Confirmado: Trapote mató a Manolete. Decían hasta ahora las malas lenguas que había sido un toro, para más señas conocido como Islero (bonito sarcasmo). Pero de eso nada. Ahora sabemos que fue Beatriz Trapote, periodista que en su web/blog oficial hace figurar un currículum bastante abultado para la edad que atesora, con trabajos de distinta entidad en agencias, radio, televisión y otras hierbas de los mass media. No solo es novia de un torero (lo cual parece un pecado en sí mismo) sino asesina de otro.
Es broma, claro está. ¿Por qué todas las culpas son suyas? Bonito enigma. Pero vayamos por partes, que diría Jack 'el destripador'. Tanto la muchachada afamada como la que fuera anónima (ya han perdido dicha condición) pasaron su primera prueba de recompensa. En este caso, la lucha entre grupos se sustanciaba en que quien lograse completar en menos tiempo la prueba se llevaría el premio. No era el mismo premio para ambos grupos, y ya aviso para quien no viera la crónica diaria de ayer que nos quedamos sin saber cuál habría sido el premio de los derrotados. Es más complicado describirlo de lo que fue en realidad, y no comportaba un esfuerzo físico excesivo.
Debían rescatar del mar (muy en la orilla) cuatro paneles de madera y colocarlos en una de las cuatro posiciones posibles sobre la base correspondiente de cada uno de ellos. Los cuatro paneles tenían siete aberturas cuadradas en su superficie y, aunque no se lo avisaron expresamente, era obvio que los cuatro paneles tenían que colocarse en la misma posición, haciendo coincidir los cuadrados en formación idéntica en todos ellos. De esta forma podían ver las vocales sostenidas sobre postes tras los cuatro paneles colocados. Si no elegían la posición correcta no verían las siete letras, o incluso podía darse el caso (y se dio) que no vieran ni una sola.
Ver las vocales era condición necesaria para poder comenzar la segunda (y decisiva) parte del juego. Esta consistía en una especie de Scrabble (el juego de mesa de formar palabras cruzadas) en el que simplemente debían formar una frase con las diecisiete letras disponibles sobre la mesa. La frase en cuestión era esta: "Sé listo. Sobrevive". Para la primera parte habían de formar parejas, siendo estas las elegidas por los anónimos (ellos fueron los primeros en realizar la prueba): Miguel y Miriam, Román y Víctor, María José y Parri, Nerea y Déborah.
Entre los famosos las parejas fueron las siguientes: Bea y Rafa, Óscar y Mireia, Guillermo y Javi, Carla y Perdi. Como se puede comprobar, en la lista de famosos faltan dos concursantes, a saber, Consuelo y (¡cómo no!) Trapote. Las ausencias mencionadas se explican solas. Eran cuatro paneles que debían ser rescatados, portados y colocados por dos personas cada uno. Ergo se necesitaban ocho personas en total (el mismo número de concursantes anónimos), dos más de los presentes. Por tanto, debían tomar a la mayor celeridad la decisión de quienes eran los dos que no harían esa parte de la prueba.
Según contó Bea 'la legionaria' después, fue Trapote quien se adelantó a proponer que fueran Consuelo y ella, aunque esta aclara que en un principio propuso ir con Óscar o Guillermo y que se quedase Javi porque al parecer no se encontraba bien (ignoro si aún se resiente del golpe en la rodilla que se propinó con una caja al saltar del barco el jueves pasado). Los reproches de Bea a la novia de Janeiro por no querer hacer la prueba fueron tan duros como injustos, y planteados en un tono agresivo muy intimidatorio. Pero volveré a ello en seguida. Antes completo el relato de lo sucedido en esta prueba de recompensa.
Los anónimos terminaron el juego en 15'48 minutos, mientras los famosos necesitaron de 19'18. La recompensa sería, por tanto, para los primeros, consistiendo en una lona que proteja la cabaña construida de las lluvias tropicales. No volvieron muy confiados a la selva (su "hogar" durante estos días), hasta que apareció Eva González para darles la buena nueva. A los famosos les comunicaron que no habían superado a sus oponentes nada más concluir su prueba, lo cual contribuyó a la bronca posterior.
La legionaria se escuda en la falta de tabaco para justificar sus salidas de tono, como si no la conociéramos de nada. Antes de su bronca con Trapote había avisado a Rafa de sus intenciones: "Esta que va de listilla se va a cagar". Más tarde, salieron de su boca frases tan duras como estas: "Aquí de señoritas nada. Que seas la novia de un torero me parece de puta madre, y que allí en España seas... pero aquí... aquí a hincar el codo, ¿eh? Aquí a hincar el codo. Aquí lo hincas. Pero bien hincao. Pero que lo hinques. Que hinques el codo ya, señoritinga de mierda".
A ver, a ver. Hagamos una pausa en este punto, a todas luces necesaria. Yo creo que Bea quería referirse, si acaso, a "arrimar el hombro". Esta expresión se define como: "Trabajar con actividad, ayudar o contribuir al logro de un fin". Que se sepa, hincar los codos es otra cosa: "Estudiar con ahínco", y en este caso no procede porque no hay nada que estudiar. Lo que me niego es a aceptar que se refiriera al auténtico e inconfundible sentido de la expresión "hincar el codo" (en singular), justo la pronunciada unas seis veces en apenas cincuenta palabras. La definición es la siguiente: "Asistir a un moribundo próximo a expirar". Hombre, no. Eso es ponerse en lo peor, y así no vamos a ninguna parte. Yo creo que la equivocación anatómica viene porque esta concursante es más de codo que de hombro, aunque en su caso más que hincarlo igual le gusta empinarlo.
Alguien tenía que quedarse fuera, ¿no es así? Si nadie hubiera querido no hacer esa parte de la prueba hubieran acusado a Trapote de insolidaria y poco generosa. Pero solamente a ella, eso sí. De hecho, nadie le dijo nada a Consuelo, que hasta el día de hoy sigue siendo concursante. Es una concursante más, por lo cual debe contribuir al bien común. Y si no desea serlo que pague la millonada exigida por la sanción consignada en los contratos con la productora y se marche por donde vino. Pero no. Consuelo no tiene culpa ninguna. Todas las culpas van para Trapote, se pongan como se pongan. Porque resulta que su novio es famoso, tiene la mala costumbre de reafirmar innecesariamente su profesión, lleva una carrera meteórica en el mundo de la fama y, por si esto fuera poco, encima es mona y tiene un tipo envidiable. ¿Cómo se atreverá? Bea la llama despectivamente "señoritinga", y mucho me temo que (afortunadamente) no le dice todo lo que piensa.
Pero para Trapote su gesto puede ser precisamente todo lo contrario a lo interpretado. Renunciar al reparto de la gloria en caso de haber superado al otro grupo en la primera prueba de recompensa puede ser un acto de generosidad. También su resolución a la hora de tomar la decisión con celeridad puede haber contribuido a que en lugar de veinte minutos lo hayan hecho en poco de más de dieciocho. Quiero decir que su actitud en este caso podría tener tantas lecturas positivas como negativas. Otra cosa es que haya algún precedente que haga pensar en su escasa disposición al trabajo en la isla. O que guarecerse de la lluvia nocturna con dos chubasqueros cuando compañeros suyos no disponían de ninguno es una evidente muestra de egoísmo donde no vale la excusa fácil e infantil de "no me di cuenta".
No se debe tomar la parte por el todo. La periodista puede haber sido egoísta en otras ocasiones, pero no lo es necesariamente renunciar a hacer parte de la prueba de recompensa por cuanto alguien tenía que hacerlo. Si fue por interés propio o no es algo imposible de saber. De cualquiera de las maneras dos concursantes no podían hacer esa parte de la prueba. ¿Hubiera reaccionada igual Bea con cualquier otro? Ya digo yo que no. Por otro lado, no me gustó nada el tono complaciente de las dos contendientes cuando hablaban en solitario tras la bronca. No me parece sincero y, además, en el caso de Bea contrasta mucho con su tono hablando después con el resto de compañeros. A mí alguien me trata así y me lo como con patatas, pero la Trapote le decía a su compañera: "Eres de esta forma y así te tenemos que querer". ¡Vamos ya! ¡Cuánta falsedad!
Sobre la reacción de los anónimos cuando supieron cuál era su recompensa no tengo palabras. Pero ¿cómo se puede despreciar una lona que te evitará las goteras los días de lluvias más fuertes? Bien decía Nerea que aún no había llovido más que algunos ratos bastante cortos, pero cuando le dé por hacerlo toda la noche sabrán de lo eficaz de la protección ganada en la prueba. Yo les hubiera quitado la lona por impertinentes.
Por cierto, Nerea también está siendo acusada de colaborar poco, en este caso por el malencarado Miguel. En este caso al menos quien acusa arrima el hombro, porque da la risa escuchar como Rafa Mora acusa a Trapote de escaquearse. ¿No será que quienes andan tan nerviosos fiscalizando lo trabajadores que son los demás tienen un miedo tremendo? Algunas fábricas cuentan con un empleado que va, cronómetro en mano, midiendo los tiempos que tardan los trabajadores en completar sus labores, y así la empresa puede ir controlando si varía la productividad. Son un poco los mamporreros del patrono. Algunos deberían dedicarse a ello cuando vuelvan de esta aventura caribeña.