Volvió la paz al grupo
La paz reina en Cayo Paloma. También en Cabeza de León, pero allí lo que hay es más bien la paz de los cementerios. La pobre Zúñiga ya no sabe a quien contarle sus penurias, fundamentalmente lo mal que le sienta no haber encontrado los tarritos para llenarlos de sal.
Los comentarios de Christian Gálvez la semana pasada parece que provocaron la reflexión del grupo, y ahora todos parecen compartir sus horas en amor y compaña. A decir verdad, y aunque el buen rollo puede ser el mayor enemigo de un reality, se agradece el tono visto en el último resumen. Hasta las discusiones tienen otras formas, más cercanas al intercambio respetuoso de opiniones que a la descalificación.
Es el caso de ese roce entre Daniela y Santi, donde ambos se reconocen amablemente como poco hipócritas con carácter, excusando en ello sus reacciones algo extemporáneas a veces. Se estaban refiriendo a lo sucedido en la parte final de la prueba de recompensa, donde el concursante la había molestado dando voces, no pudiendo reaccionar de otro modo que pidiéndole menos gritos (milagritos).
No me había fijado, pero Santi de su semana en Cabeza de León parece que se llevó el león. Lo digo porque en su hombro lleva tatuada una cabeza de león, precisamente, lo cual se pudo ver durante la discusión referida anteriormente. Según el dicho popular: "Más vale ser cabeza de ratón que cola de león". Este impulsivo concursante parece no poner límites a su ambición y juega a ser cabeza de león, lo cual está muy bien mientras no termine siendo cola de ratón.
De momento no se está granjeando Santi muchas simpatías. Es insistente a la hora de exigir cosas a los demás, hasta el punto de que en alguna ocasión le propongan hacerlo él mismo, como sucedió el otro día con la famosa sopa alucinógena. A su petición de que no la calentaran en exceso le contestaba Escassi sobre si había quedado mal el día anterior, siendo su respuesta que le gusta más la suya. Si a esto le añadimos su supuesta e incomprendida broma del coco o las contestaciones un tanto desagradables que se gasta a veces, tenemos el perfil de un nominado potencial, lo cual se puede materializar muy pronto. Veremos por quien se decantan Daniela y Escassi, los dos que menos parecen tragar a este concursante.
Por cierto, he relacionado algo dicho por Gálvez el pasado jueves y el juego de Santi con el coco y el cámara, a quien primero se lo intenta esconder y luego termina sonriendo abiertamente, con su mirada fija en el objetivo. Mi conclusión es que las palabras del nuevo presentador sobre posibles sanciones al grupo por incumplir las normas del programa se podrían referir, por ejemplo, a situaciones como la de este concursante mirando fijamente a cámara.
Son muchas cosas que se nos escapan a las mayoría y se supone les insisten a los concursantes, siendo esta una de ellas. Lo decía Iván en el pasado debate y yo me quedé con la copla. Desde entonces no puedo evitar fijarme en que efectivamente no miran nunca directamente a unas cámaras que les rodean. Incluso cuando pedían la asistencia del médico (Severo Ochoa le llama Juanito) se podía ver como, efectivamente, la mirada estaba dirigida al cámara y no a su herramienta de trabajo.
Recupero dos argumentos de los párrafos anteriores porque han sido protagonistas de lo sucedido en la isla en estos días. En primer lugar, la sopa y después mi querido 'Golosina'. Si alguien dudaba de las propiedades secretas de la sopa inventada por Cuca no tiene más que fijarse un poco. Resulta que Juanito ha vuelto bastante recuperado a la isla, tranquilo por no tener nada malo y haber constatado que sus padecimientos del día anterior fueron provocados por alguna caracola en mal estado. Las caracolas de la sopa, claro. Las mismas que Cuca se esforzó por vender a sus compañeros, llegando a decir que le sabían como percebes. ¡Por San Ferran Adrià!, comparar esas caracolas verdes que hasta a mí me revuelven el estómago con solo verlas y unos ricos percebes de las rías gallegas es un sacrilegio que no debería quedar sin castigo.
Lo positivo es que el bueno de Juanito ya ha vuelto y está casi en plena forma. Digo casi porque aún dice estar un poco mareado, lo cual no le impide mantener su conocido buen humor. Si juntamos a este figura con Matías el resultado es imprevisible. Ayer me reía con la ocurrencia del 'Golo' sobre utilizar la silicona de alguna como sustituto de la leña para el fuego, que empieza a escasear. A la pregunta de si la silicona hace una buena combustión les contesta Wilma que es un polímero (hecho principalmente con silicio, para más señas), lo cual es bastante preciso. Por consiguiente, no se puede decir de la playmate que no sepa lo que lleva en su cuerpo. Juanito también se propone a sí mismo como ninot para mantener el fuego. La prueba definitiva de que ya está bueno es como bromea con Escassi tras masajearle un brazo: "Cuando tú quieras te hago otro, mi vida. ¿No te dolerá otra parte también?", le dice con voz pícara.
El juego de recompensa fue uno de los más llamativos y tuvo también el mejor premio. Todos pudieron comer dos magdalenas con un vaso de leche, y sin tener que darse prisa alguna. Pero lo mejor fue la sorpresa que les entregaron en una bolsita para que no la abriesen hasta llegar a su residencia temporal, incluyendo a Mayte, que tuvo también su parte. Se trataba de un frasco de crema de cacao, que degustaron metiendo el dedo en sucesivas y casi interminables rondas. Wilma lo califico como un momento de éxtasis, e Ivonne comentó que deseaba comer chocolate desde el primer día en la isla, prácticamente nada más llegar. Se les veía efectivamente extasiados, además de más contentos que nunca.
Antes de la recompensa tuvieron que decidir a quien metían en una esfera de un trenzado metálico para realizar la prueba. Se auto propusieron Ivonne y Daniela, siendo finalmente esta última. Primero debían subirla tirando a pulso de una cuerda sujeta por poleas. Una vez arriba era la propia Daniela quien controlaba el descenso, al tiempo que recogía unas tarjetas colgando de una cuerda. Cada tarjeta vale un minuto y al conseguirlas todas tienen cinco minutos para terminar el resto de la prueba. Tras tomar tierra de nuevo debían hacer girar la esfera hasta completar un circuito y llegados a la meta sacar a Daniela de ahí para subirla a una plataforma donde habría de hacer un pequeño rompecabezas con forma de cilindro. Evidentemente, la prueba fue superada.
A Daniela le vino el mareo más tarde, en lugar de cuando estaba girando dentro de la esfera de metal. La catarata de sensaciones es indescriptible. Primero a girar como una canica, luego las magdalenas, un poco más tarde mareada, para a continuación vivir esa experiencia cuasi orgásmica del cacao. Lo mejor de esta última parte es el buen humor que se les queda después de un buen aporte de glucosa a su organismo. Si no fuera por estos momentos... (y los del vater, que decía el otro...)