La cuenta atrás
Ha comenzado la cuenta atrás para los cinco supervivientes que pasan sus últimos días en Buttonwood Cay, más conocido como 'cayo mojón'. Malena va tachando en un árbol los días que faltan para la liberación. Ellos lo llaman así. Saben que una vez llegado al jueves próximo se habrá acabado su aventura, aunque no tienen conocimiento de que para la final habrán de esperar al domingo. En todo caso, no se equivocan. Les liberarán poco después de finalizada la gala. Tienen que viajar hasta Madrid.
Lo harán con la sensación de haber cumplido el objetivo marcado. Todos, sin excepción, han sabido sobrevivir superando los setenta días en los cayos nicaragüenses. En esta hora, pueden sentirse orgullosos de lo realizado. Porque no solamente han sobrevivido sino que fueron capaces de enamorar un poco a la audiencia, o al menos evitar estar entre los más detestados. Es decir, han hecho lo que debían para llegar hasta aquí. Con más o menos fortuna, pero lo han conseguido.
Por eso este humilde palafitero hoy quiere rendir un cierto homenaje a este grupo de concursantes. Emocionado y contrariado por el hecho de que esto llegue a su fin. Confieso que es la primera vez. Nunca antes había sentido así el final de este programa. Quizá sea la música de Carles Santos que suena ahora en mis auriculares. A lo mejor es que este insoportable calor me hace especialmente generoso. Tal vez porque esta edición me ha entretenido y me sentido honrado con tanta y tan buena compañía. Una media de ochocientos comentarios por entrada hace que casi multipliquemos por cuatro el registro del pasado año. No somos dignos. En todo caso, creo que les debo este reconocimiento.
También me gustaría hacer partícipes de este homenaje al equipo que realiza el programa. El minutista Paul van Scherpenzeel nos ha traído parte de sus vivencias a través de su blog, lo cual ha resultado una auténtica delicia. El año pasado hablé de los ciento cincuenta profesionales que trabajaban para hacer todo esto posible, en aquel caso desde Honduras. No sé si esta vez son tantos o más, pero sea como sea creo que ellos también pueden estar muy satisfechos con su fenomenal trabajo. Podéis volver a España con la alegría que proporciona el trabajo bien hecho.
Lo de menos es quien salga victorioso el próximo domingo. Ya sé que el premio es jugoso y apetecible. Pero remitiéndome también en este caso a lo aquí escrito el pasado año, en esto entra en juego el 'factor erizo'. Me refería entonces a ese animal mascota en la publicidad de una empresa de seguros, realmente antipático para muchos espectadores, entre quienes me encuentro. ¿Acaso alguien se ha parado a pensar por qué detesta a ese erizo de peluche?, me preguntaba entonces. No lo creo, de igual manera que es innecesario justificar las razones por las que unos concursantes nos caen bien y otros mal.
¿Qué necesidad hay de llamar manipuladora a Trapote y achacarle cosas que no hizo? ¿Para qué argumentar sobre actitudes de María José que a unos les parecerán mal mientras a otros no? Es innecesario, aunque he de decir que en ello está la clave de espacios de opinión como este. No se me ocurre otra cosa más divertida que analizar hasta el más mínimo detalle lo sucedido en aquel lejano e inhóspito lugar.
Por eso no debemos dejarnos arrastrar por la antipatía de quienes atacan a unos concursantes siguiendo extrañas y desconocidas consignas. Quizá sencillamente impulsos cuyo origen no llegaremos a conocer. Defender a nuestros favoritos está bien. También censurar las actitudes que nos parezcan rechazables. Y, sobre todo, encontrar la diversión en la inveterada costumbre de criticar al vecino. Solo que el vecino, en este caso, vive a unas cuantas millas de distancia.
Relativo a quienes actúan mediante impulsos o consignas desconocidas por nosotros, está claro que me estoy refiriendo a algunos ex concursantes capaces de cambiar sus opiniones con argumentos contradictorios y absurdos. Me lo apuntaba una buena amiga ayer, ¿cómo es posible que Guillermo salga de la isla elogiando a la misma concursante de la que se declara detractor en un debate?
Es inexplicable, sobre todo teniendo en cuenta que entre un momento y otro ha pasado escasamente una semana y media. Guillermo Martín declaró aún en los cayos que quería ver a Trapote finalista de esta edición de Supervivientes. En el debate, sin embargo, se definía como "antitrapotista". ¿Qué burla es esta?
Todos tenemos derecho a cambiar de opinión. ¡Faltaría más! Pero uno no puede dejar de pensar en la presión de algunos de sus compañeros, expulsados con anterioridad, como el posible origen de tal giro. La incoherencia de la que hablo la aprecio en el hecho de ver como critican las imágenes de los resúmenes por no reflejar con exactitud lo que allí pasa, pero al tiempo se apoyan en lo visto desde su salida de la isla para justificar el cambio comentado.
De forma que los resúmenes son sesgados pero quien sale deseando ver finalista o ganadora a una concursante dice que lo visto en ellos le ha descubierto a otra concursante y de ahí el cambio de opinión. Hace más caso a un puñado de imágenes que a su propia experiencia de convivencia en vivo y en directo con sus compañeros. No me negaréis que es algo de locos.
Dado lo visto en el resumen de ayer, quiero pensar que las enemistades generadas no son tan definitivas como pudiera parecer. Que cuando todo esto acabe unos serán más amigos de otros pero entre ellos quedará la unión que debe proporcionar vivir una experiencia tan dura como esta.
De momento, Deborah le hace la manicura a Mariajo con una piedra. El olvido del machete por parte de aquella, cuando realizó la mudanza en tan solo tres minutos el jueves pasado, hace que en 'cayo mojón' estén viviendo una vuelta a la prehistórica Edad de Piedra. Debe ser bastante traumático el cambio de utilizar un machete para abrir cocos a tener que intentar hacerlo arrojando una piedra.
Ya habían conocido lo más parecido a la prehistoria durante el tiempo que debieron convivir con Rafa Mora, cuyas maneras son más bien del Paleolítico Inferior. Pero es que ahora parecen ir todavía más atrás en el tiempo, al menos en lo relativo al uso de herramientas. Menos mal que les queda el 'multi' (navaja multiusos), como lo llama Debi.
El ambiente parece haber mejorado, por tanto, aunque se siguen escuchando las críticas de casi todos a la hiperactividad de María José. Sigo pensando que es admirable. Bien mirado, si tuviese que elegir a alguien para sobrevivir en una isla desierta creo que me decidiría por esta vasca aguerrida e incansable. De acuerdo en que cansa con solo verla. Además, tiene un carácter difícil y es bastante insoportable casi siempre. Pero con ella se tiene que sentir uno más seguro.
Creo que eso es lo que ha visto en ella Parri. Este joven parece de esos que persiguen siempre encontrar una madre, ya sea en su compañera ideal para un concurso de la tele o, incluso, como pareja. Siempre se dice que las mujeres buscan cierta protección en el hombre que ha de ser su compañero. Puede ser cierto, pero tanto como que algunos hombres quisieran encontrar en su pareja un ala bajo el que ver pasar la vida, igual que lo hicieran desde su edad temprana bajo la de sus madres.
Los más aventureros se fijarán en una Trapote imprevisible, creativa y paciente. O en la independencia y la prudencia de Deborah. De Malena sigo sin tener una idea formada, aunque me parece ver en ella últimamente una necesidad de auto afirmación que me transmite cierta ternura.
Estuvo graciosa Trapo diciendo que María José merece ganar este programa, aunque más bien deberían hacer una próxima edición con ella como única concursante, sola en una isla desierta. Pues seguro que superaría la prueba, de eso no tengo duda. La generosidad que he visto en la periodista no la aprecio en nadie más. No se ha cortado un pelo en decir abiertamente que ve ganadora a su competidora ante la expulsión de esta última semana.
Algo más maliciosa la vi el otro día inquiriendo a Parri sobre su afición a las apuestas. La pregunta parecía inocente: "¿A ti te gustan mucho los juegos de azar, no? Con mayor inocencia le contestó que sí. Parece ser de esos aficionados a hacer su quiniela semanal, comprar el boleto de los ciegos o echar una primitiva con frecuencia. Trapote nos explica entonces el por qué de su pregunta. Resulta que a Parri le gusta siempre sortear a quien le toca la ración mayor de coco, o cualquier otra cosa. Por eso lo de los sorteos.
Aunque lo mejor vino después, cuando sin enterarse aparentemente de la trampa en la pregunta explicó el matemático a cuantos juegos de azar suele jugar. El siguiente comentario de Trapote es demoledor: "pero eso es de viejos, ¿no?". Ella las suelta como quien no quiere la cosa. Posiblemente sin mala intención pero con mucha retranca.
Todos estos detalles no harán otra cosa que sumarse a nuestro recuerdo de esta edición de Supervivientes. Al chubasquero de la señorita Berlanga (así le llamaba mi admirado Jesús Hermida). Al infierno prometido por 'la legionaria', que se quedó en una machada de las suyas. O al ínfimo papel que hizo una Carla que sigo sin comprender cómo se atreve a tomar la palabra en las galas, donde parece querer tener el protagonismo al que renunció cuando debía reclamarlo.
También se unirá todo esto al "¡Por España!" del bueno de Parada. Al 'chico argentino' que llegaba tarde a la iglesia, como en 'My fair lady'. Al "me río en tu cara" del maleducado ex tronista. Al llanto de 'la Devo' Quiñones, quizá el momento más amargo en toda la pequeña historia de este programa. Al triste abandono de un Román consumido y al borde del colapso. O el centollo de Sonia, que como todo el mundo sabe es algo de comer.
O a ese Perdi desplomándose contra el fuego. Un Guillermo anodino casi siempre a quien le llegó su momento cuando encontró el vergel de los mangos. A la fugaz Miriam envidiando en tiempo récord a Nerea, la que primero se atrevió a enfrentarse con una de las nominadas de esta semana. Y las ganas de televisión reprimidas en Víctor, la mala elección de compañías de Mireia, o la convicción atesorada por Óscar de que ser torero y buen pescador le daría el triunfo.
Y al final, los (más bien las) que han llegado hasta aquí, lo darían todo por muchos días de sol como el de este domingo. Parafraseando una canción de Víctor Manuel, así ellas podrán ser corazones tendidos al sol.