Votos y puñaladas
Se esperaba la reacción de María José a la nominación de la líder Deborah y no nos ha decepcionado. Traición y puñalada trapera han sido los términos empleados por una concursante dolida por esta nominación, como lo estuvo siempre con las anteriores. Quizá le duela que Debi llegue a la final sin haber sido nominada una sola vez por sus compañeros. Tal vez que decidiera romper un pacto de familia clasista con el cual estuvieron priorizando la procedencia de los concursantes en lugar de la sintonía personal entre los mismos.
El viernes aplazaba una reflexión personal sobre por qué se sancionó tan duramente el pacto de los barbudos y no ha sucedido lo mismo con esa falsa familia cuyo nexo de unión es exclusivamente la pertenencia al grupo de los anónimos. Como dijimos tras primer día de concurso, la condición de anónimos la perdieron justo en el momento de ser conocidos como concursantes de Supervivientes, momento preciso y oportuno para dejar de estar influenciado por una circunstancia tan peregrina como esa.
Lo peor es que es un argumento clasista y discriminatorio que no solamente han utilizado algunos concursantes sino también parte de la audiencia. Evidentemente, cualquiera puede preferir que gane un anónimo o un famoso, pero a buen seguro no se atrevería a verbalizarlo si en lugar de basarse en si ha sido conocido por cualquier motivo antes de su entrada al programa (algunos tan poco alentadores como haber sido concursante de un reality o haber tenido un romance con un bailarín de fama internacional) se basase en el país de origen o el color de la piel del concursante.
¿Es imaginable que concursantes o espectadores dijeran algo como "prefiero que gane Supervivientes un español a un extranjero"? O tal vez, "mejor que gane un blanco y no un negro". Tan clasista y selectivo es cualquiera de estos razonamientos como el basado en esa otra procedencia del concursante. No alcanzo a entender la ventaja de ser una modelo anónima, cuya imagen podría conocerse a través de las galerías de desnudos publicadas en alguna página web, y una modelo en cuya vida se presentó el accidente de un romance, como dije antes. Yo no veo la diferencia.
Otra cosa es que queramos compensar que unos cobran más y otros menos por su estancia en el concurso, pero nunca entendí esto como una obra de beneficencia por parte de la audiencia. En el lado contrario hay puntos favorables para los anónimos. Por ejemplo, ellos no tienen una imagen pública que proteger, lo cual les hace más libres en el juego.
Alguno ha apelado a ello, recurriendo a recordar la condición de deportista, o incluso la de concejal, de Perdiguero para censurar alguna de sus actuaciones. Parri dijo no entender que jugase sucio en una prueba de recompensa siendo un deportista de élite. A María José, por su parte, le pareció increíble que esgrimiese su condición masculina para prestarse a un reto del Cadejo, gesto machista impropio de un político.
No todo son ventajas ni inconvenientes en el juego, y cada concursante es él/ella mismo/a y su circunstancia, como diría Ortega y Gasset. En la suya, Deborah se sintió como esa familiar apartada y tratada de forma distinta a otros de la misma estirpe. Casi como hija 'putativa' de Mariajo se vio autorizada para nominarla, incluso diría que obligada a hacerlo. Falló a la hora de explicarlo, cayendo en contradicciones clamorosas como decir primero que realmente María José y Trapo eran sus principales rivales en el juego, para contestar después a Parri que había nominado con los sentimientos y no por estrategia.
También erró al explicar su nominación. Para mí tengo que habría ganado puntos caso de haber dicho "nomino a María José porque me he llevado bien con ella y le sigo teniendo cariño pero desde hace unas semanas no la aguanto en absoluto". A la hora de contestar sobre si nominó con la cabeza o los sentimientos el agravio a Trapote, presente en ese momento, era innecesario. No tengo duda de que sus sentimientos le hubieran conducido a salvar a la periodista antes que al estudiante de matemáticas. Entre otras cosas porque desde hace semanas su relación con este es nula mientras con aquella ha estado siendo uña y carne.
Por esto último, entiendo que Trapote ha sido víctima colateral en estas nominaciones. Veo cristalino el razonamiento de Deborah el pasado jueves a la hora de tener que deshacer el empate salvando a uno de los dos nominados y dar después su nominación como portadora del collar de líder esta semana. La primera decisión le lleva un buen rato de dudas, nervios y sufrimiento. La segunda la resuelve de inmediato, sin pensarlo apenas, lo cual quizá indicase que tenía esto más claro. Yo no lo creo así, sino que realmente entiendo su doble decisión como una sola, dependiendo la primera de la segunda y viceversa. Por eso, una vez en disposición de comunicar una podía igualmente hacerlo con la otra.
Debi no quiere poner en la picota a Parri y María José a un tiempo porque habría de encontrar un término medio entre no nominar a su 'familia' y condenar a uno de ellos a expulsión. Dispuesta a nominar a uno de ellos prefiere hacerlo a María José porque se ha venido llevando peor con ella y, además, en su teoría es un rival más duro. Su doble decisión está condicionada por esto. Si salva a Trapote en lugar de a Parri luego no podría nominar a María José y tendría que haber dado el nombre de Malena. En tal caso su plan no se hubiera cumplido en absoluto.
Necesita, por tanto, salvar a Parri para poder nominar después a María José, y así lo hace. Su largo proceso decisorio demuestra a las claras que está aplicando un razonamiento, algo innecesario si uno toma las decisiones con el corazón. En este caso le hubiera salido de primeras, sin tener que pensarlo. Así es como actúa el corazón. La boca le pierde y vuelve a fallar cuando dice la siguiente frase: "Yo sé que Trapo... no va a salir". No soy consciente ahora mismo de si María José estaba delante en ese momento, pero Debi está diciendo a las claras que con su decisión cree condenarla a la expulsión.
No entiendo de que otra forma se puede interpretar este hecho. Deborah tiene un enorme poder dado por su condición de líder de esta semana (mucho mayor a la que supuso para Trapote siete días antes, al no darle la oportunidad de desempatar y dejar dos nominados en lugar de tres). Este poder le permitió decidir los dos nominados, siendo una de ellas Trapote y la otra María José. Resulta que ella misma afirma estar segura de que Trapo no se irá. Por tanto, está diciendo a las claras que ella quiere ver fuera a la bilbaína. Más claro, agua.
Los rostros de ambas concursantes nominadas fueron semejantes (como se puede ver en las imágenes de aquí arriba). Las dos miraron para abajo en el momento de conocer la decisión de la líder, aunque algo más expresiva fue Mariajo, que espetó algo así como "jolines", mirando instintivamente a Parri. Más distintas fueron sus palabras posteriores. Trapote comprensiva, justifica las decisiones de Debi porque esto es un juego y es lícito intentar quitarse a los rivales fuertes, aquellos que te pueden dejar en la estacada. María José, por su parte, deseando que la audiencia votante le pase factura por haberla nominado.
Supongo que por eso califica una simple nominación, prerrogativa de todos y cada uno de los concursantes y parte fundamental en este juego, como "traición o puñalada trapera". Parri, sin embargo, está encantado. Sus palabras no indican indignación por la nominación a su madre postiza, y si agradecimiento por saberse salvado. "Qué guay Debi", llega a decir hablando con Trapote. Todo lo más que dice más tarde en un 'confe' es aquello de: "Me hubiera gustado que nominase a Malena". Pues haberla nominado tú, ¿no?
Es gracioso que Parri lleve semanas diciendo que Malena no merece llegar a la final y él mismo se lo haya puesto en bandeja. De igual forma que lo es verle echar de menos su nominación por parte de otros cuando él mismo ha decidido no nominarla. Alguien debería haberle preguntado si nominó con la cabeza o los sentimientos, como hiciera él con Debi. Mucho me temo que en su caso tampoco triunfa el corazón.
Y es que esto es un juego. Es la enésima vez que lo digo pero no me cansaré de hacerlo. En el debate de anoche volví a ver esa sinrazón de usar de forma descalificatoria los términos "estrategia" y "manipulación". Algunos hipócritas siguen pretendiendo hacer creer a los demás que en este juego debe afrontarse de forma pura y virginal, sin manipular a nadie (concursantes y público) y ajeno a cualquier tipo de estrategia en el juego. ¡Imposible!
Que Carmen Alcayde diga "estratega" con el mismo tono que se dedica a alguien un insulto es tan irracional como decirle a ella "presentadora". Pues claro, es obvio que ella lo es y el concursante debe aplicar cierta estrategia para jugar. En caso contrario no está cumpliendo con su obligación. Sin intención de ofender sino de hablar clara y llanamente, diré que la palabra estratega va inexorablemente unida a la de concursante. No así la palabra éxito a la de presentadora, y a las pruebas me remito.
El único que parece entender de qué va este juego en el debate de los domingos es Lecquio (Alessandro Vittorio Eugenio Conte Lecquio di Assaba y Torlonia, reza la wikipedia). Me he hecho fan fatal suyo (fugazmente, seguro que se me pasa en seguida) al escuchar anoche las siguientes palabras: "Este concurso es un puto híbrido, no es un reality de verdad". ¿Por qué? Pues porque los concursantes no siempre están delante de las cámaras. Estas vienen y van, siendo insuficientes para plasmar todo lo que sucede allí de forma simultánea. Esto facilita una interpretación que comenzaría cuando un cámara está a escasos metros de ellos y terminaría justo cuando el piloto rojo se apaga y el cámara desaparece.
Por esto mismo, es posible que Trapote le transmitiera mal a Deborah las palabras de María José sobre que la nominaría a ella o a Parri cuando no tuviese a nadie más, pero en todo caso no lo hemos visto. Por tanto, o eso no ha sucedido, o no lo han querido mostrar (lo cual me extrañaría muchísimo), o simplemente no pasó con una cámara delante y son imágenes que no existen. Sea como sea, no es muy conveniente hacer lo de Sánchez Casado y dar como ocurrido lo que solo está en su imaginación. Puede estar totalmente convencido, pero contar algo imposible de demostrar y cuya veracidad se desconoce podría definirse como desinformación.
Sin profundizar más nos quedaremos con lo accesorio. En este caso, María José afirma que nominará a Deborah o Parri si no tiene a nadie más que nominar. Esto es tan evidente como que en ningún caso iba a estar obligada a nominar a los dos, si acaso a uno de ellos. Por tanto, es normal que Debi interprete esa declaración como parece haberlo hecho, porque sabe que en ese caso no nominaría a Parri sino a ella. No hace falta que le llegase una versión infame de esas palabras, como algunos presuponen sin base alguna. Basta con aplicar el sentido común.
Y termino con otra duda profunda. La duda es el único camino que nos conduce a la verdad. Yo no creo que Deborah jugase bien el pasado jueves, salvo porque su decisión anima esta fase final del programa. Poner en la picota a dos de los más fuertes rivales supone evitar que se dividan sus votos en la final, promoviendo la concentración de los mismos. Con solo una de esas dos figuras finalistas las posibilidades de triunfo para Debi tienden a cero.