El concurso ha comenzado
Supervivientes ha comenzado. Sí, ya sé que llevan casi un mes, pero es la tesis de Escassi que este comentarista comparte. Se lo dijo a Wilma mientras esperaban el comienzo del juego de inmunidad. Esta andaba pidiendo que la nominasen el jueves, o más bien que lo hiciera quien saliera líder. "Yo le quito el marrón", decía la playmate, a lo que el concursante le respondió con coherencia y sinceridad: "Ya ha empezado el concurso. Ya no hay marrón. Ya hay guerra".
Se puede decir más alto pero no más claro. Esto ha tardado en arrancar de verdad pero ya está en su salsa. El resumen de ayer fue el primero con auténtica esencia de reality, donde las cuchilladas volaban en forma de palabras, casi siempre en la misma dirección y con idénticas remitentes. Para el grupo de las tres chicas, por supuesto sin Ivonne, se cumple sobradamente lo dicho por Escassi. La guerra ha empezado para ellas, por lo cual no dejan títere con cabeza en cuanto se reúnen. Que si el resto del grupo comen cocos sin avisarlas, que si el ojalá el líder deje de serlo porque no trabaja ni aporta nada al grupo, que si Daniela no pregunta ni se interesa por la salud de Wilma cuando esta se marea. Cualquier cosa es susceptible de crítica hiriente, acompañada de expresiones del tipo "no me voy a rebajar a su altura", "yo no soy barriobajera como ella", o "cómo pueden ser tan malas personas".
Como estoy siendo infinitamente generoso con todos los concursantes, aquellos que lo merecen y los que no tanto, quiero hacer el esfuerzo de pensar que las palabras de Wilma están motivadas por su bajón físico y psíquico, la falta de comida y, sobre todo, el exceso de sol. Porque estas tres señoritas se dedican fundamentalmente a tomar el sol mientras el resto del grupo les resuelve la vida. De entre ellas, Begoña y Yolanda al menos salen a coger caracolas en las rocas cerca de la orilla de la playa, pero a Wilma con la excusa de su débil estado de salud no se le conoce actividad prácticamente desde que comenzó la aventura. Y luego tiene el rostro de decir si los demás trabajan o no.
La rayada de Wilma es apoyada en todo momento por Begoña y Yolanda, aunque con matices importantes. Esta última decía entender que algunos coman sin enterarse los demás, y matizaba que todos van a hacerlo en un momento dado. Parece curioso que sea precisamente Wilma la que se ofenda por un mal reparto de la comida, siendo ella la que se dio un atracón de sandía en Cayo Gallo, llevando las migajas a sus tres compañeros elegidos por un dudoso azar (cáscaras incluidas). Esto no es ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, porque esta señorita lo que tiene en el ojo es el mismísimo Empire State Building.
Si hubiera que poner un ejemplo de incoherencia utilizaría la demostrada ayer por Wilma. Resulta que pide ser nominada, al menos se quiere asegurar la nominación del líder, teniendo claramente más fácil convencer a uno en lugar de a todo el grupo. Además, se ha encontrado un poco mareada hasta el punto de recomendarle Begoña el uso de una bolsa de plástico para ayudarse a hiper ventilar (momento que recoge la imagen). Un rato más tarde, al comienzo de la prueba de liderazgo, Mario Picazo le propone a la mallorquina no hacer la prueba dado su reciente mareo, pero ella se obstina en pasarla. Wilma hace la prueba aún a riesgo de ganarla, llevarse el collar de líder y, por consiguiente, no resultar nominada en ningún caso esta semana. Daniela le inquiere sobre esto en el coche de regreso, antes de subirse a la balsa motora que les dejaría en Cayo Paloma. La respuesta no es otra que: "no quería quedar como una floja".
Por fortuna para ella, el collar de líder irá a parar a otro cuello. En este caso lo llevará, inesperadamente, Juanito, el gran 'Golosina', que completó la prueba con sanción y precisamente esto le hizo ganador. La prueba consistía en un circuito en el agua donde debían conseguir tres cintas con los colores de la bandera garífuna (franjas horizontales de color amarillo, blanco y negro, dichas de arriba abajo). La última estaba atada a una caja de madera donde esta étnia transporta cocos, la cual también debían transportar en el agua hasta una plataforma donde iban aguardando el final.
Durante esa espera, se les proporcionaban las instrucciones para terminarla, que consistían en calcular el tiempo tardado en llegar a la plataforma y dejaran transcurrir algo más hasta considerar que habían pasado ocho minutos desde su salida. En el momento en que pensasen se había completado ese período de tiempo debían avisar a Mario. Ganaba quien lograse aproximar más su cálculo con los ocho minutos reales. En el caso de que no llevaran alguna de las cintas serían penalizados con un minuto por cada una de ellas. Juanito solo logró llevar la última cinta, de color negro, por lo cual tuvo dos minutos de penalización. Su "stop" llegó cuando habían pasado algo más de seis minutos, por lo que al sumarle otros dos se aproximó al tiempo más que ningún otro, por encima de Ivonne, la segunda que más cerca quedó.
Con chaleco salvavidas y costalada nada más empezar a bajar los riscos, el 'Golosina' será líder, algo que ni el mismo habría pensado y ni siquiera se creerá todavía. Ellos no lo sabrán hasta el próximo jueves, lo cual dificultará la labor de Wilma de convencer al líder. A pesar de ello, creo que el sevillano es un pedazo de pan y la nominará. Da igual, mi alegría es inmensa y espero con ansia el momento de ver la cara de Juanito cuando le impongan ese collar.
Cuando el grupo llega a Cayo Paloma, Yolanda y Begoña están comiendo y ni siquiera se levantan a interesarse por el resultado de la prueba. Estas chicas dicen una cosa y hacen otra. ¿Pero no les molestaba tanto que los demás comieran sin contar con ellas? Si antes hablaba de ejemplos de falta de coherencia con estas concursantes tenemos realmente todo un catálogo. Aún estoy esperando que alguien le recuerde a Wilma como echó en cara a Iván que pidiera ser nominado para marcharse, justo lo mismo que ella pretende ahora.
La misión del cayuco, encargada a Matías e Ivonne por elección digamos póstuma de Olfo, comenzó con la despreocupación de la mayoría. Solo Santi parecía preocupado por haber perdido contacto visual con ellos y ante la tardanza del regreso. Zúñiga fue más lista que todo eso y en seguida hizo una conjetura bastante acertada: "Igual se quedan allí unos días". No fue en Cayo Gallo exactamente y más lo hubieran agradecido porque la marea andaba revuelta y les costó un triunfo llegar, tanto que durante un rato pretendieron nadar con el cayuco a cuestas, hasta la orilla donde les esperaba de nuevo Mario. Finalmente, conocieron la misión que les espera, la red que deben tejer a riesgo de sanción si no lo hacen, y las condiciones de vida allí.
No podrán salir de la selva más que una vez al día y en un radio limitado por la longitud de la cuerda, por lo cual cada día se irá estrechando el círculo. Podrán hacer fuego aunque lo deberán apagar al anochecer. Y siempre deberán dormir allí, es decir, las excursiones habrán de ser siempre diurnas. No está mal, salvo que Matías no estuvo tan espabilado como cabía esperar y le costó entender que la pieza metálica incluida en el kit de supervivencia del que disponen es para hacer fuego provocando la chispa con una piedra.
Las chispas pueden terminar saltando en esa selva, ya sea con piedra o sin ella. Ya sé que Matías tiene pareja e Ivonne parece cada día más cerca de Escassi. Pero claro, la chica es un auténtico bombón, encima es trabajadora y rezuma simpatía por los cuatro costados. O sea, más o menos como el 'Tone'. Y dormirán sin fuego. Y yo no vi una manta en ese minúsculo kit. En fin, quizá no sean nada más que ilusiones.