantenerlo. En todo caso, a partir de esta noche lo podremos comprobar todos por nosotros mismos. Yo estoy deseando que llegué ya el momento.