Los anónimos parten el bacalao
Fuera de todo pronóstico, Aída fue definitivamente expulsada de Supervivientes. La decisión recayó en los concursantes anónimos, que debieron elegir entre esta concursante o Reyes, los dos primeros expulsados por el voto popular, para mandar a uno de ellos a nuestro país abandonando por completo aquella aventura. En plató, Mayte Zúñiga clamaba contra la organización al tener la completa seguridad de que resultaría expulsado su defendido Reyes.
La campeona de la edición de 2009 argumentó con la claridad habitual en ella, una de sus grandes bazas para convertirse en ganadora de aquella edición. Parecía claro que los mismos anónimos que habían decidido nominar a Reyes de forma casi unánime dos semanas seguidas volverían a decantarse por el atleta en esta ocasión. Exceptuando el voto de Xexu en la primera gala, el resto de votos de los concursantes que habitaban el barco fantasma habían ido en las dos primeras galas para Reyes Estévez. No le fallaba el argumento a Mayte, por tanto, pero sí sus previsiones.
La crítica venía por este hecho circunstancial de que los anónimos se cebaran dos semanas seguidas con el mismo concursante. Bien pensado, las reglas del programa no pueden ni deben cambiar por algo así. Quiero decir que si el voto anónimo hubiera estado tan repartido como anoche mismo no habría nadie pensado que la organización pretendía a toda costa que se quedará Aída. El otro origen de la polémica es que no conociéramos hasta anoche mismo cómo iba a ser la mecánica del concurso llegado el momento de la segunda expulsión.
Pensamos en este palafito que el barco terminaría pareciéndose al famoso camarote de los hermanos Marx, según se fuera llenando de antiguos expulsados que realmente permanecerían en esa especie de realidad paralela dentro de la isla, un poco rollo Perdidos. Pero no iba a ser así, porque la mecánica es que el expulsado por la audiencia una semana se enfrente al anterior expulsado, que habría pasado una semana con los anónimos, para quedar uno de los dos definitivamente fuera del concurso. Y la decisión, como expliqué antes, queda en manos de los anónimos, que en esta edición son quienes parten el bacalao.
Las sospechas de que los anónimos volverían a castigar a Reyes no se confirmaron llegada la hora de la verdad. Jeyko y su voz polifónica votó por Aída para abandonar el concurso porque se merece otra oportunidad Estévez. Lo mismo dijeron Rosi y Xexu. En el lado contrario, Emma y Diego preferían que el expulsado definitivo fuera Reyes. Dado el empate, sería Carolina la encargada de tomar la decisión final, muy a su pesar. Entre sollozos, la efímera Miss Linares dio el voto decisivo para la expulsión de Aída. Especialmente curiosa me pareció la argumentación de Xexu cuando afirmó que "Reyes no debería estar aquí", cuando lo está porque fue nominado unánimemente por ese grupo que él integra. De forma que te nomino pero luego digo que no te lo mereces. Extraño y contradictorio proceder el del abogado.
Personalmente lamento que para Aída haya llegado el final de esta aventura. Independientemente de la opinión que nos merezca a cada uno, hay que reconocerle que es una concursante única para un reality. Lianta, histriónica y desprovista de pudor alguno, se enfrentó a su paso por este programa con mucha más decisión y coraje que la mayoría de sus compañeros famosos. Ella fue a dar espectáculo y así lo hizo hasta el minuto final. Mejor dicho, así lo hará porque su abandono no se producirá hasta el próximo lunes durante el programa especial que ofrecerá Telecinco a partir de las diez de la noche.
Esta semana Aída había logrado mosquear suficientemente a sus compañeros sugiriendo que ella era un topo del programa. Anoche mismo intentó convencer a Reyes de que esa iba a ser su también labor, nada más embarcar este concursante. "Debes vigilar lo que hacen los anónimos y pillarles en algo que viole las reglas", le decía Aída, y su respuesta fue escueta: "No creo que valga para eso". Menos mal que Jorge Javier detuvo el impulso fabulador de la ya exconcursante.
Así ha sido todo su paso por el programa, una sorpresa continua incapaz de dejar indiferente a nadie. Prueba de ello fueron sus dos despedidas, y la del lunes lo habrá de ser también, especialmente si tenemos en cuenta de que estos últimos días los pasará en Cayo Bolaños, una vez que ese grupo ha abandonado ya el cochambroso barco donde han estado habitando durante dos semanas completas.
En su primera despedida afirmó que abandonaba la televisión, algo que anoche no quiso confirmar. El segundo final fue aún más dramático y desgarrador. Como si de una tragedia griega se tratase, Aída clamaba entre llantos: "¡Se terminó!" (a lo María Jiménez), "¿por qué?" (a lo Mourinho), "¡duele, duele! ¡tenía mucho que mostrar todavía! ¡esto es tristeza! ¡Dios, cómo duele!" (no sé con qué más compararlo, salvo alguien que se hubiera roto una pierna, por lo del dolor lo digo).
De no ser porque tengo la certeza de que los concursantes no tienen posibilidad alguna de conseguir un solo mililitro de alcohol, le hubiera dicho a la expulsada de anoche: "Aída, no bebas más". Prometo que lamentándose desolada porque todo hubiera terminado para ella parecía víctima de una intoxicación etílica importante. Pero no, señores míos, ella es así. No le hacen falta estimulantes para ser 'totally Aída', un espectáculo con patas.
Pero el espectáculo continúa en Supervivientes y anoche volvimos a tener espectáculo en el barro (del que traigo una buena muestra gráfica). Tres mujeres revolcándose en el barro para que luego otros tres aguerridos hombretones se lo quiten con sus propias manos, utilizando la vieja técnica (imagino que es vieja, ¡qué sé yo!) de la fricción. Y venga fricción por aquí. Y venga fricción por allá. Los afortunados fueron Jacobo, Montalvo y Kiko. Y las que ya avisaron antes de empezar de que se iban a poner las botas fueron Rosa, Tatiana y Jessica. ¿No es para ponerse malo?
Tanta fricción dio sus resultados. Tenían que conseguir 50 libras de barro desprendido del cuerpo de las tres mozas y lo superaron con creces. La que más curvas tiene consiguió bastante más barro que sus otras dos compañeras, recogido de su generosa anatomía. Me estoy refiriendo a Tatiana, naturalmente. Tanta voluptuosidad tenía que servir para algo. Debían elegir la recompensa entre diez cocos, un kit de pesca con 20 anzuelos y contrapesos o un kilo de harina y tras intercambiar opiniones la sugerencia de Raquel les hizo decantarse por los anzuelos. La filosofía de aquella parábola bíblica que decía "no me des peces, enséñame a pescar" no parece estar muy presente en la mente de algunos concursantes, puesto que la mayoría comenzó eligiendo los cocos.
Esta no fue la única recompensa puesto que algo de comida contenía la caja anclada en medio del mar esperando el lanzamiento desde el helicóptero de Sonia y Reyes. Para este fue el tercero, y ya veremos si no le esperan más en el futuro. Luego la audiencia preferiría a Sonia para permanecer en Cayo Paloma, pero antes de eso les obligaron a completar este juego de recompensa, igual que la pasada semana.
Imagino la frustración del pobre Reyes al finalizar la noche (tarde hondureña) cuando hiciera su balance personal: tercer lanzamiento del helicóptero, prueba de recompensa de la que no va a poder probar nada, expulsión por parte de la audiencia y al llegar a ese barco supuestamente habitado por los anónimos se encuentra solo con Aída. No me extraña que quisiera huir de ahí y animado por el presentador a defender ante los anónimos por qué debía quedarse vino a decir que se marea en los barcos y no le gustan las ratas. Lo de las ratas trajo cola pero no estaba referido a ningún concursante. La madre de Aída también se hizo la ofendida pero quien se pica ajos como, dice la expresión popular.
Luego vino la fase final de la prueba de líder, que ganó con la gorra Montalvo. La primera llave probada por el modelo ("Miss Benidorm", le llamó Raquel Sánchez Silva, cada día más encantadora y acertada) fue la que abría el candado del collar. El consejo de guerra (¡cómo suena!) anunciado se quedó en una reprimenda a Jacobo Ostos y, en menor medida, a Kiko Rivera. La organización interpreta la actitud del primero como un pulso al programa, cuyo fin sería debilitar su físico y su salud lo suficiente como para ser devuelto a España sin pagar la sanción preceptiva. Me gustó mucho la claridad con la que Jorge Javier Vázquez planteó el tema.
Claro que primero le abroncan, inquiriendo a sus compañeros sobre si hay un pacto para nominarle, y luego le ponen en contacto telefónico con su padre. Propongo que le den a Jacobo un teléfono móvil de uso exclusivo para llamar a su familia. Primero habló con su madre, la doctora de los cocos vitaminados, y ayer con el torero que le vino a llamar nenaza ("Sé un hombre, Jacobo", decía el padre desafiando cualquier avance de la sociedad en el rechazo a absurdos sexismos). Lo más alucinante fue ver a Montalvo o Rosa mentir diciendo que Jacobo sí come pescado y no ha pedido que le nominen durante la semana. Estos oídos que se han de comer los gusanos (llegado el momento) han escuchado en el resumen diario de distintos días a la propia Rosa contando que había pedido le nominasen y reprochándole que no comiera ni coco ni pescado. ¿En qué quedamos?
Aunque si hablamos de mentiras deberíamos de estudiar lo de Montalvo. Anoche fue la segunda gala en la que niega haber pedido perdón a una concursante (Aída primero y ahora Sonia). Muy raro que las dos coincidan en algo tan poco significativo, ¿no? Me hace pensar que Montalvo no dice la verdad. Y yo escuché, también en un resumen, a Sonia apresurándose a decir que ella tenía mucha puntería encestando, por lo cual me extrañó ver luego al propio Montalvo y a Jacobo en ese puesto de responsabilidad de la prueba de recompensa en la que debían encestar cocos. Creo que, una vez más, algunos machitos creen que deben ser ellos quienes velen por el grupo, mucho mejor de lo que harían algunas mujeres en su lugar. ¡Lamentable!
En cuanto a las nominaciones, menos unanimidad de la prevista. Solo Kiko y Rosa mantuvieron su propósito de nominar a Jacobo. Las dos tés (Tamara y Tatiana) nominaron a Toni (otra té, ¡Dios mío, cuántas coincidencias!), las dos jotas (Jacobo y Jessica) se decantaron por Sonia y la pareja del momento (Sonia y Toni) eligieron a Tamara. Como las nominaciones parecían ir por parejas y hubo triple empate a dos puntos, de nuevo los votos anónimos habrían de ser decisivos.
Pero esta vez tampoco entre los anónimos hubo unanimidades. Ciertamente fue Tatiana quien más votos concitó (los de Emma, Rosi y Diego), aunque también nominaron a Toni (Carolina), Sonia (Jeyko) y Jacobo (Xexu). Al final, empate a tres votos entre Jacobo, Tatiana, Sonia y Toni. El papel del líder Montalvo fue por esto mismo especialmente relevante anoche. Primero nominó a Jacobo, dejándole definitivamente nominado. Luego habría de decidir el desempate eligiendo a Sonia como segunda nominada. Sea como fuere, Montalvo eligió a placer los dos nominados de esta semana.
Apuntes de bitácora
Solo un apunte al vuelo, que hoy había mucha tela para cortar. ¿Qué quiso decir Tatiana exactamente con eso de que Sonia y ella son "compañeras"? O sea, "colegas", repitió la actriz de Torrente. ¿Colegas de qué?
Y una cosa más. No deberíamos perdernos hoy la tira diaria de la Siete. Las imágenes inéditas de las discusiones en la palapa, con Tatiana, Tamara, Montalvo, Sonia y, en su papel estelar, Toni prometen mucho. De momento, me espero a verlas para comentar.
Ah, y la caricatura de Reyes que nos manda nuestro amigo Javier B.V me ha gustado como las que más.