De chubasqueros y costaladas
"Yo sigo pendiente de hablar con dirección, Jesús", decía Consuelo Berlanga durante la primera conexión con el grupo de famosos. "Yo reconozco que como no sabía cómo funcionaba este programa... pues claro, la ignorancia es atrevida, puede ser así. Ahora, yo llevo viviendo veinte años de mi credibilidad, ¿eh? La gente cuando hablo me cree, ¿eh? Y cuando yo digo algo no suelo mentir, porque odio la mentira, ¿vale? Entonces, lo que estáis haciendo es decirme... aquí, por lo visto, vale mentir. Bueno, pues entonces, es que me he equivocado de juego", continúa la periodista en un discurso casi ininteligible.
Y añade aún más: "¿Vale? Porque yo pedí un chubasquero y no es la historia del chubasquero, no es la tontería de 'pedí un chubasquero y tal', rabieta de niña pequeña. No, pedí un chubasquero, porque me dieron un chubasquero... yo no traía chubasquero. Lo tenía encima de la mesa, con todas las cosas, ¿vale? Y un chubasquero que me había prestado, porque yo no traía. Le pregunté a la chica... el chubasquero vuestro, como va a ser veinte mil veces mejor que este, yo me espero a vuestro chubasquero en vez de este". Jesús Vázquez tercia y explica que les dejaban quedarse una prenda cuando ella eligió primero otra para luego quererla cambiar por el dichoso chubasquero, pero no le permitieron el cambio.
Obsérvese que en el último párrafo citado de Consuelo Berlanga aparece repetida la palabra "chubasquero" nueve veces (en negrita), pero tras la intervención de Jesús resulta que para la Berlanga lo importante ya no es el chubasquero: "Si no es el chubasquero... es que no... creo que no es el chubasquero". Y once. Está claro, el chubasquero no es lo importante, a pesar de todo. Anoche mismo ya alguien había creado un grupo en facebook sobre "El chubasquero de Consuelo Berlanga".
Bonita manera de comenzar esta edición de Supervivientes. La gala no tuvo desperdicio. Bea intentaba cambiar comida por tabaco, algo impensable en este programa, ante la oposición del resto de compañeros. La Trapote dando el cante al caer al agua desde el helicóptero la última y dándose semejante costalada a la de Berlanga, penúltima en saltar. Las dos cayeron fatal, de lado y recibiendo una bofetada de la lámina de agua que casi me dolió a mí. El helicóptero estaba más alto que ninguna vez anterior, lo cual proporcionó una espectacularidad mayor al momento. La caída fue buena, y un rato antes se habían tenido que tirar desde un antiguo barco que simulaba estar naufragando. ¡Menudo estreno!
No les pusieron las cosas fáciles a los famosos, precisamente. Primero les hicieron arrastrar unas cajas con la ropa de cada uno y con comida hasta una plataforma en medio del mar. Tenían solo cinco minutos y solo llegó la que arrastraba Rafa Mora, con lo cual era el único en recuperar su ropa durante esta semana. El peso de las cajas mojadas y lo escaso del tiempo impidió que ningún otro lograra subir la suya a la plataforma. A pesar de ello la organización tuvo a bien reconocer el esfuerzo y la dificultad y les dieron dos cajas con comida, aunque luego contaré de qué manera les quitaron finalmente una de ellas.
Al grupo de anónimos les plantearon otro juego, consistente en buscar unos cocos con rostros grabados, según una costumbre tribal de la zona, en los que figuraba la palabra "comida" o nombres de los concursantes. Al final solo recuperaron dos cocos canjeables por comida y el petate con la ropa de Miguel, María José y Parri. Y ambos grupos (famosos y anónimos) hubieron de pasar otra prueba, consistente en pasar unas cuerdas cruzadas en forma de equis. El grupo que lograse pasar más concursantes con éxito en este juego tendría el privilegio de elegir si recuperar el resto de petates de ropa o tener a su disposición un 'kit básico de supervivencia'. Ganaron los anónimos (tres concursantes pasaron frente a los dos del otro grupo, y eso a pesar de que eran dos más) y, naturalmente, eligieron el 'kit'.
Con los supervivientes famosos ya en el refugio donde estarán en cada gala vino el momento de las primeras nominaciones. El grueso del grupo se decantó por atender la petición de Consuelo y nominarla a ella. Es una postura cómoda, pues quedan ante la audiencia como benefactores que le hacen un favor a un compañero y, a su vez, se pueden quitar la losa que en algún momento puede suponer por su poca desenvoltura en el medio. Debo decir que no solamente ella tuvo que ser recogida por una barca para llegar en tiempo y hora a Buttonwood Cay, donde residirán de momento. A nado solamente llegaron cinco. A saber: Mireia, Carla, Higares, Mora y Perdiguero.
Solo dos (aparte de sí misma, obligadamente) desoyeron la petición de Berlanga (que les traería como consecuencia la primera sanción, pues les castigaron sin una de las cajas de comida por pactar las nominaciones, decisión discutible que pretende evitar el lamentable espectáculo de la anterior temporada, en que las nominaciones prácticamente eran decididas por quienes querían marcharse sin pagar la sanción por abandono) y decidieron no nominar a esta compañera. Entre ellos Rafa Mora, que nominó a Beatriz Trapote aduciendo que no había arrastrado ninguna caja hasta la plataforma, cuando previamente se había quejado de que era algo prácticamente imposible (aunque él fuera el único en llevar una). Si era imposible no sé cómo no entiende la actitud de la Trapote. Los esfuerzos inútiles no son recomendables en una prueba de supervivencia. Bea "la legionaria" dio la misma explicación a su nominación a Trapote, con la particularidad de que al nominar de dos en dos (por una cuestión de ritmo televisivo, me imagino) le tocó hacerlo al lado de su nominada, lo cual resolvió añadiendo bajo el nombre una flecha apuntando a su izquierda en la pizarrita.
Si solamente hubieran nominado los famosos hubieran salido a la palestra Berlanga y Trapote. La primera, por cierto, nominó a Perdiguero con el peregrino argumento de que como le había tocado hacerlo a su lado así se enteraba de que le nominaba, dado que le daba igual elegir a un compañero o a otro. Igual alguien lo entiende, porque yo no del todo. El ciclista y concejal Perdiguero sería la gran víctima de los anónimos, que también nominaban.
Antes de continuar he de confesar que, de momento, tengo debilidad por Berlanga y Trapote, precisamente las dos nominadas por los famosos. Lo de la primera es porque la conozco hace mucho tiempo y me parece una gran tía. Con respecto a la otra, nunca me han gustado los linchamientos, lo cual me inclina a su favor. Digo esto casi a modo de disclaimer, para que no venga nadie a decir si el palafitero es poco objetivo y esas cosas. En relación a los demás famosos no tengo nada en contra de ninguno, y es totalmente cierto que no conocía previamente a la mayoría. No engañaría sin sentido con algo tan tonto como esto.
Los anónimos habían de nominar a los famosos sin haber convivido con ellos. Ni siquiera han coincidido al residir los días previos en hoteles diferentes. Sin haberse visto ni siquiera debieron nominarles por las referencias que tenían de ellos. En masa se decantaron por Perdiguero y Trapote, aunque más por el político cuyo puesto en un ayuntamiento madrileño parece peligrar por la oposición de su partido a la participación en este concurso. Cinco a tres para el ciclista frente a la periodista. Por Perdi votaron: Nerea, Deborah, Miguel, Román y Víctor. A Trapote le nominaron: María José, Parri y Miriam. Los famosos pudieron escuchar las nominaciones de los anónimos, lo cual produjo un bajón importante en la novia de Víctor Janeiro.
La explicación que dieron para nominar al ciclista es que le veían como un rival fuerte. No está mal visto querer debilitar al contrario, aunque en algún momento los grupos hayan de juntarse. Tampoco sé si su condición de político ha podido influir. Incluso diría que su mirada inquietante, aunque para ello debemos suponer que conocen su imagen, lo cual pongo en duda.
De momento tenemos nominados (Berlanga y Perdiguero) e incipientes fans. También detractores acérrimos, como es natural. Grima total y absoluta parecen provocar en la mayoría los pendientes de indígena que lleva en los (inexistentes) lóbulos de sus orejas Miguel. Y pasiones está levantando el bomberito Román. Casi tanto como el enfermero Víctor, de cuyo parecido (relativo) al Príncipe Felipe empezaremos pronto a oír hablar.
Tampoco debemos perder de vista a la sensual Deborah (con razón hablaba yo de sus ojos rasgados, dado que su padre es chino) o a Miriam, a quien lamento no haber visto todavía en bikini. Y, de momento, estoy por hacerme fan fatal de María José, que en la conexión de despedida con la selva (donde se encontrarán estos primeros días los anónimos) demostró la mala leche que le reclamé ayer discutiendo a cuenta de la comida. Sí, señora, así se hace.
Y termino ya por hoy. Esperando estoy el primer resumen de esta misma tarde. Y los siguientes. Esto pinta pero que muy bien, y eso que apenas ha empezado. Nos lo vamos a pasar genial, no me cabe duda. ¡Bienvenidos a Cayos Perlas!