Cuando estoy aquí quiero estar ahí, y cuando estoy allí solo pienso en volver a estas islas. Desperté en la noche, estaba en medio de la nada, contemplando la nada y pensando en nada. Era como si me hubieran depositado sobre una batalla en el medio más hostil posible. No olía a napalm ni se escuchaba el silbar de las balas, pero se mascaba la tragedia. Aquí siempre huele a miedo y esperanza, como suele pasar entre los aventureros más intrépidos.
Sentí el calor y la humedad, caminé sobre hojas por el manglar, atravesé la isla entre cocoteros, vi pequeñas colonias de pelícanos marrones, iguanas y alguna golondrina. Finalmente, llegué a pisar la fina arena de la playa y vi las aguas turquesas que la bañan. Ni rastro de vida humana, salvo el garífuna que me guiaba, silencioso e incansable.
¡Y pensar que esto es considerado un bello paraíso! Y lo es, no digo que no. Pero cuando me dedico a observar el panorama, cautivado por tan impresionante belleza, solo puedo pensar en el hambre. A mi mente llegan una y otra vez los recuerdos de los ricos manjares que disfrutamos el garífuna y yo en la palapa. A saber cuando será la próxima vez que podamos catarlos. Ahora toca volver a pescar. Por lo menos intentarlo.
Habíamos llegado ya al palafito. Este será mi centro de operaciones, el cuartel general desde donde observaré todo lo que mi cansada vista me permita. Ningún lujo, pero muchas más comodidades que las de ellos. El hambre me seguirá acompañando durante semanas, porque de nada escucharé tanto hablar como de eso. Ellos son unos valientes. No hay duda.
Me recosté en un rincón, cansado tras la larga caminata. Estaba anocheciendo otra vez, con esa rapidez tan asombrosa del caribe. Aquí amanece y anochece de golpe, tanto que si estás algo despistado te lo pierdes. Tenía hambre y sed, pero preferí acurrucarme y dejarme vencer por el sueño.
Cuando había logrado dormir me despertó un golpe, abrí los ojos y me cegó la luz de una bombilla colgando del techo. Era la lámpara de mi dormitorio. Se me habían pegado las sábanas y debía levantarme. En ese momento recordaba con gran precisión mi sueño. Había estado en los Cayos Cochinos. Debe ser porque hoy empieza Supervivientes.
Recuerdo mis impresiones de otras veces, no sin esfuerzo porque hace casi tres años que empezó la última edición. Esa vez todos los concursantes eran famosos, y la vez anterior nos habían preparado una atractiva mezcla de estos con anónimos. Este año se fusionan ambas experiencias con unos concursantes en Cayo Paloma y otros en Isla Bonita. Aunque todos famosos, unos más que los otros.
Entre los primeros, Bibiana Fernández ocupa la pole position, al ser artista y colaboradora televisiva respetada. Bibiana es de esas personas admiradas por las abuelas, lo cual uno descubre cuando les escucha decir con arrobo: “¡Qué bien habla esta chica!”. Cubre cuota pantojil Anabel, de los Pantoja de toda la vida. La tradición familiar manda que se ha de volver de allí medio emparejado, con una exclusiva futura en el Hola bajo el brazo y una criatura viniendo a corto-medio plazo. Ella sabrá lo que hace, por mi parte solamente le deseo que no sufra el mal de reyes que es la gota.
También entre la fauna televisiva está Nacho Montes, aunque él siempre ha sido más de radio. El que fuera profesor de Las joyas de la corona se pasa al otro lado y tendrá ahora 'chonis' y 'quillos' de compañeros, que alguno habrá. Me interesa más su lado cáustico y malvado que su estilismo divino.
Luego está Antonio Tejado, famoso por sus lazos familiares (como poco sobrino y exmarido). Esperemos que el hambre no le afloje el piquito de oro. De momento, su principal baza es el morbo de ver a su exsuegra Rosa Benito (ganadora de la última edición) entregándole el premio. Esperemos que así lo haga, sea quien sea el ganador.
Pantoja y Tejado no son los únicos que fueron conocidos inicialmente por parte de familia. Katia Aveiro es hermana de Cristiano Ronaldo, astro futbolístico con quien descarto meterme para no granjearme legiones de enemigos. Ella canta, lo cual me produce cierta desazón al recordar concursantes cantarines que se confundieron de reality.
Aran Aznar es sobrina del expresidente del Gobierno José María Aznar. Una pena que su conocido familiar no aprobase aquel comentado reportaje de la revista Interviú, donde aparecía sin ropa y relaxing cup of coffe en mano, porque en caso contrario podría haberse convertido en nueva musa del partido, la necesaria sustituta de una Norma Duval fuera de combate.
Rafa Lomana también tiene hermana famosa, aunque a este concursante le hemos conocido en una faceta aventurera que le convierte en promesa indiscutible. O mucho me equivoco, o creo que en pocas semanas se convertirá en principal enemigo a abatir. Completan la lista de concursantes en Cayo Paloma una jugadora profesional de póker y un chino vasco.
Leo Margets podría ser la gran estratega de esta edición. Me relamo solo de pensar cómo puede aplicar sus conocimientos en el póker para jugar bien sus cartas, nunca mejor dicho. En una entrevista para el anuncio de cierta marca de cerveza dijo esto: “No hace falta desconfiar de la gente, pero no te fíes de nadie, de entrada”. Buena forma de afrontar este concurso.
De Yong Li lo mejor que se puede decir es que mi timeline de Twitter se convirtió en un funeral el día que Corina Randazzo lo descartó en la búsqueda de su príncipe. En Un príncipe para Corina le ayudó mucho el portentoso montaje de imágenes, que mostró su lado más cachondo e indescriptible. Con poca ayuda puede volver a repetir jugada.
Al otro lado, en Isla Bonita (Isla Timón es su nombre de nacimiento), están los ‘viceversos’ Oriana Marzoli y Suhaila Jad, conocidas enemigas de tronío (por lo del trono de Mujeres y hombres y viceversa), al lado de las cuales Alberto Santana parece un bendito. Sobre todo al lado de Oriana, que es experta en montar grescas. A los tres les conocimos por el programa de los mediodías. Pascual Fernández pasó igualmente por el trono, tras triunfar y fracasar sucesivamente en la conquista fallida de Corina. Y también hay un ‘gandíoshore’, el deseado (y ambiguo) Abraham García.
Como de momento no hay representación de Sálvame, tendremos que conformarnos con la presencia de Diego Matamoros, vástago de Kiko, a la sazón sobrino de Coto. Su principal atractivo es ser un auténtico desconocido. Viviana Figueredo y ‘la Pelopony’ completan la lista de Isla Bonita. Viviana es Paraguaya (¿para qué? Paraguaya) y fue ‘Chica Interviú 2010’. No me consta, pero es posible que esto sea lo que se puede leer en su documento de identidad, apartado “profesión”. ¿Qué decir de ‘la Pelopony’? Solo por elegir tal apelativo merece cierta adoración. Si logra conservar su inacabable melena tras su paso por Cayos Cochinos esa adoración se puede convertir en eterna.
Hasta aquí el repaso de concursantes. Suman 17, número impar poco frecuente en estos casos. O sea, me espero cualquier cosa. Quien me cuentan que también está ya allí es la barracuda, tras correr la producción del programa con los gastos generados por sus exigencias de estrellona. Que si un billete en primera, que si cocinero y estilista propio... Ella solo protagoniza un par de planos en cada edición, pero lo merece todo. O al menos eso cree. Como alguien se atreva a pescarla es capaz de querellarse.
Si antes de Supervivientes 2011 dejé escrito que sería una edición mítica, esta vez me atrevo a asegurar que va a ser la bomba. Creo que lo vamos a pasar bien, pero no solo lo creo, estoy absolutamente convencido. Además, una vez más veremos a la pareja ‘quimicefa’, es decir, Raquel Sánchez Silva y Jorge Javier Vázquez. Y es que no se ha visto nunca tanta química entre dos presentadores.
La lucha en Supervivientes se ajusta con gran precisión a lo que describe la próxima versión del diccionario de la RAE para ese término: “Que conserva la vida después de un suceso en el que otros la han perdido”. Definición mucho más completa que la actual: “Que sobrevive”. Si consideramos ambas tenemos una descripción perfecta.
Como casi todos los realities, este es un programa de exclusión competitiva. Las distintas especies de concursantes compiten entre sí para intentar excluir al otro. Solamente sobreviven los que logran ir aguantando en la lucha mientras sus compañeros van siendo eliminados. En este caso, además, hay que sobrevivir. Por tanto, a la supervivencia en el juego se suma la propia supervivencia en su más estricto sentido. Diría que este es el reality más puro, no en vano es un formato pionero.
En el sueño del principio barruntaba desastres en medio de un escenario muy ‘Apocalypse Now’, rememorando el olor a napalm y las balas de diamante. Lo cierto es que en mi sueño terminaba viéndome como un caracol deslizándose por el filo de una navaja y sobreviviendo. Entonces el Coronel Kurtz dijo con voz firme y al tiempo quebrada: “Algunos no van a salir con vida”. Creo que eso me hizo despertar en verdad. No será para tanto, pero yo lo voy a ver con idéntica pasión. Esta noche comienza la lucha.