Carolina y Rafa, esa extraña pareja
Vuelvo desde el palafito con otra edición 'express' en esta semana crucial para el desarrollo del concurso, en la que el grupo de Cayo Paloma fue sancionado por no delatar a Rebeca, aunque todo parece indicar que la mayoría no sabían que había sido ella quien introdujo la información sobre los devaneos de Oriana, por no decir que algunos ni siquiera se habían enterado de la historia. Solo hace falta ver las imágenes de Amador en una pausa publicitaria de la gala, tras ser advertido de que no contase a sus compañeros nada de lo hablado sobre el tema, preguntando a media voz: “¿Quién es Oriana?”.
Resulta que el chismoso Amador, según lo pintó Diego, no sabía de la misa la mitad. Sin embargo, él sigue coronando su ascensión a los cielos televisivos cubriéndose de gloria (es un decir) en su breve conversación en el debate de anoche con Vivi. “¿Qué tal tu mostacho? ¿Te lo has afeitado ya?”, le dijo satisfecho. Si eso es ser un caballero yo soy una zarigüeya. Vivi soltó lo que llevaba mucho tiempo callando, confesando haberse sentido maltratada por varios compañeros. Así lo dijo: “Primer cobarde Abraham, segundo cobarde Diego Matamoros, tercer cobarde maleducado Nacho Montes, y cuarta maleducada, gritona, pocos recursos, Suhaila”. Ni pongo ni quito coma.
Es salir del concurso y soltarse las lenguas que da gusto. Uno recupera algo sabido en el grupo para intentar perjudicar a un par de concursantes y terminan sufriendo todos una sanción que afecta a la cantidad de comida, ya de por sí escasa en la isla. La otra se sincera y abandona su sonrisa silente para ir a degüello hacia algunos compañeros. Para el programa hubiera sido bastante mejor que hablasen estando dentro, y no cuando salen. Diego hizo lo posible porque Vivi saliera trasquilada (y no me refiero a la masa pilosa sobre su labio superior), pero su respuesta fue de las que producen cierto sonrojo.
Como espectador pediría que tras acabar esta edición de Supervivientes empezase la de adultos, por favor. Lo digo porque algunos concursantes parecen adolescentes a quienes aún les falta completar el proceso de romper ciertos vínculos familiares con sus papás y mamás para empezar a volar solitos. Es el caso de Diego, a quien sigue acompañando papá en plató una vez causado baja en el concurso. Más llamativo aún es lo de la pareja rota entre Oriana y Tony. Anoche había en plató cuatro representantes de ambas familias, y eso que Tony todavía no ha llegado a España.
Los padres de Tony han tardado muy poco en volver de su fugaz visita a los Cayos Cochinos hondureños. Debe ser que su hijo tenía plaza en otro avión posterior. El caso es que anoche estaban los señores de Spina una vez más en plató. Enfrente estaba la madre de Oriana, y ella misma también. La escenografía les situaba frente a frente, aunque la relación entre Oriana y los Spina sigue siendo inmejorable. Tanto es así que ambas partes se están pasando por el forro la voluntad de Tony, dado que Oriana reveló anoche una nula intención de abandonar su casa.
El argumento de Oriana es que antes de irse de la casa de Tony quiere hablar con él. Si digo la verdad, me es absolutamente indiferente si Oriana decide ser okupa o no. Lo que no deja de sorprenderme es ver en un debate de Supervivientes a seis padres de concursantes, cuatro de ellos ya fuera del concurso. ¿Por qué los Spina tienen que ir siempre juntos? ¿No bastaba con la presencia de uno de los dos? Valgan estas preguntas desde el palafito para los padres de Yong, que si no hay ningún problema de pasaportes volarán hasta Honduras para encontrarse el próximo lunes con su hijo. Al menos Diego solo es acompañado por uno de sus progenitores, que pasa más tiempo en pantalla que la mosca de la tele.
Pero yo quería hoy hablar de otra cosa, y no de ese ‘Supervivientes Kids’ en el que algunos padres parecen reclamar un protagonismo que ni sus hijos han tenido en el programa. Porque, sinceramente: ¿alguien me puede decir qué diablos han hecho Oriana, Tony o Diego en el concurso? Algo destacable, me refiero. Hay otros casos, como el de Carolina, en que tampoco se puede decir que haya trabajado mucho para el grupo, pero de cara a los espectadores es una auténtica gozada verla. E incluso para sus compañeros ha sido y es la alegría de la huerta. Pasando hambre y otras penalidades, tener alguien al lado que te saque una sonrisa de vez en cuando es absolutamente terapéutico.
Ayer veíamos a mi negra genial en el palafito partiendo un coco por primera vez, recogiendo leña con dificultad porque las termitas le hacían saltar y soltar lo que llevaba en las manos, asi como pidiendo a Rafa que cogiese él un ermitaño porque le da mucho asco tocarlos. Pero esta mujer ¿dónde ha estado hasta ahora? Parece que hubiera llegado ayer a los Cayos, pero lleva ya semanas. El palafito obliga a hacer uno mismo lo que en el grupo hacen otros. Tanto es así que se antoja imprescindible y necesario para todos. Sería bueno que cada concursante estuviera obligado a pasar una semana en el palafito. Eso nos pondría más fácil poder valorar quién merece ganar el concurso.
Lo que sucede, como digo, es que casos como Carolina no hay muchos. Ella es única e insustituible. Casi siempre que está en pantalla me hace reír. Es lo más, lo más de lo más, lo replus. Por eso da igual si sabe o no partir un coco, porque yo me parto la caja con ella. Con eso tengo bastante. Obsérvese que esta semana las imágenes desde el palafito se han multiplicado en la tira diaria de Divinity (lo que siempre hemos llamado “el resumen”). Antes había días que apenas veíamos un par de escenas. Sin embargo, ayer (sin ir más lejos) el palafito fue protagonista. Y todo gracias a Carolina.
La extraña pareja que hace con Rafa es tronchante. No podía parar de reír tras ver a este concursante rompiendo a cantar camino del palafito y Carolina mirándole sin salir de su asombro. Adelantándose un poco en el camino, comentaba: “¡Ay, señor! Este me acuchilla una noche. Qué miedo me da todo esto”. Rafa imitando a su tocayo Raphael en el anuncio de la lotería de Navidad confirmaba lo dicho por Carolina: daba bastante miedo. Rafa es tal vez el único concursante de esta edición al que le veo esos característicos ojos algo perdidos reflejando el sufrimiento tras casi dos meses viviendo como un náufrago. Su experiencia está siendo más dura que la de todos los demás. Me gustaría ver a Diego, Tony o Nacho en el palafito solos una semana. Rafa va a completar su cuarta semana.
Sin embargo, más vale caer en gracia que ser gracioso. No termino de entender la animadversión de algunos en el debate hacia Rafa. Mucho menos que se menosprecie su valía como superviviente. Será la audiencia quien decida, llegado ese momento, quien debe ganar, pero tengo claro que si esta edición ha tenido un buen superviviente este ha sido Rafa Lomana. Igual que si otro dio vídeos y argumentos para discutir sobre lo que estaba pasando allí ese fue Nacho Montes. A pesar de todo, sin Nacho esto hubiera sido mucho más aburrido, lo cual le convierte en buen concursante. Y sin Rafa igual nos hubiéramos olvidado del todo que este es un programa de supervivencia extrema.
¿Qué quieren que les diga? Yo dejaría la cámara enfocando todo el día a Rafa y Carolina. Que vaya aguantando el satélite porque eso tendría audiencia asegurada. El viejo sueño de una señal 24 horas de los supervivientes se hace aún más intenso tratándose de estos dos solos en el palafito. Televisión total y diversión asegurada, oiga.