No todos los anónimos son iguales
Ya están todos camino de vuelta. Finalistas y no finalistas. Será una final de anónimos, lo cual parecía prioridad para algunos. Personalmente hay anónimos que me caen mejor que otros. Lo mismo que famosos. No todos los anónimos son iguales, y la gala de anoche dio buena cuenta de ello.
Mientras María José y Parri se esforzaban por venderse, estando incluso en la fiesta que les preparó el programa en Wild Cay, Deborah sonreía con incredulidad. Son dos formas de entender el concurso. Unos son capaces de pisar al de enfrente, haciendo de su capa un sayo y desobedeciendo a Eva González si hace falta. Otros mantienen una actitud discreta todo el rato, incapaces de pasar por encima de nadie para ganar un concurso. Curiosamente, a veces quien menos está dispuesto a hacer por ganar es el que más lo necesita.
Estoy diciendo claramente que no imagino a Debi (lo de Debbie me parece una flipada, ¡por favor! que no es americana sino catalana) poniéndose una camiseta encima de la sudadera una vez que le han avisado de que no debe vestirse más que sus compañeros para pasar la prueba del fuego, primera de las tres que determinaron quien debía acompañar a la catalana como finalista por haber ganado el conjunto de pruebas. Tampoco la imagino dando por buena una tortita que era un auténtico churro, en una de las partes de la tercera fase de la prueba. Parri desoyó repetidamente las indicaciones durante esa triple prueba. Primero ante el fuego y luego decidiendo que la tortita valía, cuando Eva le había dicho que no.
No todos son iguales, por eso me sorprende que se defienda a los anónimos, de igual forma que no podría defender a los registradores de la propiedad o los aficionados a la brisca. Los habrá buenos tanto como malos. Y 'reguleros' también. Pero parece que el destino estaba escrito y tenían que ser los tres componentes de esa desnaturalizada y no tan bien avenida 'familia' quienes se enfrentaran a la votación de la audiencia desde anoche y hasta el domingo.
Trapote fue expulsada con un 70 por ciento de los votos ante una María José imbatible que durante el concurso ya había acabado antes con Bea, Mireia, Perdi y Sonia. Además, anoche también terminó venciendo a Malena en una votación rápida que se resolvió por una mínima diferencia. No esperaba la abultada diferencia de votos entre las nominadas de esta semana. Aún así, la teoría del castigo fue también derribada anoche.
Algunos, como el inasequible al desaliento Rafa, han venido manteniendo desde el principio de esta aventura que Trapote no era expulsada porque los votantes querían castigarla dejándola en la isla. Yo me apunto a un dulce castigo como ese dado el beneficio económico que supone cada día y cada semana de permanencia en el concurso, especialmente para los famosos. Siempre me pareció una invención absurda, basándome en la evidencia de la opinión pública, una parte de la cual ha quedado publicada cada día en este mismo espacio.
El propio Rafa y 'la legionaria' fueron quizá los únicos enemigos que ha tenido Trapo durante buena parte del concurso y quitando a una María José que estas últimas semanas ha visto peligrar su permanencia ante la novia del torero. No hace falta ser muy espabilado para comprobar que ambos salieron expulsados con porcentajes mucho mayores. En el caso de Rafa estando nominado con otros dos compañeros y no solamente uno. Una de ellas fue Trapote, precisamente. No debió ser tal castigo cuando frente a frente uno se llevó el 87 por ciento de los votos para salir y la otra debió repartirse con Malena tan solo un 13.
Pero anoche perdió la batalla frente a la concursante a la que todos en la isla veían como segura ganadora. Esa María José que anoche tenía el valor de decir que ella no sabe venderse, cuando hemos tenido ocasión de ver todo lo contrario durante semanas. Dice no saber venderse la concursante que se levantaba a la hora que se producía el relevo del equipo de cámaras y redactores en la isla comenzando su frenética actividad durante todo ese tiempo que sus compañeros seguían durmiendo. Debió pensar que le beneficiaría la renta a su favor de minutos y más minutos de imágenes. Y parece que así fue.
He repetido varias veces que a Trapote le ha podido la boca. Habló demasiado, en las galas tomó un papel representante de aquellos con quien mejor se llevaba y en la isla no se cortó un pelo de decir lo que opinaba. Pero quizá lo peor fueron ciertas chanzas y burlas que buena parte de la audiencia pudieron ver con malos ojos, sobre todo en las últimas semanas. Anoche mismo veíamos la dudosa broma sobre el objeto con forma de 'dildo' y Parri.
En privado todos hacemos chistes de mal gusto, ya sean homófobos, racistas o de otra índole, y en ocasiones absolutamente execrables. Pero no estamos ante una cámara de televisión con la conciencia de que todo lo que digamos podrá ser utilizado en su contra, como dice la policía a un detenido en las películas americanas. Si hubiera tenido una actitud un poco más discreta es posible que su lucha contra Mariajo esta semana pudiese haber terminado de forma bien distinta. Aún así, no olvidemos que Trapote llegó hasta el final, salió de la isla el mismo día que los finalistas y estará a las horas que escribo estas líneas volando junto a ellos.
Tras la salida de una emocionada Trapote vino la última prueba en esta edición. Como la semana pasada constaba de tres fases e igual que entonces fue un mismo concursante quien supero todas ellas. Si siete días antes había sido Debi esta vez le tocó a Parri. Repitieron la prueba de resistencia frente al fuego, aunque con mayor dificultad de evaluación en esta ocasión. La vez anterior la realizaron por parejas, perdiendo quien antes abandonase. Anoche iban uno a uno, con la dificultad (y posible desventaja para unos frente a otros) de que la aproximación al fuego se produjese el mismo ritmo en todos los casos.
Es evidente que aguantaría menos un concursante si en treinta segundos ya había llegado al tope de cercanía al fuego que aquel otro cuyo recorrido tardase en completarse un minuto. Por otro lado, tiene ventaja quien primero hace la prueba porque no ha dado tiempo a que el entorno se caliente tanto como con los demás. Y, por último, Malena era la única que no había pasado con anterioridad esta prueba y eso también le hacía partir con cierta desventaja.
La segunda fase consistía en atravesar un túnel enmarañado de cuerdas. Cedazo, lo llamó una Eva González más guapa que nunca y muy emocionada anoche a la hora de las despedidas. También fue Parri quien lo hizo en menor tiempo aunque con pequeñas diferencias esta vez. La tercera era a su vez triple, comenzando por partir un coco y sacar el jugo suficiente para llenar medio vasito, hacer una tortita y cortar un tronco a machetazos. Como nos contaba el Superviviente 19 hace unos días, Parri es quien más cocos abrió en todo este tiempo. Por tanto, era previsible que tomase la delantera en esta prueba. Además, no debieron admitirle una tortita informe y sin hacer, como señalé antes.
En todo caso, Parri fue el segundo clasificado como finalista, tras superar las tres pruebas propuestas. Solo quedaba el voto de la audiencia para elegir un tercer finalista entre María José y Malena. Aparentemente era un puro trámite pero la realidad demostró que no tanto. Confieso que me hubiera gustado ver fuera de la final a María José o a Parri porque ambos me han parecido ese tipo de concursante que juega a demostrar que ellos no son tan perversos estrategas preocupados por ganar como pintan a los demás, cuando con la propia actitud de tomar la molestia de recalcarlo demuestran serlo mucho más.
A pesar de esto, lo siguiente no está influido por mi preferencia hacia unos y otros. De hecho, Malena no me ha dicho nada en este concurso. También es verdad que no participo de un sentir bastante general que la ve buena chica y se apiada de las duras experiencias que haya tenido en su vida. A mí me parece que no tiene maldad y es muy posible que sea fantástica en lo personal, pero como concursante ha sido un poco seta. Diría incluso que seta reseca.
Pero a ver, si la votación se cierra al azar a eso de la una y cinco de la madrugada, sin haber puesto una cuenta atrás o algo similar (en Operación Triunfo lo hacen) o haber avisado la hora tope para llamar, y teniendo en cuenta que se trataba de una votación exprés, el pequeño detalle de haber cerrado dos minutos antes o dos minutos después puede haber sido determinante para que la suerte cayese de un lado u otro. Digo la suerte porque el que Malena recibiera un 49,3 y María José un 50,7 por ciento de los votos, convierte esta decisión en un auténtico azar.
No estoy dudando en absoluto de la decencia del programa. Solo señalo como el azar quiso que en el justo momento de cerrarse las líneas estuviera Malena perdiendo. Tan solo esto. La propia Malena demostró su buen perder y compartió con McCoy un particular premio, dado que ambos se fueron juntos en la lancha. Con este ejemplo deberíamos aceptar las dos decisiones de la soberana audiencia anoche. Espíritu deportivo en quienes hubiéramos preferido a Trapote o Malena como finalistas.
Una vez elegidos los tres finalistas de esta edición de Supervivientes, estos se entregaron en cuerpo y alma a la comida. El bueno de McCoy había estado preparando junto a Debi canapés y bebidas para agasajar a sus compañeros (y a ella misma). Parri cogía los sándwiches de dos en dos, hasta el punto de que cuando les avisaron de que debían subirse a la lancha para ir directamente a coger un avión se olvidó de su petate pero no de llenar las manos con comida. Los pobres han llegado a ese estado de necesidad casi obsesiva, y tardarán tiempo en dejar de pensar en comer y comer.
Algunos de nuestros amables lectores esperarán que a esta hora haga campaña por un concursante u otro. Ya dije antes que he visto peores detalles en Parri y María José que en Deborah, cuyo principal defecto es ser demasiado independiente, lo cual le ha reportado una mala imagen de traidora absolutamente injustificada. A pesar de lo dicho, creo que los tres merecen ganar, tanto como las dos expulsadas anoche. Salvo Malena, por llegar 42 días tarde, los otros cuatro pasaron allí todo el tiempo posible, casi ochenta días en los que la vida tiene que cambiar bastante.
No serán los mismos una vez vuelvan a su casa. Uno lo hará con unos miles de euros más en el bolsillo, o en la cuenta del banco. Todos con un concepto de algunas cosas en la vida distinto al que tenían. No sé si será cierto eso que decía Trapote uno de estos días sobre valorar más las pequeñas cosas, una tarde en el cine con el novio o una cena en cualquier lado. Quizá sean conscientes del valor que tiene todo eso durante un tiempo y luego se vayan olvidando. Pero tal vez algunas cosas permanezcan para siempre en ellos. Quiero pensar que la experiencia ha sido tan dura como para conseguir ver algunas cosas de otro modo. Espero y deseo que para todos esta experiencia suponga un cambio en sus vidas para mejor. Por pequeño que sea.
Y que gane el mejor. Según algunos comentarios en este mismo blog anoche he debido perder el dinero que supuestamente me había prometido Trapote por defenderla. Es de suponer que si no he conseguido auparla hasta la final no me llevaré esa jugosa cantidad. Una pena. Aunque más pena es que algunos vayan injuriando por ahí a quien simplemente da su opinión en un blog de Internet, como es mi caso.
Si ahora digo que me gustaría ver ganar a Debi saldrán diciendo que su madre (que al parecer anda comentando con nosotros, de lo cual me alegro) me ha ofrecido el oro y el moro por defender a su hija. Algunos nunca entenderán lo que es decir lo que a uno le rota sin interés económico de por medio. Se cree el ladrón... Suerte que la mayoría de nuestros amigos ha manteniendo el tono esta temporada, volviendo a convertir nuestro panel de comentarios en un agradable nicho de encuentro y opinión. Gracias por ello. Sin vosotros nada de esto tendría sentido.
Pues eso: ¡Qué gane el mejor! El lunes estaremos aquí para comentarlo.
(Ah, dado que en la página de Telecinco.es, esta misma casa, han puesto encuesta pienso que no merece la pena duplicarla y poner aquí otra. Dejo enlace a aquella, por tanto).