Aída casi fue expulsada anoche, habiendo obtenido un porcentaje récord del 87 por ciento de los votos. Esto es como aquella mujer que decía: "estoy casi embarazada". Hombre, no. O se está o no se está. ¿Por qué solo la expulsaron un poquito? se preguntará el lector menos avisado. Pues porque la mandaron a hacer la vida imposible a los anónimos. Si la pregunta iba más allá y realmente inquiría por las razones reales por las que la expulsada no fue expulsada diría que no han querido perderse a la concursante protagonista durante la primera semana de este Supervivientes, cada día más candidato a ser mítico.
No quiero dejar una estela de cosas por aclarar. Por tanto, adelanto para quien no lo viera anoche que Toni Genil protagonizó otro momento sin igual en la primera parte de la prueba de líder, aquella que vimos en un resumen de esta semana. Volveré a ello un poco más adelante porque a aquel relato le faltó algo. Y puntualizo que tal vez Aída no haga la vida imposible a los anónimos, lo cual supondría un cambio con respecto a su actitud con los famosos durante estos días. Aunque a veces el trato de algunos compañeros no me ha parecido correcto, la justificación a su actitud es endeble como pocas. Que si golpearon su puerta, que si rompieron un cristal... niñerías que no pueden explicar la realidad paralela de una Aída supuestamente arrinconada por todos, o casi todos. La única excepción sería Sonia, y bastante caro lo pagó ayer.
La gala de anoche tuvo de todo, por tanto. No faltó la expulsión, una expulsión ma non troppo, aunque a la protagonista de la misma no le comunicaron la sorpresa hasta ultimísima hora. También tuvimos la llegada de Tamara Gorro, prueba de recompensa, final de la prueba de líder, nominaciones, unos anónimos cada vez más mustios castigados en el barco fantasma, y hasta una teta. ¿Cómo no? Una gala sin teta al aire no es lo mismo. Ya lo dijimos hace siete días, ponga una teta en su programa. Esta vez un pezoncillo de Jessica quiso asomarse y saludar a cámara. ¡Bienvenido a este mundo catódico!
Seamos serios, pero solo un poco. Casi serios, podríamos decir. A este paso vamos a encumbrar a lo más alto la idea del casi, en contraposición a los maximalismos de todo o nada. Casi se le ve un pecho a Jessica, cuya mente debía estar pensando en otras cosas mientras volvía a abrazar a Montalvo. Dice que el muchacho le da cariño y no cree que piense en otra cosa sino es amistad. Son casi amigos, y eso. Alguno en el lugar del modelo ingeniero (bueno, y presentador, actor, empresario, técnico aeronáutico... ¡menudo partidazo de tío!) estaría casi encantado con esa amistad. Y otros casi excitados teniendo un pivón así perdiendo el bikini encima de él.
Lo único serio de ayer fue el rostro de los anónimos, cada vez más desesperados por su situación. Hasta donde llegará el tema que celebraron la llegada de Aída, que se empezó a temer Xexu un rato antes, como si les hubiera tocado la lotería. ¡Vaya lotería! La besaron y abrazaron con auténtica alegría, de veras que no me invento nada. Es fuerte el contraste de esa bienvenida y la relación mantenida con los concursantes famosos. La casi expulsada está casi obligada a casi cambiar su estrategia. Ahora ya no tiene excusa. Veremos si se vuelve a inventar un complot en su contra o mantiene una relación normal, casi cordial incluso, con sus nuevos compañeros.
Dirán algunos de nuestros queridos lectores que es injusto gastar el dinero en llamar para expulsar a una concursante y que luego no se vaya del programa. No se precipiten, es un error porque en realidad las votaciones ahora son casi para expulsar. A saber si uno de los nominados de esta semana se salvará y otro será enviado de vuelta para España. Quiero decir, igual el jueves que viene casi se salvan los dos. En todo caso, el espectáculo es así, tan sorprendente como inesperado. No diré que el fin justifique los medios, pero convendrán muchos conmigo que perder a Aída sería una lástima. Perderla una lástima y seguir viéndola una pena. Esto es como la copla aquella: "ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio".
Aunque no sé qué diablos hago hablando de males (¡un 25 por ciento de share en la segunda gala!, que tengamos muchos males tan buenos). Si acaso los de Sonia y Reyes, nominados de esta semana. Vamos a ver cómo lo digo... ¿los anónimos están tontos o están tontos? Tal vez no se hayan dado cuenta que casi mitifican a un concursante tirándose hacia el cuello contra él por segunda semana consecutiva. Esta vez con una unanimidad de esas odiosas. Si al menos hubiera un discrepante, pero no. Todos, sin excepción, nominaron al atleta.
Más variedad hubo en el resultado de las nominaciones entre los propios famosos, quedando un triple empate que habría de deshacer el líder de esta semana. Tanto en la elección de líder como en los votos de sus compañeros tuvo mala fortuna Sonia Monroy. No sé si le ha perjudicado más llevarse razonablemente bien con Aída o que Jorge Javier la felicitara al principio del programa, poniéndola justamente como ejemplo de concursante trabajadora. Es indignante ver como aquellos que se han estado tocando las narices durante toda la semana se libraban y ella quedaba nominada. Lo siento por Reyes pero espero y deseo que Sonia supere esta nominación y siga demostrando que es una gran superviviente. De momento, me ha ganado por completo.
Pero vayamos por partes, que diría Jack 'el destripador'. Kiko y Jessica fueron quienes nominaron a Sonia. En el primer caso es recíproco, puesto que ella hizo lo propio y escribió el nombre del 'osete' en el papiro de las nominaciones. Jessi, por su parte, explicó bien su nominación. Parece que esa misma tarde Sonia la acusó de ponerse celosa porque se había sentado en el regazo de Montalvo. ¡Maldito sea! Las tiene rendidas, el granuja. La otra nominación a Kiko Rivera fue de Rosa, que utilizó el extraño argumento de que debe irse a casa con mamá, poco más o menos. Sinceridad, por favor.
Idéntico argumento al de Rosa fue utilizado por Toni para nominar a Jessica. Y el nombre del cantante fue escrito por Reyes y Montalvo, aunque los dos dieron razones casi sinceras. O sea, más bien hipócritas, al menos así me lo pareció. Total, empate a dos votos entre Sonia, Kiko y Toni, a quienes se sumaron los seis votos de Reyes. Por tanto, cuatro nominados no definitivos.
La prueba de líder fue una demostración más de que más vale tener suerte que arrojo. Debían conseguir la llave que abriera el candado puesto en torno al collar de líder de entre todas las llaves repartidas en un pequeño jardín minado de fuego. Sonia probó unas ocho llaves y ninguna de ellas era la válida. Sin embargo, Jacobo debió probar la mitad, arriesgando mucho menos, y una de ellas desbloqueó el candado. Enhorabuena a Ostos, pero es una pena que la prueba no premiase el esfuerzo y la tenacidad, decidiéndose todo por la suerte. En caso contrario debería haberse puesto el collar Sonia.
Así las cosas, Jacobo tenía que decidir entre los tres concursantes empatados dada su condición de líder, y se decantó por Sonia. Esta lloraba más tarde sin llegar a entender tal decisión. Según decía, unos concursantes desean quedarse y van a por todas, mientras a otros no les importa nada marcharse. Ese parece ser el caso de Toni, e incluso de Kiko, pero Jacobo decidió ponerla a ella en la picota. No repetiré mi tesis de que algunos están tan temerosos ante una muy dura rival como les pasa a los anónimos con Reyes. Y encima ha sido la única capaz de manejar bien a Aída, lo cual merece premio aparte.
Y lo de Toni Genil (otros le dicen 'senil') en la primera parte de la prueba de recompensa. ¿Recuerdan que se quedó atascado en el tronco ligeramente elevado del suelo? A la diestra de Kiko había un tipo rubio con su barriga impidiéndole pasar ese primer inconveniente. El hombre apretaba y apretaba pero no lograba pasar. Tanto apretó que se fue de bareta. O sea, que se le aflojó la tripa. Vamos, que se cagó vivo. En imágenes inéditas (¡cómo mola eso!) los compañeros a su alrededor decían "ya lo creo que huele", y el propio interesado le explicaba el incidente a una paciente Raquel Sánchez Silva de forma tan gráfica que se daba la vuelta y dejaba ver los rastros de su desafloje en el pantalón. No me digan que no está siendo mítico este Supervivientes.
Antes de casi expulsar a Aída el programa quiso felicitarla por su cumpleaños. Le ofrecieron una tarta que solo podía compartir con aquellos compañeros dispuestos a darle dos besos y felicitar su aniversario. Lo hicieron todos menos Tamara (que ni siquiera la había saludado cuando llegó a la palapa) y Jacobo. Patético ver a este último con los carrillos llenos un rato más tarde, antes y después de salir Aída. Eso es ser poco consecuente y lo demás son tonterías.
La llegada de Tamara puede llevar algo de alegría a la isla. Esperemos que se alinee con las chicas, mucho más guerreras y trabajadoras que ellos. En su caso, más le vale suplir su falta de orientación con otras virtudes. De momento sus prótesis parece que han resistido bien. O casi, porque también vimos como decía que no se había hecho daño al caer del helicóptero aunque justo un momento antes, ignorando que estaba en directo, se estaba quejando de un dolor en el brazo. O sea, a juego con el resto de la gala: cayó casi bien.
El fuego lo consiguieron los famosos, después de hacer un minuto menos en la prueba del pebetero y esa especie de paso de Semana Santa que debían transportar de un lado a otro en el mar. Les dieron solamente una antorcha, que transportaron desde la palapa hasta Cayo Paloma. Viendo lo rizado que estaba el mar y la velocidad de la lancha que les llevó hasta allí no sé cómo llegó encendida.
Dejo constancia fotográfica del momento pezoncillo de Jessica, y le doy el crédito que se merece a nuestro amigo Javier B.V, autor de la caricatura con el tiburón huyendo al conocer que Aída seguirá por Cayos Cochinos. ¡Bienvenido a casa!