¡Atención!: Jessica ha movido un tronco
Cuando todo el esfuerzo del fantástico resumen de ayer parecía estar puesto en mostrar los claroscuros de Xexu, personaje capaz de convertirse en un remedo del pelota gordinflón que habita cualquier aula de primaria y al mismo tiempo puede demostrar que es trabajador como el que más, en realidad mi atención se centraba en un hecho insólito y tremendísimo: Jessica había movido un tronco. ¡Qué suenen las campanas y se engalanen las calles! ¡Paren las máquinas! porque esto merece salir en primera de todos los diarios.
El acontecimiento inaudito ocurrió por sorpresa, sin mediar aviso y en completo silencio. Con sus gafas de secretaria del ‘Un, dos, tres...’, la miss levantó su cuerpo, se separó de Kiko y se le ocurrió agarrar un tronco de buen tamaño para acercarlo a la lumbre, recién recuperada gracias a Sonia. No se crean que eligió una pequeña rama, sino un tronco hermoso y bastante pesado.
¿A qué se debe este inusitado esfuerzo de una concursante vaga como el que más? Ignoro la respuesta a esta pregunta pero haciendo honor a la verdad debía contar este suceso de alcance, que espero no haya quedado oscurecido en su grandeza por otros asuntos nimios como que a Xexu no le importe perjudicar al grupo acusando a Sonia de reavivar el fuego usando papel higiénico o que a Rosa le dé llorera con el alcohol.
La actualidad manda y a pesar de que hoy no me apetecería otra cosa sino glosar la gesta de Jessica estoy obligado a hablar de algunas otras cosas. Por ejemplo de Xexu y su vocación de guardia, impresa en su código genético como en el de algunos otros de su misma especie. El gran Pepe Herrero diría que es un “Contreras y Hernández”:
No reproduzco el texto completo porque podría parecer que aprovecho para rellenar espacio, pero merece la pena volver a asomarse a estas reflexiones de un concursante de otro reality, igualmente válidas en este. En realidad se trata de una reflexión válida en la vida, porque ¿quién no se ha encontrado con un Contreras y/o un Hernández alguna vez?. Serrat les llamaría macarras de la moral (“Son la salsa de la farsa./ El meollo, del mal rollo./ La mecha de la sospecha./ La llama de la jindama./ Son el alma de la alarma,/ del recelo y del canguelo./ Los chulapos del gazapo./ Los macarras de la moral”).
Xexu es de estos, por si no había quedado clara mi intención. El fuego está a punto de extinguirse tras una madrugada de perros en Playa Uva, y Sonia se hace con el mando de forma decidida. No lo debieron captar las cámaras porque no la vimos metiendo papel higiénico para avivar el fuego pero ya estaba ahí el abogado para encargarse de que no pasase por alto el detalle. Nos enteramos todos gracias a él, lo cual no creo que le deban agradecer sus compañeros. Si había alguna posibilidad de que no se supiera esta se esfumaba cuando Xexu, en su papel de “Contreras y Hernández”, se chivaba delante de las cámaras.
“Eso no se puede hacer, ¿lo sabes? Está prohibido”, decía el chivato, mientras Sonia se afanaba en conseguir que no se quedasen sin fuego, reaccionando con tranquilidad, evitando la discusión. Lo siento mucho por sus enemigos pero su respuesta me pareció ejemplar, y mira que es difícil mantener la calma ante este tipo de individuos.
En caso de que sea cierto y no sea legal ayudarse de papel higiénico para avivar el fuego, como espectador de este programa desde hace unas cuantas ediciones puedo afirmar que tengo muy visto este recurso. No es la primera vez que veo a un concursante usando esa artimaña, aunque para ser más preciso en esta ocasión no lo vi, nos lo contó Xexu. Ante la disyuntiva entre quedarse sin fuego o que el programa les llame la atención por esa razón creo que no hay duda de cual sería la elección de cualquiera medianamente sensato.
Con todo, cada uno es como es y tampoco es cuestión de demonizar a nadie. La reacción de Xexu entiendo que puede ser inevitable para él porque todos reaccionamos según nos dicta la razón o el corazón, incluso ambas cosas a un tiempo. Ahora bien, sus formas me parecen exageradas. “Eres tonta o eres tonta”, le dijo Xexu a Sonia, mientras esta seguía en cuclillas intentando no perder el fuego. Las cosas se pueden decir de otra manera.
Aquí debería ir una imagen que ilustrase algunos de los argumentos de hoy, pero como mi grabadora no quiso ayer hacer su trabajo creo que la mejor solución es recuperar una secuencia de imágenes de la primera gala cuyo interés es suficientemente evidente como para no hacer necesaria ninguna aclaración más. Solo para los más despistados decir que el trasero es de Tatiana. Disfrútenlo, si procede. En todo caso continúo tras el documento gráfico.
Aquí seguimos, ¿qué tal todo? Pues bien, el mismo Xexu capaz de poner en evidencia un desliz de otra concursante cuya consecuencia inmediata beneficia al grupo, es quien no vacila a la hora de ponerse a pescar bajo la lluvia para conseguir cumplir el reto propuesto por el programa consistente en capturar 30 pescados para poder asegurarse la fiesta con Sofía Cristo, de los Cristos de toda la vida.
Como dije al principio de este escrito, son los claroscuros de un mismo concursante, e igual que digo una cosa digo la otra. El panorama es patético al ver a Kiko, Jessica y Tamara de brazos cruzados (literalmente), diciendo que hace mucho frío aunque abrigados hasta el cuello, bajo el techado del refugio, mientras otros compañeros suyos andan a pecho descubierto, bajo la lluvia y pescando. ¿No os produce la misma sensación de cabreo que a mí?
Si me he encontrado con “Contreras y Hernández” en mi vida también han sido unos cuantos los vagos que se han intentado aprovechar del trabajo ajeno sin cortarse un pelo a la hora de criticar esa labor. El hijo del torero y sus dos concubinas bebieron cerveza como los demás, y comieron snacks mojados y tarta dulce bañada en agua salada. En eso nada les diferencia del resto, pero sí son distintos a la hora de aportar su trabajo al grupo. ¡Que trabajen otros! deben pensar, y aún no me explico como se lo consienten.
Como digo, Xexu fue de los que más trabajaron. También Rosi, o la casi siempre malhumorada Emma. Incluso Montalvo, poco comprensivo con Emma cuando se enteró de que se habían perdido las gafas de buceo por su culpa, pero igualmente solidario al aguantar el viento y la lluvia con tal de conseguir el reto. Lamento parecer pesado pero ¿por qué unos sí y otros no? ¿qué diablos pasará por la cabeza de quienes solo miraban mientras sus compañeros no paraban de currar?
Los dos últimos pescados fueron de Xexu, uno grande y otro minúsculo pero igualmente válido. Se le veía henchido de satisfacción y sus compañeros celebraron el esfuerzo. Otra cosa es el resultado, esa fiesta deslucida con una barca inundada y casi a pique, mientras algunos concursantes criticaban la comida y llegaban a decir que no merece la pena tomarse en serio los retos para eso.
Es el caso de Emma, una de las más duras y directas críticas. Tal vez no se dio cuenta de un pequeño detalle: el que la tarta llegase bañada por agua marina (igual que el resto de comida) no fue pretendido sino un accidente. Contábamos ayer el frenazo brusco que dio la barca y las consecuencias del temporal que azotaba en ese momento Cayos Cochinos. Por accidente se mojó la comida, nadie lo pretendió así.
Contrasta la visión negativa que casi siempre demuestra Emma con la forma que Toni agradecía la fiesta, despreocupado del sabor salado de la tarta y otros contratiempos. Hay quien es positivo hasta el final y otros todo lo contrario. Se nota que el bueno de Toni ha pasado hambre y necesidades en su vida, por lo que cualquier cosa le sabe a gloria ahora que pasa más tiempo con el estómago vacío que lleno.
Y en su propio mundo andaba Rosa Benito, embargada por la emoción que proporcionan dos tercios de cerveza. Barata emoción, dí qué sí. Hay a quien le da por la repentina exaltación de la amistad y otros que no pueden evitar llorar. A Rosa le pasó un poco ambas cosas. Despidió a Sofía como si fuera su propia hija, y luego se echó a llorar. Con esa sonrisa especial de los que ahogan sus penas en medio de efluvios etílicos. Y eso que solo bebieron dos cervezas.
Apuntes de bitácora
Respeto siempre la opinión de todos nuestros amigos pero no puedo evitar pronunciarme sobre algo muy repetido en lo que llevamos de edición. Se trata de esa idea según la cual Supervivientes ha perdido su esencia y se ha convertido más en un programa de corazón, un Sálvame revestido de concurso de supervivencia. Pues bien, no estoy de acuerdo. Sigo viendo el mismo programa de siempre, con sus pruebas de líder y recompensa, con problemas en la convivencia, con unos que pescan y trabajan mientras otros demuestran lo holgazanes que son. Veo, como siempre, concursantes que adelgazan más que otros, unos dando prioridad al juego y la estrategia mientras otros consideran más importantes las relaciones humanas. Más o menos lo de siempre.
Tal vez las galas tienen un mayor componente ‘tomatero’, lo cual es inevitable cuando uno de los concursantes es Rivera, es Pantoja y un maravilloso ser. ¡Así cualquiera! ¿O es que acaso a alguien se le escapaba que esto daría un cierto tinte folclórico a la cosa? Y también unas cuantas décimas de audiencia, todo hay que decirlo.
Ahora bien, otros años también hemos visto famosos muy famosos, y novias o novios que se desplazaban a la isla para estar un rato con su amado/a, o recibían la llamada telefónica de sus seres queridos. Creo que no estamos siendo justos, o tal vez nos está fallando un poco la memoria. Al final, lo que a muchos nos gusta es ver la supervivencia del grupo y los distintos modos de afrontarla. Es decir, lo importante sigue siendo lo que siempre ha sido, y en eso estamos.
Dejo retrato del Diego Durán, anónimo expulsado esta misma semana, gracias a los increíbles lápices de Rocko.