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Más baile que supervivencia

telecinco.es 18/05/2010 09:19

Bea ha convertido la selva en una experiencia multipropósito, una especie de híbrido entre Supervivientes, Gran Hermano (se sabe el baile de 'Thriller' tras su paso por el reencuentro) y Más que baile. Víctor le pidió que le enseñase el baile en cuestión y no le costó nada convencerla. Así que ahí les tenemos, bailando en plena selva como si fueran muertos vivientes. Deberían esperarse unas semanas a que la masa muscular ceda y el hambre deje su huella en unos torsos que diferirán mucho de los que se pueden ver en las imágenes al pie de este escrito. En ese momento habrán aprendido que esto, más que baile es supervivencia.

Iba a titular esta anotación así: "La Trapote no entra al trapo". Creo justificada mi tentación reciente por los juegos de palabras en el hecho de que sucedan pocas cosas destacables en estos cayos nicaragüenses. No es excusa, lo sé. Pero me hizo gracia que ella misma se disculpara una vez más afirmando: "No voy a entrar al trapo". Especialmente cuando ese es el feo apelativo por el que la conocen algunos de sus compañeros. Me está empezando a cansar su costumbre de escurrir el bulto y disimular sus errores. Es humano pero antiestético. Si Bea dice en la selva que la cabra hija es escapista, no te cuento hasta qué punto lo puede llegar a ser Trapote.

Mientras tanto, en la selva la cabra hija se desmadra, nunca mejor dicho. Los supervivientes dieron por supuesto que con atar a madre dentro de su corralito tendrían controlada a la hija, dada la tendencia natural de las crías a permanecer junto a sus progenitores y buscar su calor. Pero esta pequeña abandona a su madre y se adentra por la selva con facilidad. Aquí las cabras campan por sus anchas, aunque no precisamente en la selva, por lo cual para ellas esto es también una aventura. Más peliagudo es cuando la madre se enreda con el cabo que la amarra y casi se ahoga. Escuchar a Bea contarlo es divertido, debo reconocerlo, aunque no tanto ver como para Víctor la eventual muerte de su huésped supone principalmente no superar la prueba. Y a la cabra que le den.

En más estima parece tener Deborah a los dos animalitos. Dice esta concursante que la pena por la separación entre ella y Nerea es menor gracias a las cabras. O sea, que ha venido a sustituir a su amiga por dos cabritas. El recuerdo de sus antiguos compañeros no es tan bueno, si es que podemos considerar así la comparación con una cabra. Resulta que Román y Parri (con María José de corista) repiten delante de Bea una expresión de Nerea para luego burlarse de esta. Parece que la camarera dijo en alguna ocasión "hombra clara" en lugar de "hombre claro", y ellos lo repiten ahora. Ante la sorpresa de la legionaria, Parri explica que por decir cosas como esa la nominaron. Cada uno tiene su humor, ¿no? El de estos es más bien malo. O sea, que tienen mal humor.

Resulta llamativo ver a estos hombretones burlarse del humor de Nerea, para ellos impropio de alguien con treinta y tantos años, para después observar como se emplean en rotular mensajes en tablas de madera. Antes de la última gala hicieron una especie de manifiesto en contra de la selva y pidiendo ir a la isla (en realidad se refieren a la playa). Esto les valió una reprimenda por parte de Jesús Vázquez, lección que ya tienen aprendida, según parece. Antes de eso habían puesto en otra tablilla nombre a la cabaña recién construida ("Villa anónimos") y ahora llenan de letras la tabla grande para ponerla en la valla que delimita el espacio de las cabras. Estos mismos hombres adultos han puesto el nombre de Ka y Brita a sus ocasionales invitadas. Y luego hablan de la falta de madurez en otros.

El proselitismo de sí misma que hace permanentemente María José, excepto con Nerea porque debió verla un caso perdido desde el primer momento, está en marcha también con Bea. En nada de tiempo hemos visto como aplaca su carácter ante ella hasta deshacerse en abrazos. Mal negocio sustituir los abrazos de Trapote por los de María José. Incluso se deja enjabonar por ella, lo cual era impensable cuando la hemos visto partirse de la risa por ello un día antes. ¿Qué tipo de embrujos serán los de la bilbaína? Los famosos en esto dan ejemplo de cordura. Sin ir más lejos, en el último resumen hemos visto a Mireia contar que se iba a enjabonar ella misma, especificando gestualmente que además del pelo se lavaría las axilas y otras partes más privadas. Es lo que nos queda por ver. No a la Canalda en plena faena, sino a María José empleada a fondo con la higiene íntima de sus compañeras.

Mis notas acaban aquí, aviso de que en adelante puede ser peor aún. Así que yo recuerde, pocas cosas más dignas de mención. Si acaso que los famosos siguen perdiendo la pesca, por increíble que parezca. No me refiero a los anzuelos, aunque la situación a ese respecto es crítica. Les queda solamente uno, de los doce anzuelos que les dieron, según ha contado Bea en la selva. O les dan hilo de cobre para pescar o estos peces tan voraces les van a desarmar. Un anzuelo perdido más y no podrán volver a pescar. Teniendo en cuenta que en la playa no hay prácticamente ningún otro recurso natural (aparte de algún coco no podrido y muchos en estado de descomposición) la pesca es vital para la supervivencia.

Además de perder anzuelos resulta que Nerea también va perdiendo los cebos. Salió a pescar y antes de perder el penúltimo anzuelo esparció al mar el recipiente donde guardan los cebos. Fue un fatal descuido, es de suponer. Deberíamos explicar a Nerea que la audiencia prefiere descuidos como los de Mireia. Si va por ese camino igual logra deshacer el empate que, según nuestra encuesta, hay entre ella y Bea para la expulsión de este jueves. De momento, pone de su parte con el uso del tanga. Por ahí va bien. El grupo no se portó mal con ella cuando explicó que había perdido cebos y anzuelo, a pesar de sus temores. Supongo que no tienen autoridad moral suficiente tras un episodio más del robo de comida por parte de los pájaros.

Aunque las culpas sigue llevándoselas Trapote, es de risa ver como siguen fallando en algo tan elemental como preservar lo pescado, impidiendo que se lo apropien los pájaros. No es la primera ni la segunda vez que sucede, en esta ocasión por haber dejado el pobre pescado bajo un coco. Los pájaros no son tontos, y no les cuesta nada poner la pesca al descubierto y desaparecer con la presa. Totalmente acertado Óscar cuando dice que solamente les falta dejar un papelito al lado del pescado que diga: "Buen provecho".

No están preocupados solo por los robos de comida sino también por el estado de salud de Carla. Ayer comentábamos los deseos de salir pronto, supuestamente expresados por esta concursante entre otros. Independientemente de ello, lo cierto es que no parece encontrarse bien. Dice que le cuesta moverse contra el viento y que cuando se agacha no le es fácil volver a levantarse. No tiene buena pinta el tema. Descartando nada de gravedad, pues el equipo médico la habría atendido ya, no a todos los concursantes les cuesta igual superar las dificultades impuestas. La falta de comida es la principal, hasta el punto de que cuando Óscar plantea ampliar la cabaña para poder caber todos bien y contar con algo más de espacio, dudan de si les conviene el esfuerzo dado que al día siguiente tienen prueba de recompensa.

Todos notan el bajón físico, incluso Rafa, pero no tanto como una Carla que quizá vino con un fondo físico insuficiente. Me temo que, a pesar de haberles dejado bien claras las reglas del juego, nada ni nadie podrá impedir la nominación mayoritaria del grupo de famosos a esta concursante. Lo está pasando mal y es normal que quieran impedirlo. Solo lo veo evitable si hacen que nominen anónimos a famosos y viceversa, por ejemplo. De todas formas, no contribuye al espectáculo ver a alguien pasándolo mal y con un estado precario, tanto en el aspecto físico como anímico.

Por si alguien piensa que solo retrato mujeres (vendrán ellos después) o que nos interesan exclusivamente las fotos de ellas, hoy cierro con los prometidos torsos del deseo. El enfermero, el bomberito y ese que presume de llevar en la tele año y medio.