Generadores de bienestar
El mal rollo en la isla ha sido sustituido por cierto tono de cachondeo con el que Deborah, Trapote y Malena muestran una complicidad importante. En lugar de molestarse y protestar, ahora les vemos lanzándose miradas e intercambiando sonrisas. Lo hacen, por ejemplo, cuando Parri llena hasta arriba el cuenco de servir el arroz cuando se sirve él o lo hace a María José, pero para los demás el cuenco va raso.
Otra cosa es el cachondeo abierto y sin pudor alguno que tienen entre ellas cuando María José viene de la orilla contando que ha visto un tiburón, aunque luego matiza su observación aclarando que igual era una morsa. O una marta. ¿Cibelina, tal vez? Para Debi debe ser una manta. Y Trapote prefiere un mantra. Igual le convenía repetir un mantra que dijera: "No me reiré con las cosas de Mariajo".
No es fácil evitar una sonrisa cuando se confunde un tiburón con morsa o manta. Animo al lector a que busque en la red imágenes de estos tres animales y compruebe las diferencias. En lugar de las siete diferencias se puede jugar a las siete coincidencias, y aún así no parece un juego fácil. Por otro lado, si aparece una morsa en los mares del caribe es noticia internacional, dado que se trata de una especie de los mares árticos. Es como si de repente dijeran que han visto pasar una familia de pingüinos delante de la cabaña. Dado que la manta es una raya gigante, pensaríamos que se han esnifado a la pobre.
María José dice que Trapote está nerviosa, pero yo más bien me inclino a pensar que ella está especialmente susceptible y por eso ve fantasmas donde solo hay molinos, o morsas en lugar de tiburones. Dicho sea de paso, las imágenes que pudimos ver eran de una aleta saliendo del mar. O sea, más bien pienso que se trata de un escualo de tamaño medio. No sé si será aquel más grande que cierto concursante, del que este hablaba entusiasmado. Ahora se le ha visto muy cerca de la orilla, con lo cual o bien está buscando deprimido al ex tronista porque ni le llama ni le escribe, o no se encuentra bien de salud y está buscando la orilla para morir.
Decía que María José se ofende por el buen rollo y las bromas entre las chicas, lo cual es explicable. Su aislamiento y la privación del disfrute de estos últimos días en la isla le hace reacia a cualquier cosa que suponga diversión. Ella ha optado por andar sola en este tramo final del concurso, hasta tal punto que hasta se está apartando un poco de Parri, el cual se ha encargado los últimos días más de agradecer a Debi haberle salvado que de lamentar que su mami postiza esté nominada. La mami quizá ignora ese proverbio africano que reza así: "Si quieres ir rápido, avanza solo. Si quieres ir lejos, ve con otros". Le ha podido la prisa.
La diferencia entre las bromas o el cachondeo entre las chicas y las que se le escapan a Parri algunas veces es clara. Este se cuida de no soltarlas delante de la sargento Fernández y, por supuesto, después nunca se las cuenta. Ni siquiera suavizándolas y presentando su lado más amable. Quizá porque si lo hace está avalando en algún sentido el buen humor demostrado por las chicas. Ayer vimos como se reían de la cantidad de cosas que está acumulando Mariajo para llenar varias maletas en el viaje de vuelta. Trapote llegó a bromear sobre la posibilidad de que pescase al tiburón y se lo llevase también. Pues bien, el propio Parri intervino entonces. "Va a necesitar una lancha ella sola y otra para todos los demás", dijo el gallego. Y su comentario es muy significativo.
En realidad, su paso por el concurso ha pretendido ser un poco eso. Ella hubiera querido ir sola en una lancha, mientras el resto compartiera otra. Lo hubiera visto justo y aún pediría que le llevasen algún bulto en la otra embarcación. Lo peor de esto es que encima critica a los demás y se hace la víctima. Ayer el resumen nos mostró un montaje de imágenes interesante. Por un lado, Malena, Trapote y Deborah salían a coger caracolas. Del otro, inactividad total y críticas.
Ellas hacían su labor práctica combinándola con el disfrute de la misma. Al tiempo que cogían caracolas, por ejemplo, se detenían a mirar estrellas de mar de un naranja intenso. Lo normal, pienso yo. Siempre me pareció un error lo de ese profesor que censura al alumno que se queda absorto mirando una mosca. Pues déjale, que algo bueno sacará de ello y, además, es lo que se espera en ciertas edades. Estas concursantes emplean parte de su tiempo en pasarlo bien y esto hace que luego Debi dijese le apetecía volver a pescar. ¿No es eso importante?
Pues bien, mientras ellas hacían esto, al otro lado de la isla Parri pasaba el día tumbado y con María José al lado. Ambos criticando a las chicas por vagas. Pero, ¡por el amor de Dios! Si a Parri no se le ha visto mover un dedo hasta que no ha tenido otra opción. Si salió a pescar por primera vez cuando llevaba casi ocho semanas en el concurso. ¿Qué me están diciendo? Si por pescar tres o cuatro piezas se salva de hacer otras muchas labores porque esa labor desgasta y el mar cansa mucho.
María José es muy trabajadora pero hasta Deborah ha pescado en un solo día más que ella. Trabajar solo en lo que a uno le gusta y apetece es un privilegio. Esta concursante ha logrado tenerlo, lo cual demuestra su astucia. Por eso es tan falso eso que escucho o leo cada día sobre que han estado comiendo gracias a ella.
Vamos a ver, vamos a ver. Ella ha cocinado muchas veces (aunque no siempre, como es normal), ahora bien, comida han aportado todos. Eso sí, su labor en el fuego ha sido básica. Ayer mismo vimos como la llama casi se extinguía y Debi decía: "Esperamos a que vuelva mami troglodita". Ni siquiera se planteaba empezar a avivar la llama. Igual que digo una cosa digo la otra.
Lo que me llama la atención es ese rechazo del buen rollo. Las chicas se hacen sesión de estética porque les hace bien. Igual que Trapote acaricia en la cama el brazo de Deborah. O esta deja que aquella apoye la cabeza en su hombro mientras toman un poco el sol y miran el horizonte. ¿Qué hay de malo en ello? Envidia no es porque estoy convencido que a ella no le parece algo apetecible. Pero, entonces ¿por qué le molesta?
Como espectador confieso que me divierten las discusiones en un reality, pero mucho más me gusta ver a gente llevarse bien y disfrutando de las pocas cosas que tienen. En este caso, casi se tienen solamente a ellos mismos. Me emociona ver algo tan evidente como que nosotros mismos podemos ser generadores de bienestar. No teniendo nada más que ofrecer podemos dar tanto y tanto. Nuestro pulso acompañando el pulso del otro ya es bastante. Una caricia, un gesto de cariño, el calor de nuestro cuerpo, la respiración acompasada de dos amigos. No hablo de experiencia sexual ninguna, está claro. Me refiero a dos seres humanos dándose apoyo mutuo y mutua confianza. Generando bienestar uno en el otro. Y viceversa. No puede haber nada más bonito.
Lamento que María José haya compartido tan poco bienestar. Salvo con Parri, con quien las muestras de cariño son igualmente importantes pero algo más frías, lleva muchas semanas sin nadie en quien apoyarse. En realidad, desde el principio del concurso no recuerdo haberla visto muchos gestos de cariño, dejando aparte momentos como la despedida de Miguel o Román. No es algo criticable, solo que me da un poco de pena. Lamento que alguien como ella, una concursante que ha dado tanto para proporcionarnos el entretenimiento de verla y poderla criticar, no haya sabido extender esa generosidad con alguna más puesta en la propia convivencia con sus compañeros de concurso.
No estoy en este caso hablando de su falta de generosidad a la hora de repartir caracolas. Particularmente no llenaría la maleta con semejantes bultos dado que en cualquier tienda de la costa española se pueden encontrar caracolas más bonitas e igualmente grandes. En realidad las ha encontrado ella y está en su derecho de repartirlas como quiera, por muy feo que sea quedarse las bonitas y enteras, dejando las feas y partidas a los demás.
Tampoco pienso en que haya ido guardando y acumulando recuerdos del programa, porque eso quiere decir que nadie más los quiso, aunque recuerde a esos pobres ancianos aquejados del síndrome de Diógenes. Hablo de otra cosa, una generosidad para la que sobra todo lo que no sea uno mismo y nuestra capacidad para generar bienestar en los demás.
De lo que no podemos quejarnos es de lo mucho que han dado todos para llegar hasta ahí. Las condiciones en que viven son malas, muy malas. El programa dura casi ochenta días, tiempo muy prolongado para vivir tan mal y con tantas carencias. A la ausencia de los seres queridos o la cesión de la propia privacidad, características que comparte este reality con otros, se suman en este caso las penurias, el hambre y la vida básica que hacen, casi de náufragos. Por eso reitero un día más mi respeto a todos los que han vivido esta aventura, especialmente quienes han llegado hasta aquí.
Por una 'promo' vista estos días parece que mañana será finalista directa la concursante que se salve de la expulsión. Entonces se abrirían los teléfonos para elegir cual de los otros dos merece ser el tercer finalista: Parri o Malena. Esto puede ser así o todo lo contrario. En cualquier caso me parece que no están en igualdad de condiciones Debi y Malena, por ejemplo. La primera consiguió un último collar de líder que la habría hecho inmune durante dos semanas. Es el liderazgo más importante, sin comparación. Le sirvió para elegir en la práctica los dos nominados de esta semana y para situarse en la final anticipadamente.
Malena, por su parte, pudo haber sido nominada el jueves pasado y todavía pasará por la decisión de la audiencia aún no habiendo sido nominada por sus compañeros. Esta forma de elegir al tercer finalista es un pase directo a la final para Parri, al que ahora casi todos llaman Parris, broma que no logro entender pero si esto dura una semana más seguramente la habría terminado compartiendo y me veríais escribiendo su nombre de esa forma. Entre este concursante y Malena no hay duda de que los votos de la audiencia harán finalista al primero. Si no fuera por los legítimos ingresos que proporcionan las llamadas bien podrían evitarse el trámite y mandar directamente a Malena a la casilla de salida, como se dice en el Monopoly.
Y termino con una pregunta y la imagen supuesta de Malena dentro de veinte años, que nos faltaba dada su posterior incorporación al concurso. La pregunta es sobre algo afirmado por Eva González en la entradilla al resumen de ayer. El guión que lee la presentadora habla de una Trapote poniendo a caldo a María José a cuenta del tema de las caracolas.
Una vez visto ese fragmento del resumen yo no vi los improperios anunciados sino más bien una leve queja no exenta de comprensión. Me da igual que sea hacia un concursante o hacia otro, pero que el propio guión del programa pueda intentar condicionar las simpatías de la audiencia me parece un mal camino. Por ahí no. Se están equivocando.