Se avecina una tormenta
Se avecina una tormenta en Supervivientes. O se atormenta una vecina, como dice la frase publicitaria de una película española recién estrenada. La organización va a imponer una dura sanción a los concursantes por no respetar las reglas del programa, lo cual concretan de esta forma: "Comer a destiempo, desoír las indicaciones del equipo del programa y enfrentarse a algunos miembros del staff de producción para imponer su voluntad". Más o menos nos podemos imaginar por donde van los tiros, aunque hasta esta noche no saldremos de dudas completamente.
Digo que una idea tenemos de cuales han podido ser algunas de esas faltas del grupo porque ayer mismo vimos una de ellas. No es lo mismo que no les dé tiempo a terminar de comer algo en el tiempo fijado y decidan no devolver lo que tienen entre las manos, guardándolo incluso en un bolsillo, como sucedió el día de la lasaña y volvió a pasar esta semana con los espaguetis de la tentación del Cadejo, que ir a coger crema de cacao una vez terminada la prueba. No se puede comparar una cosa y otra, tanto es así que aquella se saldó con Jesús Vázquez diciéndole el jueves pasado a Rafa que él habría hecho lo mismo y esta vez tendrán una sanción.
También es cierto que no conviene dar confianza al que se salta las reglas, riéndole las gracias como pasó hace una semana. De aquellos polvos vienen estos lodos, posiblemente. Aunque quizá deba contar lo sucedido antes de seguir para todos aquellos que no pudieran ver el resumen de ayer. Finalmente, tuvieron prueba de recompensa, aunque más tarde de lo habitual, quizá por el estado de la meteorología en la isla. Debían trasladar por parejas (elegidas libremente) una olla a elegir entre las que había en el suelo, utilizando una vara cada concursante. Una vez llegados a la meta, podían comerse lo que hubiera en la olla. Había algunas vacías y otras contenían pizza, pasta y otros manjares que no comen hace tiempo.
Al ser impares algún concursante podía repetir, o incluso lo podrían hacer varios. Además, ellos mismos decidían si comían todo o no, porque cuando la siguiente pareja completase el recorrido la anterior debía dejar de comer, con lo cual siempre tenían opción de pararse y esperar un poco, aunque había un tiempo total limitado. Los primeros fueron Parri y Román, que comieron pizza. Precisamente Parri había comentado un momento antes que quería pizza, aunque no era fácil elegir porque las ollas estaban tapadas, sin poder ver los concursantes su contenido.
Luego fueron Perdi y Deborah, que también comieron (espaguetis en su caso). Bueno, ella comer mucho no come nunca, esa es la verdad. Hay que señalar que a esta pareja le seguía Sonia y Malena y estas les dejaron volverlo a intentar tras tirar una primera olla a escasos centímetros de la meta. A continuación, llegó el turno de las aspirantes y también volcaron una primera olla pero, a diferencia de lo que había pasado instantes antes, a ellas no les dieron una segunda oportunidad. Les sustituyeron María José y Parri, siendo este el primero que repetía. Nuevamente cogieron olla con espaguetis, por lo cual la bilbaína debe haber nombrado esta semana de San Juan como la del espagueti boloñesa, después del inútil atracón del otro día.
Tampoco tuvieron suerte en su segundo intento Sonia y Malena y, de nuevo, sus compañeros fueron poco generosos al no permitirles insistir. Les quitaron de mala manera las varas de las manos Perdi y Román, precisamente los dos concursantes que protagonizarían el momento álgido una vez acabada la prueba, ese que imagino ha podido ser fuente del conflicto y por lo que les sancionaran esta noche, entre otras faltas similares. Sonia se quejaba después particularmente de la actitud y malas maneras de Perdi.
El último turno fue agotado por María José y Sonia Arenas, aunque el tiempo acabó antes de llegar a la meta. Por tanto, todos comieron excepto las dos aspirantes. La última olla que trasladaban contenía crema de cacao, dato importante teniendo en cuenta lo que habría de venir después. Cuando Eva González (que ayer aparecía en el resumen en bikini por primera vez, aunque con un discreto pareo cubriendo su anatomía por debajo de la cintura) da la prueba por terminada dos concursantes se destacan del resto y se dirigen a la olla del cacao.
El dicho popular de "tiran más dos tetas que dos carretas" podría ser sustituido entre los supervivientes por algo así como "tira más la nocilla que respetar las reglas", lo cual les puede salir caro, como vengo diciendo. Perdi y Román se aproximan a la olla de la crema de cacao y meten su mano, que posteriormente iría a la boca. No hace falta dar más datos de lo que sucedió después. Por un lado los dos concursantes comieron lo que no debían y por el otro intentando impedirlo estaban miembros del equipo, entre los cuales se encontraba la propia presentadora, que en el mismo momento les dice: "No, no, no, no. Las normas son las normas y no os las podéis saltar".
Les quedó claro desde ese momento, por lo cual no debería extrañarles mucho la sanción. Especialmente teniendo en cuenta que llueve sobre mojado, lo cual no solo es textual en esta primavera caribeña sino también tiene un sentido figurado dado el caso que nos ocupa. No es la primera vez que incumplen las normas y desoyen las órdenes, habiendo llego a correr huyendo de una inspectora del programa, quien les había marcado el final del tiempo en una prueba. También es posible que tenga algún efecto sobre la sanción la deslealtad de Mireia Canalda, al haberse chivado de un pequeño robo de comida.
Imagino que la suma de todos estos hechos propician la dura sanción anunciada. Una acumulación de desobediencias que debían parar en algún momento, por mucho que el episodio de la lasaña fuera realmente gracioso para el espectador del programa. He de interpretarlo en este sentido porque de otra manera consideraría injusta una sanción al grupo por algo de lo que solamente son responsables Perdi y Román.
No repasaré el historial del bombero con respecto a las pruebas porque luego hay quien se enfada, y no deseo provocar malestar en nadie. ¡Pues faltaría más! El espectador inteligente ya se ha dado cuenta de que pie cojea cada uno aquí. Personalmente creo que Román debería haber tenido prioridad a la hora de repetir en esta prueba, dada su extrema delgadez. Este concursante ha demostrando su resistencia y cualidades, además de un compañerismo importante. El grupo está comiendo gracias a él y Parri, sin haberle escuchado nunca presumir ni reclamar siquiera un agradecimiento, como decía Óscar Higares. Ahora bien, en las pruebas todos hemos visto como es.
Si la actitud de Román y Perdi fuera la primera de este tipo estaría escribiendo ahora mismo que debían sancionarles a ellos dos solamente, en lugar de cargar todo el grupo con las culpas. Pero todos sabemos que no es así, y algo semejante ha sucedido en otras ocasiones, aunque quizá con menos descaro. Ciertamente, habrá en el grupo quien no haya incumplido las reglas ni una sola vez, por lo cual deberá pedir cuentas a sus compañeros al afectarle la sanción igual que al resto.
Muy diferente lo están pasando en la selva, como se puede ver en las imágenes. Además de vivir un gran día en cuanto a su alimentación, parte del premio por haber superado el reto de los dos litros de leche ordeñados a la vaca era una ducha con jabón, que disfrutaron de forma clara y evidente. Hasta tal punto llega su felicidad que Trapote afirmó que para ella había sido el mejor día desde el comienzo del programa.
Cogieron un saco enorme de mangos y cocos. Además, pudieron hacer fuego al presentarse el primer día soleado y despejado desde hace mucho tiempo. Les costó un poco hacer el fuego pero finalmente lo lograron, entre otras cosas por la insistencia de Rafa y los buenos consejos de Guille. Gracias a esto pudieron hacer el arroz que llevaban acumulado de toda la semana, ya que ellos también fueron obsequiados por el programa con sus cincuenta gramos diarios por persona, pero no lo podían haber disfrutado hasta ahora al no tener fuego donde hacer el arroz.
Por si todo esto fuera poco, la otra mitad del premio por el reto de la leche también era comida, concretamente un enorme y apetitoso pastel rosa. ¿Se puede pedir más? Supongo que sí, pero también puedo asegurar que tocaron la gloria tras llenar el estómago tan bien. Tanto es así que sus compañeros bromeaban con Trapote y su fuerza de voluntad para guardar parte del pastel y terminárselo horas más tarde. Ellos no hubieran sido capaces.
No sé si es por el buen día que tuvieron pero debo decir que vi a Rafa tratando con más cariño a Trapote que en ningún otro momento. Quiero pensar que el haber vivido esta semana juntos ellos tres solos les ha unido más y, de hecho, hace días que no escuchamos al ex tronista decir nada despectivo sobre la periodista. La forma de dirigirse a ella es muy reveladora. Una cosa es su "nano" recurrente, y otra el "tete" y "teta" que hasta ahora aplicaba solamente a los más afines. Que haya empezado a llamar a Trapote "teta" casi siempre dice mucho en este sentido.
Ya no es solo la vaca el único animal que parece tener algo en contra de Rafa, después de que una avispa picase al 'nano'. Esto es una confabulación de los animales en su contra. Una especie de 'Rebelión en la granja' versión caribeña y revisitada. No hay nada gracioso en que un insecto pique a un concursante, por tanto, me resisto a hacer bromas sobre unos animales atacando a otros o el famoso "perro no come carne de perro" de los periodistas. Eso sí, la situación generó algo bastante gracioso al contrastar el tono de alarma exagerado de Rafa con la tranquilidad con la que Trapote fue a mirar lo que le había pasado.
Según la novia del torero, Rafa es un hipocondríaco, lo cual demostró en buena medida cuando visto que ella tiene un hongo en una uña del pie no dudó ni un instante en quitarse los calcetines que le había dejado un rato antes. También es cierto que ver a Rafa con los calcetines de Trapote es una estampa inolvidable. ¿Que no?
Termino con dos instantáneas de una Eva más bella que nunca en Nicaragua. También quiero pedir disculpas por los problemas para comentar durante el día de ayer. La técnica nos exigió algo de silencio durante unas horas, lo cual no se lleva nada bien. Esperemos que nada nos vuelva a impedir seguir hablando. Hasta esta noche, amigos.