Como caracoles en el filo de la navaja
Podría contar que los orígenes de Supervivientes son realmente anteriores a Gran Hermano, incluso que Expedición Robinson fue unas de los precedentes en que se inspiró el creador del reality de realities. También podría hablar de cuanto tiene este juego de prueba mental o de supervivencia, si tener la cabeza mejor preparada o una mayor forma física importa más para poder llegar lejos en el concurso. Igualmente podría detenerme en analizar los perfiles de los 16 robinsones que están ya en Honduras esperando lanzarse desde un helicóptero, genial metáfora de embarcarse en una aventura de incierto final. Como siempre, son un grupo de personas que probablemente se estén preguntando ahora qué están haciendo, por qué aceptaron este trabajo y no tardarán en echar de menos sus vidas normales, por muy aburridas que están sean. Pero no voy a hacer ninguna de estas cosas.
Vengo de otra aventura, cercana y muy VIP, y a pesar de ello tengo ganas de Supervivientes. Me apetece volver a encontrarme con Cayos Cochinos, esperar el momento de atisbar la barracuda, sufrir cuando ellos sufren, ya sea por la lluvia, la falta de alimentos o lo que fuese. Quiero sentir la soledad del palafito y hacer lo que más me gusta en realidad. Luis Buñuel hablaba de películas alimenticias refiriéndose a aquellas que debió hacer sin demasiada convicción para asegurarse ingresos suficientes mientras soñaba su próxima obra maestra. Modestamente, este humilde cronista tiene otras ocupaciones que podría llamar igualmente alimenticias, pero la que en verdad me hace disfrutar es esta de comentar lo que hace un grupo de gente enfrentado a una realidad no acostumbrada. Personas que, además, tienen la generosidad de compartir su experiencia con nosotros.
Por eso solo me apetece esto hoy. Decir solamente que me apetece Supervivientes. Que necesito este chute de relativa realidad. No sé si para desintoxicarme de otras experiencias o para escapar del síndrome de abstinencia y aceptar mi enganche definitivo e irremediable a la telerrealidad. Me entrego pues desde hoy a los rápidos amaneceres del caribe, a los atardeceres de asombrosa belleza, a la complicada pesca desde cerca de la costa, a las inclemencias del clima tropical y a los amables garífunas. Bueno, a los garífunas me entrego, pero poco. Desde el domingo estaré todo el día pensando en las tres pes: pescado, palapa y palafito. Sobre todo palafito.
De aquí a mañana repasaré alguna vez más el plantel de valientes y, pese a lo dicho, no me resisto a comentar los parecidos que veo entre algunos de ellos y quienes estuvieron por allí en pasadas ediciones. Carmen Lomana podría ser Cuca García de Vinuesa, y su sopa alucinógena. No sé quién podrá ser la Daniela Blume de Lomana. Su hermano se alió con Leo Margets primero, para ir luego de la mano de Carolina Sobe. No tiene mal gusto el finalista de la última edición. Tal vez Carmen encuentre apoyo en Lucía ‘soylaexnoviadeOmar’, o tal vez en Elisa, exconcursante del Mujeres y Hombres italiano (Uomini e Donne). Los otros veteranos serán Carmen Gahona, pareja de Chiquetete y mujer de carácter (no digo más), así como Fortu, el de ‘Va a estallar el Obús’, a la sazón padre de Ariadna (la viuda negra de GH 12+1). Ambos tienen el perfil de Golosina o Genil.
Nacho Vidal está a medio camino entre los más veteranos y los insultantemente jóvenes. Su fama traspasa el nicho de porno adictos y ha llegado a ser famoso entre la masa. Y todo por unos veintitantos centímetros de nada. Lo suyo no es comparable con nada. La cuota pantojil está cubierta por María Isabel. No es la del sombrero (“coge tu sombrero y póntelo, vamos a la playa, calienta el sol. Chibiribiri pom pom pom pom”, decía la canción ‘María Isabel’ en los sesenta). Se trata de Chabelita, la hija de Isabel Pantoja, hermana de Kiko Rivera y prima de Anabel. El impulso familiar la puede llevar al temprano abandono. Tal vez lo eviten los dioses. Y ¡Viva Honduras!
Luego está Suhaila, con quien viviremos un justificado déjà vu. Ella ya estuvo ahí y se vio obligada a abandonar por dolorosas circunstancias personales. Seguro que tendrá mejor suerte esta vez. Junto a ella sitúo al resto de concursantes, ya sea que vengan de MYHYV, de Gandía Shore o incluso de QQCCMH (el kikiriki, que siempre he dicho, más conocido como el programa tróspido, con permiso de Hematocrítico). Sus nombres: Noel, Lola, Labrador, Arantxa y CristopherMateo (así, todo junto queda mejor). Me quedan tres más. Un mister militar (¡uala!) llamado Rubén. La miss Cantabria y colaboradora de QTTF (me encantan las siglas que todo lo oscurecen) conocida como Isabel Rábago. Y, finalmente, Rasel, de quien dicen que es famoso por este nombre artístico, siendo el real Rafael Abad, y que fue cuñado de Melendi. Suficiente, vale como náufrago en una isla. La duda es si Rábago y Rasel estarán en el grupo de veteranos o en el otro.
Dije que no hablaría de los candidatos, pero no lo pude resistir, es mi carácter. Siempre que escucho hablar de Supervivientes pienso en ‘Apocalypse Now’, y nunca he sabido por qué. En Cayos Cochinos no hay olor a napalm ni balas de diamante, pero algo me barrunta siempre un desastre de consecuencias imprevisibles. Imagino a los concursantes, y a mí mismo, como caracoles deslizándose por el filo de una navaja. Y sobreviviendo. De fondo, la voz del Coronel Kurtz suena atronadora, firme y quebrada a la vez: “Algunos no van a salir con vida”. No será para tanto, pero este palafitero lo vivirá con idéntica pasión. Mañana comienza la lucha.